"Con todo el dolor de mi corazón me voy a ir al hospital porque el hombro este lo tengo muy, muy dolorido". Con estas palabras se despedía Joaquín Sabina de su público en el WiZink Center. El cantante recibió un cálido aplauso y fue llevado al backstage por Joan Manuel Serrat, su compañero de escena. El intérprete de 19 días y 500 noches abandonó el escenario en silla de ruedas y la sala de conciertos en camilla. Una fuerte caída de la tribuna le impidió continuar con el espectáculo y fue ingresado en el Hospital Ruber de Madrid. Allí, el periodista y amigo del cantante Jesús Maraña tranquilizó a la prensa por la noche: "Tiene unas pequeñas fracturas en el hombro izquierdo por la caída y se va a quedar en observación para comprobar que está todo perfectamente", aseguró. Sin embargo, unas horas después, el artista era intervenido con éxito por un "pequeño derrame en la cabeza". Amigos y familiares se han acercado al centro para estar cerca de Joaquín.
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