Europa se achicharra con la ola de calor. Típico titular de periódico estos días y no es para menos, porque no solo España, el calor extremo golpea al Viejo Continente, especialmente en la zona sur, donde las temperaturas superan los 40º. Portugal, España, Francia, Italia... pero también el Reino Unido sufre un calor que ya no sabemos si llamar 'inusual'. Sea como sea y como a grandes males, lo mejor es buscar grandes remedios, hemos ido en busca de algunos pueblos de España que, además de bonitos, son frescos. La brisa del mar o el aire de las montañas hace que estos rincones gocen de temperaturas que bajan considerablemente la media nacional, así que lo mejor será preparar una escapada, huir de las altas temperatura y, de paso, conocer algunos de los pueblos con más encanto de nuestra geografía.

MOLINA DE ARAGÓN, GUADALAJARA
¿Sabías que Molina de Aragón es el pueblo más frío de España? Ha llegado a registrar mínimas de -28º C, aunque no en verano, claro. Pero ahora mismo, si consultamos su temperatura estos días, nos encontraremos con una agradable media de 30º, muy por debajo de otros municipios españoles.
Merece la pena acercarse a esta localidad a las puertas del Alto Tajo que cuenta con una de las fortalezas más importantes de España, un espectacular castillo medieval que domina la villa desde lo alto de la montaña; unas murallas bien conservadas, no pocas iglesias, los encantadores barrios de la judería y la morería y, para rematar, un nuevo Parador, el último en incorporarse a la famosa red de establecimientos. Abrió sus puertas el pasado mes de mayo y cuenta con vistas excepcionales a la fortaleza y una arquitectura contemporánea que fusiona perfectamente con el bello paisaje de su entorno.

BULNES, ASTURIAS
Nos vamos al concejo asturiano de Cabrales para disfrutar de esta pequeña localidad de poco más de 30 habitantes, en el corazón de los Picos de Europa, a la que solo se llega en funicular o caminando por una ruta estrecha y en constante pendiente. Como la mayoría optará por el funicular, hay que dirigirse a la localidad de Poncebos, donde dejar el coche –habrá que madrugar porque no hay demasiadas plazas de aparcamiento al coincidir con el comienzo de la Ruta del Cares– y emprender la subida hasta la entrada del pueblo, en apenas siete minutos. A la belleza del municipio, con casas de piedra caliza y calles empedradas, se suma la del entorno. A unos 10 minutos andando encontramos uno de los mejores miradores al Naranjo de Bulnes (pico Urriellu), si las nubes nos dan una tregua.
Aquí huir del calor es fácil sentándose a tomar algo en alguna terraza junto al río, que atraviesa la localidad, donde disfrutar de la gastronomía de la zona o una sidra fresquita. En el entorno se pueden hacer numerosas rutas senderistas y refrescarse en las pozas y pequeños saltos de agua. En Bulnes hay alojamientos rurales donde quedarse a dormir o regresar a Poncebos de nuevo en funicular. También hay quien opta por hacer el descenso andando –incluso familias con niños– aunque el desnivel es considerable, el paisaje es una maravilla y se atraviesan varias pozas de agua donde darse un baño antes de alcanzar Poncebos.

MONDOÑEDO, LUGO
Con temperaturas en Galicia más suaves que en el resto de España, es motivo más que justificado para una escapada, pero es que además, Mondoñedo, situado a menos de 20 kilómetros de la costa y rodeado de montañas, cuenta con otros muchos. Un precioso casco histórico en el que destaca la Catedral de la Asunción, Patrimonio de la Humanidad, o una visita a la cueva de O Reí Cintilo, la más grande de Galicia. A tan solo 20 minutos de esta localidad se encuentra la famosa playa de Las Catedrales, donde refrescarse en una de las playas más bellas de España.

SANTILLANA DEL MAR, CANTABRIA
La villa museo de Santillana del Mar es la visita imprescindible para quienes están en Cantabria. Paseando por sus calles empedradas se van descubriendo casonas y palacios, talleres de artesanos, pequeños comercios donde llevarse un recuerdo o algo de gastronomía, edificios señoriales que asoman a sus plazas o la colegiata de Santa Juliana y su fantástico claustro, una joya del arte románico. En este templo se conserva una reliquia del Lignun Crucis, un trozo de madera que perteneció a la cruz de Cristo. A las afueras la «Capilla Sixtina del arte rupestre», la cueva de Altamira, y su Museo, donde se ve la réplica en la Neocueva.
Aunque la temperatura en Santillana ya es más que agradable para refrescarse aún más podemos acercarnos a la zona de la costa. Perteneciente a la cercana localidad de Ubiarco –dentro del municipio de Santillana– se esconde la ensenada de Onzapera, una piscina natural bien protegida donde darse un baño muy refrescante. Al final resulta que Santillana, sí tenía mar.

ALBARRACÍN, TERUEL
Unos cuantos grados menos conseguirán quienes elijan este pueblo de la provincia de Teruel para su escapada. Frescor le dan el río Guadalaviar, situado como está en una curva cerrada a su paso por la localidad, y la sierra llena de pinares conocidos como el Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno. En el que es uno de los pueblos más bonitos de España destacan el castillo, la catedral, la muralla, la plaza mayor porticada o las casas-palacio. El Museo de Juguetes (museodejuguetes.com) se llena de muñecas y juegos de otras épocas y de fósiles de criaturas marinas el centro Mar Nummus, perteneciente al Territorio Dinópolis (dinopolis.com). Pero, a decir verdad, solo el paseo por su larguísima muralla y una visita a la casa de la Julianeta justifican más que de sobra el viaje.

CARMONA, CANTABRIA
Perteneciente al municipio de Cabuérniga, la localidad de Carmona no es tan conocida, pese a pertenecer a Los Pueblos más Bonitos de España, como otras de Cantabria. Declarada conjunto histórico, enamora por sus calles y rincones tranquilos donde las casonas típicamente cántabras llenan de flores sus balconadas y por su entorno de infinita belleza. Aquí vivimos la Cantabria montañesa, la de tradición ganadera y artesana que aún se mantienen hoy en día, donde se homenajea a la vaca tudanca con una estatua.

CUDILLERO, ASTURIAS
Siempre en la lista de los pueblos más bonitos de Asturias, al puerto viejo de esta localidad le dicen «El anfiteatro» por sus casas rosas, naranjas, azules, amarillas, blancas… escalonadas en el monte como palcos cuya escena es la Marina. Un lugar único en el que pasear por sus calles salpicadas de casas indianas, recorrer el barrio de los pescadores, o ascender a la parte alta hacia el faro. No hay que dejar de visitar el Palacio de los Selgas, conocido como «el Versalles Asturiano», donde se accede los bellos jardines inspirados en los franceses, el palacio, la colección de tapices de los siglos XVI y XVII, un Museo Escolar de principios del XX y la iglesia-panteón.
Para refrescarse lo mejor será sentarse en alguno de sus restaurantes, como el popular Casa Julio, donde probar una merluza de pincho o un poco de pixín (rape) y una buena sidra. Para los carnívoros, un cachopo. Y para refrescarse aún más, los cercanos acantilados de cabo Vidio, brisa marina en uno de los mejores observatorios de la costa occidental asturiana.

BAGERGUE, LLEIDA
Situado en el valle del Alto Arán, el pueblo de Bagergue es el más alto del valle –con 1.490 metros de altitud–. Pertenece a Los Pueblos más Bonitos de España desde 2019 y es que esta localidad de montaña, con casas de tejados de piedra, balcones en madera cuajados de flores y rodeada de un precioso paisaje natural, tiene encantos sobrados para sumarse a la Asociación de los Pueblos más bonitos de España. En la visita hay que acercarse al museo etnográfico de Eth Corrau, la iglesia parroquial de San Félix, del siglo XIII, o la ermita de Santa Margarita, a un kilómetro siguiendo el río.

TAZONES, ASTURIAS
Tazones es una villa marinera minúscula en la Comarca de la Sidra. Eso sí, de postal. Arrimada al mar, encajada entre salientes rocosos y rodeada del siempre verde paisaje asturiano. Fue en este lugar en el que un joven Carlos de Habsburgo, futuro monarca Carlos I de España, pisó por primera vez con 17 años suelo español, en 1517. Un acontecimiento histórico que la localidad recuerda hoy en día en placas, nombres de restaurantes y hasta una fiesta que se celebra cada año, el 17 de agosto, donde se escenifica el desembarco con vecinos vestidos con traje de época y la localidad volcada en las fiestas de San Roque.
Hay que visitar los barrios de San Roque y San Miguel con sus casas de pescadores, bajar al puerto y darse un chapuzón en su pequeña playa, o sentarse a la mesa de alguno de los restaurantes con terraza donde probar productos frescos del mar.

LASTRES, ASTURIAS
Otra de esas villas fotogénicas asturianas, en el concejo de Colunga, con un caserío colgado de la montaña. Calles estrechas y empedradas, casas blancas con corredores de madera, palacios, casonas, plazoletas llenas de encanto, fuentes, escaleras… nos esperan en el recorrido hasta desembocar en el puerto, donde asistir a la subasta de pescado en la lonja. Desde el mirador de la ermita de San Roque se obtiene la mejor panorámica del caserío, con el puerto deportivo y al fondo la magnífica playa de La Griega –donde luego habrá que acercarse a darse un baño–. El plus a esta bella localidad lo pone el MUJA, el Museo del Jurásico de Astruias, con réplicas de dinosaurios a tamaño real.