La experiencia de pasar una mañana o una tarde en el museo, sea cual sea la temática de este, siempre es buen plan. Disfrutar de horas contemplando colecciones espectaculares entre piezas únicas de un valor incalculable. Dedicar largos minutos a escudriñar cada uno de los detalles que, artistas de diferentes épocas, esculpieron o pintaron a conciencia para emocionar al público.

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Pero, si además, a la ecuación se le añade una experiencia gastro de las de recordar, apaga y vámonos. Por suerte, son muchos los museos en España que están apostando por darle el valor merecido a los restaurantes de sus instalaciones. Acogedores lugares en los que relajarse y disfrutar de un homenaje gastronómico salido el ingenio culinario de chefs de altura. Aquí va nuestra selección.

EL REINO SOFÍA, MÁS O MENOS FORMAL

Jamás defrauda la propuesta culinaria que ofrece uno de los museos de arte contemporáneo más populares de nuestro país. Arzábal (grupoarzabal.com), como se llama el restaurante, se halla en el edificio que el arquitecto Jean Nouvel proyectó para el Reina Sofía (museoreinasofia.es) y ofrece una cuidada carta repleta de recetas elaboradas a partir de producto de mercado, con un enfoque tradicional, aunque renovado. Un restaurante dinámico en el que no hay que perderse ni sus fabulosas croquetas, ni sus increíbles anchoas del Cantábrico, ni, por supuesto, su sartén de huevos con trufa.

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Más informal es la propuesta de Nubel, una cafetería-restaurante también también ubicada en el Reina Sofía. En esta versión gastronómica del museo lo que ganan son sus brunchs, disponibles todos los días, pero también sus tentadores desayunos, sus hamburguesas, sus pokes y sus tortitas. Cada semana, además, el festín culinario se complementa con sesiones de dj o música en directo. Un plan de lo más tentador.

EL GUGGENHEIM DE UNA ESTRELLA MICHELIN

Aroma, belleza, textura y sabor: con esos conceptos define Josean Alija la cocina con la que prueba, juega, arriesga y gana desde los fogones de Nerua (neruaguggenheimbilbao.com), el restaurante del Museo Guggenheim de Bilbao: es el término latino con el que se denominaba a la ría del Nervión, donde se unían agua salada y agua dulce. Un gastronómico en el que propone platos sinceros y cercanos, elaborados a partir del mejor producto: aquel que nace y se trabaja en las huertas, en el mar y en las granjas del entorno bilbaíno.

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Una carta que cambia hasta en tres ocasiones al año y en la que tienen cabida todo tipo de delicias, desde las quisquillas a las alcachofas, desde los pescados más frescos a las mollejas de cordero lechal. Un menú degustación de 8 pases (85 euros por persona, 38 más si se quiere con maridaje) lleva de viaje a través del paladar a la esencia pura de la gastronomía norteña. Tanto éxito lleva teniendo el restaurante, que incluso cuenta con una estrella Michelin y 3 Soles Repsol.

SABORES DE ORIENTE EN EL CENTRO DE ARTE CONTEMPORÁNEO DE MALAGA

Vuelve a ser el arte contemporáneo el que nos lleve de la mano a la mesa: en este caso, en el sur, ya que nos vamos directos a Málaga. Allí, en el Centro de Arte Contemporáneo en el que visitar exposiciones de los artistas más renombrados del planeta, nos encontramos con Óleo (oleorestaurante.es), que nace decidido a ofrecer una cocina actual a través de una apuesta que fusiona tradición malagueña con un toque de autor. ¿Tras el proyecto? Sergio del Río, que trabaja a cuatro manos con Rui Junior, especialista en preparar uno de los mejores sushis de la ciudad.

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Además de platos entre los que no faltan los pescados andaluces, ricas carnes, ensaladas y deliciosos postres —su tocino de cielo de fruta de la pasión o su Lemon Pie sobre toffee son puro placer—, Óleo ofrece también una selección de tapas con las que el picoteo más exquisito está asegurado.

GASTRONOMÍA DE ALTURA (Y EN ALTURA) EN EL MUSEO DE LA MEMORIA DE ANDALUCÍA

Y no nos vamos del sur, porque en Granada se halla este interesantísimo museo sobre la cultura, historia y esencia andaluzas donde, a 55 metros de altura, se despliegan las dotes culinarias del chef Álvaro Arriaga: Arriaga (restaurantearriaga.com) es, precisamente, su mombre. Y resulta que en su restaurante no solo sorprenden las propuestas que son servidas sobre el plato, que –por supuestísimo– también, sino que además la panorámica que se contempla al otro lado de sus inmensas cristaleras es de las de dejar sin palabras: allá, hasta donde alcanza la vista, se despliegan los paisajes de la ciudad, la Vega y la sierra granadina.

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¿Y en los fogones? Una cocina basada en el producto, con guiños al recetario vasco pero con elaboraciones de corte moderno. Desde que abriera sus puertas en 2010, Arriaga ha apostado por productores locales que le surten de la mejor materia prima con la que elaborar dos sugerentes menús degustación –uno de 9 platos, otro, de 6– con opción a maridaje. ¿La guinda al pastel? La atención de su profesional equipo, que trabaja duro para que la experiencia completa sea incomparable.

MASCARAQUE, SABOREAR EL LEVANTE EN EL IVAM 

El restaurante Jockey en Madrid, las cocinas del Hotel Ritz o las del restaurante español de Harrods fueron solo algunas de las paradas donde el chef castellanomanchego José Luis Mascaraque (mascaraquevalencia.com) se curtió antes de ponerse a los mandos de la apuesta gastronómica del IVAM. Un enfoque culinario, el que aporta a sus recetas, inspirado siempre en su pasión por la nouvelle cuisine francesa, que se encarga de fusionar, con gran acierto, con tendencias gastro más vanguardistas. Y todo gracias a un juego constante y equilibrado de colores, texturas e ingredientes. 

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¿Su propuesta? Un menú compuesto de tres platos degustación a elección del chef, entre los que se hallan delicias como la crema de zanahoria con espuma de queso o las gyozas de boletus con mayonesa de limón, y un segundo plato a elegir entre una lista de exquisiteces que incluyen la berenjena con tika masala o el emperador con boniato y plátano macho. Un surtido de dulces con los que acompañar al café hacen el resto. Una elección de la que no te arrepentirás en la que arte y homenaje gastro de nuevo van de la mano.

HOMENAJE SALUDABLE Y SOSTENIBLE GRACIAS A CHILLIDA LEKU

Te hablamos de Lurra Café, el restaurante-cafetería del hermoso museo que en Hernani se le dedica a la obra de Eduardo Chillida (museochillidaleku.com) y que, de la mano de Orona Fundazioa, apuesta por proporcionar una alimentación saludable tanto a los empleados como a los visitantes del museo, convirtiéndose así en un agente activo de la economía local que defiende premisas como la responsabilidad social y medioambiental. ¿El objetivo? Ayudar al desarrollo del mundo rural, así como a la reinserción de las personas ofreciendo empleo local.

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Con una carta que muta dando protagonismo a los productos de temporada, así como a todo aquello que la tierra y el mar les proporciona en 200 kilómetros a la redonda, se ofrecen recetas que son todo un acierto como la tosta de escalivada con alioli de ajo asado o el pastel de txangurro con huevas de trucha y mayo de guindilla. Lo mejor, eso sí, el entorno: la cafetería, de diseño elegante y minimalista, ofrece vistas a través de sus grandes ventanales al precioso bosque en el que se halla el museo. ¿Para bajar la comida? Nada como un paseo alternado con arte, sí señor.