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Más que negra, la Hochschwarzwald alemana es verde, cubierta en su mayoría por bosques de abetos altísimos y adornada de lagos, suaves cumbres, infinitos senderos y pueblos encantadores de casas con entramados de madera. Nos detenemos en algunos que nos vuelven locos.

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TRIBERG

Este hechizante pueblo de la Selva Negra a unos 50 kilómetros de Friburgo tiene muchas cosas de las que presumir, pero, sobre todo, de sus relojes de cuco, que son los más grandes del mundo y de lo que esconde entre sus espesos bosques: la cascada más alta de Alemania. Para admirar también su iglesia, una joya del barroco, y el Museo de la Selva Negra.

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SASBACHWALDEN

Por muchas listas que se hagan de pueblos bonitos de Alemania, Sasbachwalden siempre está incluido, pues es como una maqueta rodeado de viñedos. Además de admirar sus casas con fachadas típicas muy bien conservadas que se suceden a lo largo de sus sinuosas calles y trepan por las colinas, es toda una invitación a disfrutar del vino.

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GENGENBACH

En el valle de Kinzig y entre Baden-Baden y Friburgo, Gengenbach es un lugar de cuento. Con su muralla, sus torres medievales y un casco antiguo que es un laberinto de callejuelas empedradas y casas de colores con entramados de madera. Curiosa resulta también la fachada de su ayuntamiento, que imita un calendario de adviento.

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LAUFENBURG

Hoy es uno, unida por un puente cautivador que salva las aguas del Rin, pero este pintoresco pueblo muy disputado por Francia, Suiza y Alemania llegó a estar separado en dos. De él gustan sus callejones empedrados, sus torres, fuentes y hasta las ruinas del antiguo castillo.

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SCHILTACH

En este otro pueblo de la Selva Negra de cuento por sus casas con entramados típicas, uno no sabe con cuál quedarse hasta que llega y ve la que ocupa el hotel Adler. Por sus vistas, el desnivel de las calles y, sobre todo, su arquitectura, Schiltach es de postal.

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