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CALAS DE ROCHE, CONIL DE LA FRONTERA

Son siete pequeñas calas protegidas por elevados acantilados que las protegen del viento de levante. De ellas solo cuatro tienen accesos habilitados, aunque es posible descender a todas durante la bajamar. Un sendero entre matorral mediterráneo une todas ellas y permite disfrutar de unas estupendas vistas. Próximo queda el faro de Roche, a cuyos pies se encuentra el puerto de Conil de la Frontera.

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CAÑOS DE MECA

Las playas de Caños de Meca son para todos los gustos: está la más concurrida y divertida del Pirata –con sus animados chiringuitos–, la salvaje de los Castillejos y, en el entorno del cabo de Trafalgar, las de la Marisucia y el Faro, perfecta esta para un paseo al caer el sol, porque no es que sea larga, es larguísima (hasta Conil se puede llegar caminando por la arena), y arranca en el mismo faro.

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LA CALETA, CÁDIZ

Abierta a la diáfana bahía que lleva su nombre, Cádiz tiene en la playa de La Caleta una de sus imágenes más representativas. Un arco de arena de color canela que flanquean el castillo de San Sebastián, a un lado, y el de Santa Catalina, al otro, y que, a la caída de la tarde, regala unos atardeceres espectaculares. Fue en ella donde se rodó la escena en la que Halle Berry emergía de las aguas con un bikini naranja y un puñal en la cadera encendiendo al James Bond de Muere otro día, y también uno de los escenarios donde se rodó Alatriste.

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BOLONIA, TARIFA

Más de tres kilómetros de longitud tiene esta ensenada abierta al mar y a los vientos, que aquí hay que tener muy presentes, porque soplan con fuerza. Además de para un largo paseo, Bolonia también invita a escalar sus dunas móviles, especialmente por la mayor de ellas, con más de 30 metros de altura y 200 de anchura, que avanza hacia el pinar de pino piñonero repoblado que la custodia. Pero la playa de Bolonia ofrece además un baño de cultura, porque a orillas del mar están las ruinas de la ciudad romana de Baelo Claudia, uno de las mejor conservadas de la Hispania Romana, con los restos del foro, los templos, el santuario, el mercado, la basílica, el teatro, las termas y, sobre todo, las fábricas de salazones, la principal riqueza de su pujante industria. En verano, además de visitas guiadas y amenizadas, acogen representaciones teatrales.

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LOS LANCES, TARIFA

Tarifa es una ciudad blanca que en verano principalmente se llena de colores. Son los jóvenes que toman sus calles, ataviados con ropajes chillonas, casual y surferas, que no tienen más ídolo que el viento que sopla en la vecina playa de Los Lances, un ancho arco de arena blanco lamido por las aguas del Atlántico y cuyas olas mecen a los amantes de los deportes acuáticos.

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PLAYA DE LOS ALEMANES, ZAHARA DE LOS ATUNES 

Pasado el pueblo de Zahara de los Atunes y al final de la urbanización Atlanterra, salpicada de lujosas casas con vistas espectaculares al mar, se descubre entre los cabos de Gracia y de la Plata esta extensa playa también llamada Cabo de Plata, cuyo acceso se realiza por una empinada escalera de piedra. Abajo espera un arenal de color dorado y fina arena, aguas cristalinas y el verde de la colina a sus espadas. A su izquierda queda el faro Camarinal, al que se puede llegar para contemplar las panorámicas sobre el océano.

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LA BARROSA, CHICLANA

Ocho kilómetros de playa de finísima arena regalan un paisaje de contrastes en este rincón gaditano, porque tiene un tramo muy urbanizado y frecuentado frente a otro más natural con pinares y dunas cubiertas de vegetación. En el tramo más urbanizado el paseo marítimo es lugar de encuentro y parada en sus muchos chiringuitos, bares y restaurantes. En su zona más virgen, una maravilla el paseo escoltado por los pinares.

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EL PALMAR, VEJER DE LA FRONTERA

Vejer de la Frontera es un pueblo muy bonito, con su caserío de cal protegido por una muralla, su castillo en lo alto y sus estrechas y laberínticas calles adornadas de iglesias mudéjares, palacios, casas con patios y plazas donde sentarte a tomar un vino con pescaíto frito. Pero, a 15 kilómetros de todo ello, Vejer también tiene espacio para una playa, una larga y abierta playa de fina arena y aguas transparentes que surge entre los cabos Trafalgar y Roche. Su entorno natural ha contribuido a que esta sea una de las pocas vírgenes de la zona.

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PUNTA PALOMA, TARIFA

Tarifa tiene mucho de África. De hecho, nada más salir de los límites de la localidad y a partir del cabo de Punta Paloma comienza un paisaje dunar de gran magnitud y encanto que extiende sus brazos a lo largo de varios kilómetros de costa. Es precisamente una dorada duna gigante lo más característico de esta playa a 10 kilómetros de la localidad, desde cuyas alturas se disfruta de unas vistas espectaculares.

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ZAHORA, BARBATE

Entre Caños de Meca y El Palmar está la extensa playa de arena blanca y fina de la pedanía de Zahora. Un arenal de unos tres kilómetros de longitud que comprende desde el tómbolo del faro de Trafalgar hasta la playa de Mangueta. Tan larga es que se divide en tres tramos, cada una con nombre propio: La Aceitera o Cala Isabel; Sajorami y la playa de la Mangueta, limitada por un riachuelo.

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