1/10 © Shutterstock

CERRADA DEL RÍO CASTRIL, GRANADA

Castril está apartado de todos los caminos y de las grandes rutas, por eso a este pueblo de Granada que da nombre a un parque natural hay que ir a propósito. Cualquier esfuerzo para llegar hasta él lo merece y no solo por ver sus casitas blancas, su iglesia y las vistas desde su peña montañosa, sobre todo por caminar por la pasarela de madera que corre paralela a la Cerrada, el cauce que el río abrió hace millones de años por mitad del roquedal calizo. La meta final es una vieja central hidroeléctrica excavada en la roca y convertida en centro cultural.

2/10 © Shutterstock

PASARELAS DEL BARRANCO DE LA HOZ, TERUEL

Del buen número de cañones, cárcavas, surgencias y cascadas que se descubren en la sierra de Albarracín, uno de los más espectaculares es el cañón del río Blanco, afluente del Guadalaviar, cuyas aguas se desploman por un conjunto de resaltes y pozas de toba caliza de gran belleza. Desde Calomarde arranca una ruta de 6 kilómetros (idea y vuelta) que discurre por puentes de roca natural y pasarelas flotando sobre el cañón hasta llegar a un antiguo molino harinero en ruinas.

 

¿Sabes cuál es la excursión más bonita de Teruel?

3/10 © Shutterstock

PASARELAS DE MONTFALCÓ, HUESCA

El pueblo de Montfalcó quedó abandonado hace medio siglo, pero es en él donde nace el camino de madera que, desafiando a la naturaleza, trepa por los anaranjados cortados calizos de hasta 500 metros de altura que bordean el río Noguera Ribagorzana, en el embalse de Canelles. Al final, un puente colgante salva sus verdes aguas. Es la frontera líquida entre Huesca y Lleida, un paisaje agreste reservado para los espíritus más osados. El camino puede continuar hacia el norte por el desfiladero de Mont-rebei, uno de los cañones más impresionantes de España o regresar en catamarán si solo se quiere realizar la ruta de ida y volver sin ningún esfuerzo.

4/10 © Shutterstock

EL SALTILLO, MÁLAGA

Canillas de Aceituno y Sedella, dos de los pueblos más encantadores de la Axarquía, están unidos por algo más que una carretera. La ruta de El Saltillo, una de las etapas más emocionantes de la Gran Senda de Málaga, enlaza las dos localidades blancas salvando el profundo desfiladero por donde descienden las aguas limpias del río Almanchares. El recorrido son 8 kilómetros que se hacen por libre y el gran atractivo es su puente colgante a 70 metros de altura.

 

Málaga más allá del mar, por sus pueblos más desconocidos

5/10 © Shutterstock

LA RUTA DE LOS PANTANEROS, VALENCIA

En el entorno del pueblo blanco de Chulilla, la ruta de los Pantaneros, revive el camino que seguían, a mediados del siglo XX, los trabajadores de la presa de Loriguilla. Para los que les gusta la aventura, las pasarelas que recorren las anaranjadas hoces del río Turia, que alcanzan los 80 metros de altura, no pueden ser más emocionantes, porque atraviesas ligeros puentes colgantes que recuerdan a los del Himalaya. El más alto se sitúa 15 metros sobre las aguas, pero este y los demás son de lo más seguros.

6/10 © Shutterstock

PASARELAS DEL RÍO MAO, OURENSE

En lo más profundo de la Ribeira Sacra ourensana, un camino de madera de casi un kilómetro avanza apoyado en la escarpada margen izquierda del cañón del río Mao hasta su desembocadura en el navegable Sil. Tiene 800 metros de longitud y salvo el tramo final de descenso escalonado, discurre sin apenas desnivel. El paseo se puede prolongar por la orilla del remanso que forma el Mao hasta la aldea de Barxacova.

7/10 © Shutterstock

PASARELAS DEL RÍO VERO, HUESCA

En la comarca del Somontano, famosa por el vino, la bonita villa medieval de Alquézar lo es por el agua, la del río Vero, que ha tajado a sus pies un formidable cañón por el que podemos caminar, casi suspendidos en el aire, a través de la ruta de las Pasarelas. Suspendidas sobre las paredes verticales, se trata de un recorrido circular de 3 kilómetros, con poco desnivel y nula dificultad, por lo que se puede ir incluso con niños (pasarelasdealquezar.com. Entrada: 3-4 €).

8/10 © Shutterstock

CERRADA DE ELÍAS, JAÉN

A solo 5 minutos de la Torre del Vinagre, el principal centro de información del Parque Natural de Cazorla, en la carretera que une el embalse de El Tranco con Arroyo Frío, está uno de los paisajes más bellos de este espacio protegido: las pequeñas cascadas por las que se despeñan las aguas del río Borosa. Un sendero por pasarelas de madera ancladas a la roca recorre la sinuosa garganta que ha tallado el río hasta la cascada. Desde la piscifactoría, punto de inicio, la ruta son 4 kilómetros.

 

Qué ver y hacer en el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas

9/10 © Shutterstock

SENDA DEL CARES, LEÓN/ASTURIAS

Por las vistas que ofrece, con puentes tendidos de pared a pared y cornisas talladas en la roca al borde del abismo, la senda del Cares es una de las excursiones más impactantes y atractivas del sector leonés del Parque Nacional de los Picos de Europa. El paseo por el asombroso tajo abierto por el río Cares arranca a pocos metros de Caín, donde las paredes parecen estar cortadas a plomo, lisas y juntas entre sí, y lleva hasta Poncebos, ya en el lado asturiano. Son 12 kilómetros de ruta, para los que habrá que calcular unas cuatro horas.

10/10 © Shutterstock

CAMINITO DEL REY, MÁLAGA

Entre las sierras de Ronda y Antequera, el río Guadalhorce ha labrado durante miles de años una angosta garganta a la que podemos asomarnos desde este sendero mítico al que dio nombre el rey Alfonso XIII. Una verdadera obra de ingeniería de principios del siglo XX que conectaba los saltos de agua del Chorro y del Gaitanejo y hoy podemos recorrer, en buena parte, por las pasarelas colgantes a 100 metros de altura que serpentean sus paredes de roca. La aventura, reservada para los que no sufren de vértigo, tiene 7,7 kilómetros y el punto de partida es la localidad de Ardales. La entrada cuesta 10 € (caminitodelrey.info).

Más sobre: