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Estrecho del Bósforo y vista de  Santa Sofía en Sultanahmet, Estambul© nejdetduzen - stock.adobe.com

Fener y Balat, un idilio de casas de colores, monumentos y cafés vintage en el Cuerno de Oro de Estambul

Los dos barrios de moda de la gran ciudad euroasiática cuentan la historia de griegos, judíos y minorías étnicas que poblaron sus calles y dejaron numerosos edificios de gran interés cultural entre marañas de calles donde hoy convive el comercio tradicional y el ansia de modernidad.


Por: Carlota Jiménez
2 de junio de 2025 - 8:00 CEST

Es cierto que, para conocer a fondo Estambul, hay que partirla como si de un pastel se tratase. Separando la zona asiática de la europea a través del estrecho del Bósforo, que divide, a su vez, el mar Negro arriba y el pequeño mar de Mármara abajo, queda la zona más turística de la ciudad turca, en el lado más occidental: el Cuerno de Oro. Este estuario, que en su día hizo de límite entre Constantinopla y Gálata, enfrenta ahora las orillas de la ciudad vieja y la ciudad moderna, sus respectivas réplicas en la actualidad. 

Vista aérea al otro lado del Cuerno de Oro desde la Torre Gálata, Estambul© bonilook - stock.adobe.com

Más allá de zonas como Topkapi, el barrio comercial del Gran Bazar o la conocida Santa Sofía en Sultanahmet, existen dos barrios con sus particularidades, pero que se visitan como uno solo: Fener y Balat. En ellos, la historia está escrita por la huella de las comunidades griega, judía, musulmana y armenia, una de las zonas más antiguas de Estambul, conocida por muchos por el boom de las series turcas donde aparecían sus bellas casitas de colores, pero con muchos más secretos que mostrar a quienes se alejan de la parte más céntrica.

La comunidad griega que fundó la localidad, según cuenta la leyenda del rey Bizas de Megara, sumada a la posterior población judía, que tras la conquista otomana crecería para dar cabida a todos aquellos expulsados de España, aún define la esencia de estos dos barrios que hasta hace unos años no eran nada turísticos. Fener, nacido en el siglo XV a raíz de la población griega desplazada, y Balat, antiguamente de mayoría judía, están incluidos en las Zonas Históricas de Estambul, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Cada uno tiene su historia, su belleza y sus costumbres, y a pesar de que el tiempo las pueda haber diluido, aún son palpables las diferencias en sus calles y edificios. 

Calles de colores en los barrios de Fener y Balat en Estambul. Turquía© Getty Images

Fener y Balat están entre las zonas más antiguas de la ciudad, conocidas por muchos por el boom de las series turcas donde aparecían sus bellas casitas de colores

DESCUBRIENDO EL BARRIO DE FENER

El forzoso traslado del Patriarcado ortodoxo de la basílica de Santa Sofía a Fener por parte de los otomanos hizo que los griegos crearan aquí su asentamiento. A cambio, el trato de favor hacia ellos, otorgándoles puestos importantes, creó un estado de riqueza que puede verse en muchas de sus elegantes casas y mansiones, muchas de las cuales ahora se están rehabilitando. Su empinado perfil está coronado por el rojizo Liceo Griego Ortodoxo, la escuela griega más prestigiosa de Estambul, anexo a la Iglesia de Santa María de los Mongoles, repleta de leyendas y con uno de los retablos más antiguos y singulares de la ciudad.

Escuela secundaria griega Estambul Balat Fener, también conocida como escuela roja© Aytug Bayer - stock.adobe.com

No muy lejos se encuentra el Patriarcado Ortodoxo de Constantinopla, una de las cinco principales sedes de la religión cristiana en el mundo y un lugar interesante para entender la historia de Estambul. Esa se encuentra en la Catedral de San Jorge, en la que se guardan objetos de incalculable valor, como el trono del patriarca de Constantinopla, reliquias de mártires como Santa Eufemia o la Piedra de la Flagelación de Jesús.

Catedral de San Jorge en Estambul© gatsi - stock.adobe.com

Las calles estrechas y laberínticas que hacen fácil perderse llevan también a otros lugares históricos de gran interés en el barrio, como la iglesia de San Esteban de los Búlgaros, en el límite con Balat, famosa por tres aspectos: haber sido construida en estilo neobarroco con toques neogóticos y neobizantinos, ser enteramente de hierro fundido y fabricarse en Viena para ser traída pieza a pieza posteriormente. Junto a ella se puede seguir el trazado de las murallas bizantinas hacia Balat o curiosear otros rincones del barrio, como la desconocida iglesia ortodoxa de San Nicolás, la bizantina mezquita de Gül, la bella Escuela Maraşlı o la interesante Biblioteca y Centro de Información de Obras de Mujeres.

Pero no se puede abandonar el barrio sin antes ver sus famosas calles de colores. Kiremit Caddesi es la más famosa de ellas, un conjunto de casas de tres o cuatro plantas donde vivía la antigua elite griega y que ahora tiñe de azules, verdes, rojos, amarillos y muchos otros tonos el paseo de los visitantes. En el límite entre Fener y Balat se encuentra Merdivenli, la calle más empinada de todas, conocida también como 'Escalera de la Escuela', también repleta de edificios de colores, uno de los conjuntos mejor conservados, donde pueden verse los ‘cumba’ o balcones donde los antiguos propietarios solían sentarse a tomar algo observando a los transeúntes. 

Calles de colores en los barrios de Fener y Balat en Estambul. Turquía© Seckin - stock.adobe.com

La calle Vodina Caddesi es una de las más famosas, repleta de cafeterías, galerías y tiendas de todo tipo, como la tienda de antigüedades Mekan Antik (@mekanantikistanbul), donde se realizan regularmente animadas subastas. En la misma calle se alza otro edificio curioso, la Iglesia de la Metrología, a la que solo se puede entrar una vez al año: el 23 de abril. 

