BUDAPEST, UNA JOYA ARQUITECTÓNICA
Cualquier viaje para descubrir Hungría debe de comenzar por su capital, una de las más bellas de Europa. Budapest reúne un puñado de joyas arquitectónicas que encabeza, en la orilla izquierda del Danubio, la muralla medieval y el castillo, con el Gran Salón del Trono y los tesoros de la Galería Nacional. Muy cerca, desde el Bastión de los Pescadores, la vista hacia el Parlamento y Pest, al otro lado del río, es magnífica. Como inolvidable un paseo por el barrio judío, con la mayor sinagoga de Europa, o la visita a los baños termales más famosos del continente, algunos de raíces otomanas. Además de los puentes históricos que cruzan el Danubio, la basílica de San Esteban tiene el honor de ser el templo cristiano más grande de la capital y guarda la sagrada mano derecha del primer rey húngaro, San Esteban.
Un fin de semana largo da para conocer todas las maravillas de la ciudad del Danubio. Icárion propone un viaje de 3 noches y 4 días por 350 €, con vuelos, alojamiento, seguro y tasas incluidos.
SZENTENDRE, EL PUEBLO DE LOS ARTISTAS
A 20 kilómetros de Budapest y en el condado de Pest, el principal atractivo de Szentendre (San Andrés) es el conjunto que forman sus calles empedradas –algunas de ellas adornadas con decenas de paraguas colgados–, sus museos y galerías de arte y sus tres templos ortodoxos. A finales del siglo XVII algunas familias serbias se instalaron en la ciudad, por eso su iglesia principal es la catedral de Belgrado, con una torre de 48 metros de altura, junto a la que se encuentra el Museo Ortodoxo Serbio. También resulta encantadora la iglesia Blagovestenska, en la plaza principal, siempre animada por sus restaurantes, cafeterías y tiendas de souvenirs. En los años 20 del siglo pasado los serbios dejaron la ciudad y fueron numerosos artistas atraídos por su luz los que llegaron a este lugar, que aún cuenta con una importante comunidad artística.
Alrededor de Szentendre sorprenden también sus hermosas colinas y el río Danubio, junto al que encontramos algunas terrazas en las que degustar el langos, una típica masa con levadura fresca y patata cocida, a la que se añade salsa de ajo o queso rallado. Otra visita recomendada en la ciudad es el Museo del Mazapán, en Dumtsa Jenő, la calle principal, donde enseñan el proceso de fabricación de este dulce y se muestra un busto de la emperatriz Isabel, Sisi, elaborado con mazapán y una maqueta del Parlamento de Budapest, con más de 60 kilos de este manjar.
VISEGRÁD, EL PASADO MEDIEVAL
A poco más de media hora en coche de Szentendre, Visegrád es el mejor exponente del apogeo medieval en Hungría. Un legado visible en su ciudadela y las ruinas del palacio renacentista y de verano del rey Matías Corvino y la reina Isabel. La ciudadela, que domina la cima de una montaña, fue levantada por el rey Bela IV en el siglo XIII y su objetivo era la defensa de los invasores mongoles, ya que su estratégica ubicación le permitía proteger la ruta comercial entre Esztergom y Budapest en el valle del Danubio. Hoy, en el castillo se ven varias reproducciones de artefactos de guerra medievales y es posible asistir a algún espectáculo de cetrería.
El Palacio Matías es posterior y fue utilizado para guardar las joyas pertenecientes a la corona húngara desde el siglo XIV al XVI. Fuera del entramado urbano, el Parque Forestal Pilis cuenta con decenas de senderos para el hiking y la bicicleta y áreas para disfrutar de una barbacoa. En Visegrád o en cualquier otra parada del viaje también hay que probar el Tokaji Aszu, uno de los mejores vinos dulces del mundo.
PRÉDIKÁLÓSZÉK, LA MEJOR VISTA DE LA CURVA DEL DANUBIO
Visegrád y Szentendre, junto con Esztergom, se asoman a una de las curvas más bellas del Danubio, pero el mejor punto para admirarla es Prédikálószék. Desde la cima de esta cumbre de las montañas de Visegrád, a 640 metros de altura, se divisa el pronunciado meandro alrededor de Szent-Mihály-Hegy, así como las montañas de Börzsöny y la fortaleza de Visegrád. Un bello entorno que estuvo a punto de desaparecer por la construcción de una presa hidroeléctrica.
Icárion ofrece un crucero fluvial por el Danubio de 8 días / 7 noches en el que se recorre Alemania, Austria, Eslovaquia y Hungría (icarion.es/viaje/crucero-fluvial-danubio).
