La primavera empieza a despertar. Durante el mes de febrero, los almendros ofrecen un espectáculo natural que entusiasma a la vista, alegra el ánimo, perfuma el aire con de una delicada fragancia y despierta nuestros sentidos.
El invierno va tocando a su fin. Y nos los anuncian los almendros, que desde mediados de febrero, cuando florecen, se cubren de flores blancas y rosas. Los vemos salpicados por nuestras calles, quizá tengamos alguno en nuestros jardines, pero cuando lo que se admiran son campos y campos de almendros cubiertos de ese manto de color los paisajes se vuelven irresistibles. De la Quinta de los Molinos en Madrid al alicantino valle del Pop o Garrovillas de Alconétar, en Cáceres, escenarios que nos regalan las primeras flores del año.