POR EL BARRIO DE BALAT

Los límites entre ambos barrios han evolucionado con el tiempo, pero aún es palpable la diferencia. Balat, más llana y un carácter marcado por su pasado judío y las minorías que ha cobijado durante años, se extiende contiguamente a Fener siguiendo la costa del Cuerno de Oro. Mezquitas, iglesias y sinagogas - de las cuales se cree que pudo haber hasta 20 a la vez - se mezclan aquí en una convivencia ejemplar. A pesar de que muchos de los judíos se marcharon tras la creación del estado de Israel, su paso por este barrio de calles empedradas es notorio.

Esplendor y decadencia se reúnen en este lugar en el que actualmente se cuentan tres sinagogas, entre las cuales están la de Ahrida y la de Yanbol. La primera de ellas, la más antigua de Estambul, fue construida en el siglo XV por judíos procedentes de la actual Macedonia. En ella pueden verse numerosas vidrieras y lámparas de época, aunque el elemento que más destaca es la Tebá de Ahrida, una tarima de madera en forma de proa de barco que unos relacionan con el Arca de Noé y otros con los navíos en los que llegaron los sefardíes tras su expulsión de la península ibérica.

Iglesia de San Salvador de Cora en Estambul, Turquía© EvrenKalinbacak - stock.adobe.com
Interior de la iglesia de San Salvador de Cora.

Si hay un edificio religioso que resalta en el barrio de Balat, y que es injustamente ignorado por muchos de sus visitantes, es la Iglesia de San Salvador de Cora, uno de los monumentos más importantes de Estambul

Tanto esta como la Sinagoga de Yanbol son los únicos templos hebreos que siguen abiertos en el barrio, aunque son pocos los actos que se celebran en ellos y su apertura al público está más sujeta a las visitas guiadas. La entrada de esta última, ubicada en la comercial calle Leblebiciler, pasa totalmente desapercibida. Sin embargo, su bello interior, si se tiene la oportunidad de verlo, rezuma elegancia, con incrustaciones de madre perla y marfil y artesonado de madera con pinturas florales.

Si hay un edificio religioso que resalta en este barrio, y que es injustamente ignorado por muchos de sus visitantes, es la iglesia de San Salvador de Cora, uno de los monumentos más importantes de la ciudad. Ejemplo del estilo bizantino, sus mosaicos y frescos son los mejor conservados de Turquía. Convertida en mezquita tras la conquista otomana, no fue hasta mitad del siglo XX cuando se restauró para abrir como el Museo Kariye. Mármoles policromados y detalles en oro adornan este templo que nació en el siglo IV en los límites de las murallas y que hoy en día es uno de los edificios más impresionantes de Estambul. 

La iglesia de Pammakaristos es una de las iglesias bizantinas ortodoxas griegas mejor conservadas de Estambul, con sus hermosos mosaicos.© SirioCarnevalino - stock.adobe.com
Pammakaristos es una de las iglesias bizantinas ortodoxas griegas mejor conservadas de Estambul, con sus hermosos mosaicos.

Una buena colección de mosaicos bizantinos tiene también la iglesia de Pammakaristos, que corrió la misma suerte de convertirse más tarde en mezquita y, actualmente, en museo. Sin embargo, la suerte que corrió San Salvador de Cora no fue la misma que le tocó en gracia, pues el templo musulmán alteró gran parte de su magnificencia, siendo salvado, por suerte, el paraclesión. Este, los jardines interiores y la pequeña mezquita adyacente forman parte del pequeño centro cultural y su muestra de arte bizantino tardío. No muy lejos, el Palacio de los Porfirogenetas, del siglo XIII y un día hogar de los últimos emperadores de Bizancio, es también un museo centrado en la artesanía y el arte, rindiendo homenaje al uso que se le dio durante el gobierno otomano de Estambul.

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A lo largo de Fener y Balat se suceden multitud de cafés y comercios tradicionales, algunos guardando la estética del lugar y otros abocándose a los colores de las famosas casas que salpican algunas de sus calles. Muchos de ellos se asientan sobre las antiguas murallas de la ciudad, mientras que otros se reparten por el entresijo de calles. La vida local y la de los visitantes se entremezcla en sitios donde pararse a tomar un bocado y que vale la pena apuntar: 

  • Agora Meyhanesi: Frente a la sinagoga de Yanbol, esta taberna de más de un siglo de antigüedad ofrece delicioso mezes raki (anís turco), al que nadie se puede negar. (@agorameyhanesii).
  • Tarihi Fener: Con vistas increíbles al Cuerno de Oro desde su azotea, sus platos tradicionales, que van desde la sopa de ajo hasta el kebab, son la mejor forma de conocer la cocina turca (@feneriskembe34).
  • Atölye Kafasi: Un café dentro de un taller donde tomar un refresco, un buen té o un pequeño aperitivo y comprar alguno de los productos artesanales que se producen allí (@atolyekafasi).
  • Altan Şekerleme: Una confitería centenaria donde llevarse un buen recuerdo a base de dulces tradicionales turcos, como el seker ezmesi (altansekerleme.com).
  • Otros lugares que sirven comida internacional y turca - además de su famoso café - son Faro Caffé&Patisserie y Old Balat Cafe & kitchen, mientras que Merkez Sekercisi (merkezsekercisi.com) ofrece toda clase de helados y caramelos caseros y locales desde hace más de un siglo. Si buscas una taberna donde la cocina griega se fusiona con la del Bósforo, Barba Vasilis (barbavasilis.com)  siempre será una buena opción.

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