LA BASÍLICA DE ESZTERGOM
En Esztergom, la sede del catolicismo magiar, se alza la basílica cristiana más grande de Hungría. Se la conoce también como la catedral de San Adalberto y destaca por su imponente cúpula. En su interior acoge algunos tesoros renacentistas y piezas de orfebrería de la Edad Media al siglo XVII. Antes de entrar en ella, muchos visitantes compran muñecas y manteles típicos en los puestos callejeros instalados cerca del templo y después disfrutan de las magníficas vistas del Danubio. Incluso puede verse el puente fronterizo de María Valeria, que conecta Esztergom con Sturovo, en Eslovaquia, estratégico para el transporte y el comercio entre ambos países.
GÖDÖLLÓ, EL PALACIO DE SISI
Cambiando de rumbo, a 30 kilómetros al noroeste de Budapest encontramos el suntuoso Palacio Real de Gödöllö, regalo del Estado húngaro a Francisco José I e Isabel de Baviera por su coronación real en 1867. El edificio había sido diseñado en 1741 por Antal Grassalkovich y en él residió la emperatriz durante más de 5 años de su agitada vida. Los historiadores aseguran que fue su residencia favorita en primavera y otoño, pues la prefería al frío palacio de Hofburg de Viena. Carlos IV, el último rey austrohúngaro, utilizó el palacio hasta el desmoronamiento de la monarquía en 1918. Y tras la II Guerra Mundial fue saqueado, quedando en el olvido, hasta que en 1996 fue renovado para acoger su primera exposición permanente como museo.
En la actualidad, los fans de Sisi pueden recorrer algunas habitaciones originales repletas de recuerdos, fotografías, cartas y objetos personales, tanto de ella como de sus hijos Sofía, Gisela, Rodolfo y María Valeria. Especial atención merecen el salón con escritorio de la emperatriz, con fotografías de su estancia en Gödöllö; la suite de la también reina con su vestuario, decorada en color violeta, su preferido, con imágenes de sus hijos y de su madre, la princesa Ludovica de Baviera, y algunos cuadros en los que se la ve montando a caballo y jugando con sus perros preferidos.
Finalmente se visita la habitación del rincón, última sala que evoca su muerte en 1898 y el culto posterior a esta mujer, incrementado tras los filmes sobre su vida que se rodaron en los años 50 y 60 del pasado siglo, con Romy Schneider de protagonista. El elemento central de esta sala es un bello busto de mármol blanco, obra de Gyorgy Zala, que reluce en este palacio con una oferta cultural muy variada, pues en él se organizan habitualmente conciertos de música clásica y espectáculos teatrales, y algunas de sus salas también se alquilan para celebrar bodas.
EN BICICLETA POR VELENCE
Hacia el oeste del país, en dirección a la vecina Croacia, llegaremos hasta el lago de Velence (Velencei tó) después de recorrer 50 kilómetros desde Budapest. Este es el tercer lago natural más grande de Hungría y tiene fama por su gran oferta de turismo activo, centrada sobre todo en la bicicleta. Se pueden cubrir los 30 kilómetros del perímetro del lago, muy sencillos y llanos, lo que permite disfrutar de la belleza de su rica flora y fauna. La bici se alquila en las ciudades más importantes del lago: Velence, Agárd o Gárdony.
BALATON, LA 'RIVIERA' HÚNGARA
Hungría carece de costas y de mar, por lo que su 'riviera' particular se centra en el lago Balaton, el más grande del país y el mayor lago natural de la Europa Central, donde se pueden encontrar playas de arena o con hierba, aguas termales, recorridos de senderismo y todo tipo de actividades de ocio y deporte activo, como la vela, el windsurf, el ciclismo, el piragüismo o la equitación. El lago se extiende a lo largo de 71 kilómetros, con una anchura entre 1,5 y 14 kilómetros, y su profundidad supera en algunos puntos los 12 metros. En invierno suele congelarse, pero en verano la temperatura del agua oscila entre los 25 y los 29 grados.
Desde finales del siglo XVIII la fama del Balaton creció como balneario de verano, donde acudían las familias ricas de Pest, Buda y Austria. Hoy es la atracción más turística de Hungría después de la capital del país. Algunas de las visitas más recomendables son Balatonfüred, con su afamado balneario; el encantador castillo de Pál Kinizsi; la península de Tihany, un paraíso avícola protegido desde 1952; las aguas termales de Hévíz; la gran playa de Nagystrand, las bodegas de Badacsony y sus magníficas catas de vinos, la oferta de ocio nocturna de Siófok y el Museo Balaton.
CÓMO VIAJAR POR HUNGRÍA
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