Para conocer Budapest hay que empezar por sus iconos monumentales. A orillas del Danubio está el majestuoso edificio del Parlamento, uno de los más grandes del mundo y centro del poder en Hungría. Se puede visitar su interior para descubrir su imponente cámara, el antiguo hemiciclo, la escalera decorada con oro, estatuas, vidrieras y columnas de mármol, o salas impresionantes como la de la Cúpula o la que custodia las joyas de la Corona húngara. Entre la visita y explorar sus alrededores tendrás que reservar unas dos horas.
CRUZA EL PUENTE DE LAS CADENAS
Otro icono de la ciudad es el puente más antiguo de Budapest y el más conocido de todo el Danubio. Protegido con leones de piedra, ningún lugar que este para contemplar las vistas de una ciudad cortada en dos por la brecha del río, espectacular al caer la noche. A un lado queda la Buda aristocrática, con su castillo en lo alto; al otro, la Pest comercial que se despliega entre bulevares concéntricos tras el Parlamento.
DE PASEO POR LA ELEGANTE AVENIDA ANDRÁSSY
La plaza Erzsébet y la muy frecuentada plaza de los Héroes están unidas por esta elegante calle que acaba junto al Parque de la Ciudad y la Unesco ha declarado Patrimonio de la Humanidad. Durante el paseo por ella podrás contemplar las bonitas fachadas de las casas y palacios renacentistas coronados por cariátides que se suceden en el recorrido, hacer compras en las boutiques más exclusivas –Armani, Dior, Louis Vuitton…–, comer en restaurantes de moda y admirar el edificio de la Ópera. Otra de las calles importantes es la peatonal Váci Utca, solicitadas para las compras o a cualquier hora del día.
LA PANORÁMICA DESDE EL CASTILLO
Andando o, más cómodo, en funicular, solo tardarás un minuto en subir a Buda para ver cómo Budapest se engrandece en la parte alta. Entre mansiones renacentistas y barrocas, aquí está otro de los imprescindibles de la ciudad: el Castillo, también conocido como Palacio Real, pues fue la residencia de los Reyes de Hungría. La panorámica desde el Bastión de los Pescadores casi eclipsa la iglesia de Matías, donde han sido coronados todos los monarcas, y la basílica catedral de San Esteban, de dimensiones poderosas.
EN TRANVÍA O EN EL METRO MÁS ANTIGUO DE EUROPA
Para moverte con facilidad por la ciudad hay autobuses, taxis, tranvías (recomendable el número 2 que une todos los imprescindibles) y metro, ¡el más antiguo de Europa y el segundo del mundo! La línea 1 (la amarilla) fue construida en 1892, sus estaciones son muy poco profundas –a poco más de dos metros por debajo del suelo– y recorre los puntos más céntricos de la capital. La Unesco la ha incluido en su lista del Patrimonio de la Humanidad.
DOS HORAS EN EL BALNEARIO GÉLLERT
Budapest es la capital mundial de los baños termales. Y para empezar a descubrirlo, lo mejor será reservar una hora en las instalaciones de estilo Secesión del Géllert, entre columnas de mármol y bajo una cúpula de cristal, en el balneario Széchenyi, inaugurado en 1913, o en los baños Rudas. Repondrás cualquier cansancio después de un ajetreado paseo por la ciudad.
UN CAFÉ, POR FAVOR
El café Ruszwurm es el más antiguo de la ciudad, también una historia extraordinaria tiene el Gerbeaud, fundado en 1858, y el New York Café ha sido catalogado en varias ocasiones como el más bonito del mundo. La primera y todas las veces que se visita Budapest hay que pasar por alguno de sus cafés históricos, entre los que se incluye el Muvész Kávéház. Mas nuevo es el Callas Café, con vistas al Teatro de la Ópera.
EL BARRIO JUDÍO
La época más oscura de Budapest se descubre en este barrio donde se levanta la segunda sinagoga más grande del mundo, cuyos alrededores se convirtieron en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. El recuerdo de las víctimas del exterminio y los que salvaron sus vidas permanece vivo en monumentos, murales y edificios próximos.
UNA PAUSA EN VAROSLIGET
Para imitar a los budapestinos tienes que pasear por el gran parque urbano de la ciudad, uno de los primeros parques públicos que se creó en el mundo. En su kilómetro cuadrado de extensión concentra visitas dispares, como un lago por el que se puede navegar en barco o patinar sobre hielo, el zoo, un pequeño parque de atracciones o Vidan Park –con su montaña rusa de madera– y el castillo de Vajdahunyad.
CENAR EN EL DANUBIO
Hay mil lugares para disfrutar de la cocina húngara, pero el plan más original que un primerizo en la ciudad no se puede perder es saborearla a bordo de uno de los barcos que parten desde el muelle 7 y brindan gastronomía y música en directo mientras se recorren los principales monumentos iluminados.
DE COMPRAS EN EL MERCADO CENTRAL
Una ciudad no se conoce si no se pasa por alguno de sus mercados, y para las compras gastronómicas el Mercado Central, al final de la bulliciosa calle Váci, es la mejor elección. Con historia, se inauguró a finales del siglo XIX, y además de hacerte con los productos más famosos de la cocina húngara –quesos trapenses, paprekra, rétes, lángos…–, se puede comer en sus puestos de comida, donde comparten mesa turistas y locales.
EL MUPA, LA CARA MÁS MODERNA DE LA CIUDAD
Budapest tiene su estampa imperial y su cara más novedosa, la que ofrece el Palacio de las Artes, es el último proyecto arquitectónico y cultural de renombre de Budapest, con una modernísima y gran sala de conciertos, que es sede del museo de Ludwig y del Teatro de Danza Nacional. O el Balna Budapest, más conocido como “la ballena”, el sitio de moda en la orilla del Danubio de Pest. En su interior destaca la Nueva Galería de Budapest, con exposiciones de arte contemporáneo, y un centro cultural y comercial muy popular por sus tiendas de antigüedades, bares, pubs y por su terraza con vistas a la colina Gellért.
MUY PRÁCTICO
A Budapest se puede llegar en vuelo directo desde Madrid, Barcelona y otros aeropuertos españoles con Iberia y otras aerolíneas, en trayectos de apenas tres horas y a partir de 130 €. Para moverse lo mejor es comprar un abono de transporte en función de la duración del viaje (los hay de 1, 3 y 7 días) que se puede comprar en el mismo aeropuerto o en las principales estaciones de metro y tren. La Budapest Card incluye transporte público ilimitado, acceso a los principales museos y descuentos en atracciones turísticas de la capital húngara.
Tienes que saber que en Hungría la moneda oficial no es el euro, sino el florín húngaro (HUF). 1 € equivale a 394 florines.