“Han sido un par de meses increíblemente difíciles para toda nuestra familia”, dijo el pasado viernes Kate Middleton en un conmovedor mensaje en vídeo en el que contaba que padece cáncer y que ha dado la vuelta al mundo. Con gran valentía, la princesa de Gales relató en primera persona y después de un sinfín de bulos, especulaciones y teorías conspiranoicas, el infierno que ha vivido desde que ingresó en un hospital el pasado 16 de enero para ser operada. Como bien dice, no ha sido fácil para nadie de su familia y muy especialmente para su marido, el príncipe Guillermo, quién como heredero al trono, además ha tenido que lidiar con sus responsabilidades dentro de la Casa Real cuando no solo su mujer está enferma, sino que su padre también tiene cáncer. Lo cierto es que durante este tiempo de convalecencia, el primero en la línea de sucesión al trono ha dado unos pasos institucionales escasos, que antes de que se conociese la verdad fueron criticados y también se le ha visto triste. Unas presencias y ausencias que ahora cobran todo el sentido.
Centrado en el cuidado de su mujer
A mediados de enero, cuando el Palacio de Kensington emitió un comunicado en el que informaba que la princesa estaba ingresada y que había sido operada de una cirugía abdominal, fuentes oficiales aseguraron a varios medios británicos que el Príncipe posponía su agenda para estar junto a su esposa en el hospital. Una decisión que fue muy aplaudida por la opinión pública y por el propio Rey que le dejó ocuparse de lo verdaderamente importante. En aquel momento aún se desconocía que Kate tenía cáncer.
Las primeras imágenes viendo a Kate
El 18 de enero, al príncipe Guillermo se le vio por primera y única vez visitando en el hospital a Kate. Lo hacía al volante de su propio vehículo, un Audi E-Tron GT Carbon Vorsprung eléctrico, con gesto serio y sin saludar a los fotógrafos que se apostaban en las inmediaciones de The London Clinic, donde Kate permaneció durante trece días. Guillermo de Inglaterra también se centró en sus tres hijos y en que su rutina escolar se viera mínimamente alterada.
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Su evidente cambio físico
El 7 de febrero, el príncipe Guillermo participó en su primer acto público después de casi un mes. Fue su esperado regreso tras suspender su agenda para poder cuidar a su esposa y tras conocerse que su padre tenía cáncer. Apareció visiblemente desmejorado y delgado en una investidura en el Castillo de Windsor, muestra de los momentos de preocupación e intranquilidad vividos que se evidenciaron en su físico. Ese mismo día por la noche asistió a una gala, en la que coincidió con Tom Cruise, y donde se pronunció por primera vez sobre los problemas de salud de su mujer y su padre.
Nuevo secretario privado
El 12 de febrero, el príncipe Guillermo retomó su agenda con un gran cambio al nombrar a un exdiplomático británico como su secretario privado. Se trata de Ian Patrick, quien anteriormente trabajó para el exlíder demócrata Lord Paddy Ashdown, alto representante para Bosnia y Herzegovina entre 2002 y 2006. Después trabajó en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Commonwealth y Desarrollo de Reino Unido.
Los BAFTA más tristes
El 18 de febrero, el heredero acudió muy serio a los premios BAFTA sin Kate Middleton, donde recibió todo el calor de las estrellas británicas del cine. Durante su aparición estuvo charlando con Elaine Bedell, CEO del Southbank Centre, a la que le dijo: “Siento que Catherine no esté aquí, le encantan los BAFTA. Todas las películas que veo, ellas las ve conmigo. Lo hacemos juntos” y reconoció que este año, dadas las circunstancias, había visto menos películas que nunca. “He tenido muchas cosas en la cabeza, ha sido un poco, un poco así. Pero espero que pronto nos pongamos al día”.
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Su insólito posicionamiento sobre la guerra de Gaza
El 20 de febrero y por sorpresa, el príncipe Guillermo se posicionó sobre la guerra de Gaza. Los miembros de la realeza no suelen manifestar en público sus opiniones sobre política, pero él lo hizo y dijo: “Sigo profundamente preocupado por el terrible coste humano del conflicto en Oriente Medio desde el ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre. Demasiadas personas han muerto y yo, como tantos otros, quiero que los combates terminen lo antes posible. Hay una necesidad básica de aumentar la ayuda humanitaria a Gaza. A veces cuando nos enfrentamos a la magnitud del sufrimiento humano se comprende la importancia de la paz. Incluso en el momento más sombrío, no debemos sucumbir a la desesperación. Sigo aferrándome a la esperanza de que se puede encontrar un futuro mejor y me niego a renunciar a ello”. Unas declaraciones que fueron de lo más comentadas.
