La frontera más asombrosa del continente europeo la dibuja el Duero entre España y Portugal, donde ha tallado un profundo cañón que se disfruta desde muchos puntos de vista, ya sea navegando por sus aguas entre paredes verticales o desde sus miradores asomados al abismo. En este territorio de vértigo se encuentran las cataratas del Niágara salmantinas, que es como se conoce al Pozo de los Humos, ese tesoro natural que, si siempre resulta sobrecogedor, estos días se muestra desbordante por las lluvias.
CÓMO LLEGAR AL POZO DE LOS HUMOS
Los pueblos de Pereña de la Ribera y Masueco son los más próximos a este enclave natural. El primero es un hito imprescindible de las Arribes salmantinas por dos cosas principalmente: el mirador con vistas infinitas situado junto a su ermita de Nuestra Señora del Castillo, y ser el lugar de paso para alcanzar el Pozo de los Humos, esa cascada de 50 metros de altura –las del Niágara la superan en apenas dos metros– que explota con una fuerza bruta impresionante en época de lluvias intensas.
Las diez cascadas más impresionantes del mundo que deberías visitar