La ausencia en el funeral de su padrino que ahora se entiende
El 27 de febrero y cuando quedaban minutos para que diera comienzo el funeral en Windsor por el rey Constantino de Grecia, el príncipe Guillermo anunció que no acudiría alegando “motivos personales”. Esta escueta explicación dejó a muchos atónitos, ya que el antiguo monarca era padrino de bautismo del heredero británico y este iba a leer una de las lecturas en la ceremonia. Una extraña ausencia teniendo en cuenta los lazos familiares y de amistad entre los Windsor y la Familia Real helena, que muchos interpretaron como que la salud de Kate Middleton podría haber empeorado. Aunque se informó que la Princesa se encontraba “bien”, en realidad fue a finales del mes de febrero cuando la Princesa comenzó su tratamiento de quimioterapia preventiva, según informó hace unos días el Palacio de Kensington, lo que respondería al absentismo del príncipe en el funeral de su padrino.
Acude a una sinagoga
Debido quizá a su inesperado comunicado sobre el conflicto en Gaza, el príncipe Guillermo acudió el 29 de febrero a la sinagoga Western Marble Arch, en el centro de Londres para participar en un debate y una charla sobre el aumento del antisemitismo en Gran Bretaña. Ataviado con la kipá, el casquete redondo que usan los judíos para cubrirse la coronilla, se reunión con dos supervivientes del Holocausto.
En un ‘pub’ por el Día de Gales
El 1 de marzo, el príncipe Guillermo cambió radicalmente su actitud, seguramente haciendo de tripas corazón, aunque la procesión iba por dentro. Ya sabía que su esposa tenía cáncer. Apareció de lo más animado participando en diferentes actos con motivo del Día de Gales. Regaló sonrisas en su vista a un histórico pub, se hizo selfies y protagonizó simpáticas anécdotas. Se mostró con buen aspecto y muy distendido y simpático. Le dieron juguetes con dragones galeses para sus hijos y flores para su mujer.
El tándem con Camilla
El 12 de marzo, después de que se distribuyera la polémica foto de Kate Middleton y sus hijos por el Día de la Madre, Guillermo hizo piña con la reina Camilla en la Abadía de Westminster con motivo del Día de la Commonwealth. Fue un momento muy difícil, pues a las presiones y la retirada de la instantánea por parte de cuatro agencias internacionales de noticias de la foto que Kate editó y por lo que pidió disculpas, se sumaba el tratamiento de quimioterapia de su esposa que aun era secreto. Guillermo puso al mal tiempo buena cara. Los bulos no paraban de crecer y la opinión pública aún no conocía la gravedad del estado de salud de Kate. Participó en este servicio religioso tan arraigado en la monarquía británica e intentó que la preocupación no se viera reflejada. A pesar del duro momento que está viviendo, su posición dentro de la monarquía británica le hace indispensable en ciertos actos, sobre todo teniendo en cuenta la ausencia del monarca, también por cáncer.
‘Mi esposa es la artística’
A mediados de marzo, los príncipes de Gales vivieron su peor momento. Por un lado, el cáncer y el tratamiento de quimioterapia de Kate y, por otro, la gran crisis en la que se vieron envueltos por la foto del Día de la Madre, mientras aún no se sentían preparados para hablar de ello en público. En su visita a un centro juvenil del oeste de Londres, donde participó en un taller de decoración de galletas, manifestó lo siguiente: “Mis hijos son más artísticos que yo. Mi esposa es la artística”, unas declaraciones que llamaron la atención después de que Kate reconociera que había retocado su polémica imagen que provocó aún más intranquilidad en la opinión pública. En la gala de los Diana Legacy Award, que pretende perpetuar el legado de la princesa Diana, el príncipe pronunció un discurso tras el cual abandonó el lugar, justo en el momento en que su hermano, el príncipe Harry, conectaba con el auditorio en una videollamada.
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