HUESCA

Alquézar, una villa medieval y unas pasarelas panorámicas sobre el cañón

En la comarca del Somontano, afamada por el vino, la bonita villa medieval de Alquézar es famosa por el agua: la del río Vero, que ha tallado a sus pies un formidable cañón que se recorre por la ruta de las pasarelas. Luego nos pasaremos por Barbastro para descubrir algunas de sus mejores bodegas

Por Andrés Campos

Solo hace falta conducir tres cuartos de hora desde Huesca para llegar hasta Alquézar, un precioso pueblo medieval a los pies de un castillo de origen islámico y junto al cañón del río Vero, en la sierra de Guara. El paseo por sus calles empedradas hace un millar de años discurre entre casas blasonadas, bajo los soportales de la plaza Rafael Ayerbe y alrededor del claustro románico de la colegiata. Para contemplar las mejores vistas de la localizad hay que acercarse al mirador Sonrisa del Viento.

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LA RUTA DE LAS PASARELAS DE ALQUÉZAR

Si queremos caminar más, desde la misma población podemos seguir la ruta de las Pasarelas, una senda circular de tres kilómetros que discurre por pasarelas metálicas fijadas a las paredes verticales del cañón, aérea y espectacular a más no poder. En una hora y media (lo que dura, más o menos, el recorrido) estaremos de vuelta en la villa medieval. La primavera y el otoño son épocas ideales para hacer el recorrido (pasarelasdealquezar.com).

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Quienes se hayan quedado con las ganas y prefieran hacer otra excursión deben seguir la ruta de las Balsas de Basacol, que lleva hasta los aljibes de origen árabe que abastecían a la villa y sus huertas. De similar duración que la anterior, es tranquila, ideal para ir con niños, comer con ellos en los bancos y mesas del entorno de las balsas y avistar aves: buitres leonados, alimoches y, con suerte, porque solo hay 90 parejas en todo el Pirineo aragonés, quebrantahuesos.

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BARBASTRO, CAPITAL DEL SOMONTANO

Un poco más abajo llegamos a Barbastro, la capital del Somontano y meca de los amantes del vino. En ella hay que ver la catedral, una majestuosa iglesia de salón de principios del siglo XVI, y el Museo Diocesano, que rebosa de joyas artísticas, como los frescos románicos de Villamana y Vió. También probar los contundentes manjares de la comarca: el tomate rosa, inconfundible por su color y gran tamaño; la chireta, una tripa de cordero rellena y, de postre, el dobladillo que se elabora en los obradores O’Forno y L’Artica, ambos en la calle de la Iglesia.

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UNA VISITA A LAS BODEGAS

Al complejo de San Julián y Santa Lucía, antiguo hospital e iglesia renacentista que reúne el Consejo Regulador de la DO Somontano y el Espacio del Vino (rutadelvinosomontano.com/espaciodelvino), se va a ver y a catar. En sus salas didácticas e interactivas se descubre la magia de este territorio y de la denominación de origen y en su espacio de catas se desarrollan un montón de actividades relacionadas con el mundo del vino.

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Una vez instruidos, nada como una ronda por las bodegas del Somontano, empezando por Enate. En Salas Bajas, a 10 kilómetros de Barbastro, se halla esta bodega moderna y luminosa diseñada por el arquitecto Jesús Manzanares, con una galería en la que se exhiben los cuadros de Tàpies, Chillida, Saura, Plensa y otros grandes artistas que lucen las etiquetas de las botellas.

Otra visita obligada y deleitosa es la coqueta bodega, con aspecto de villa italiana, donde se elabora el selecto Viñas del Vero Blecua (bodegablecua.com/), un vino icónico. A dos pasos de esta última, en la misma carretera y kilómetro, se encuentra Pirineos, otra de las que han hecho grande esta denominación de origen.

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Aún nos queda por descubrir la magnificencia de Sommos, a 6 kilómetros al sur de Barbastro. Un deslumbrante edificio recubierto de planchas de acero, como una nave espacial aterrizada en los viñedos, obra del arquitecto Jesús Marino Pascual, y al recorrerla por dentro descubriremos que no dista mucho de un vehículo estelar, porque prácticamente todo lo hacen ordenadores y robots. Sin duda, una experiencia única ver cómo se elabora en ella el vino.

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DESCENSO DE CAÑONES EN LA SIERRA DE GUARA

Descender con un neopreno por los toboganes, pasillos y piscinas que ha labrado el río Vero en las calizas de la sierra de Guara es una experiencia única y muy divertida. Lógicamente, para zambullirse en esta vorágine de agua esmeralda hay que ir acompañados de monitores expertos. Esta actividad de barranquismo la organizan empresas como Avalancha (avalancha.org) o Buenaventura (alquezarbuenaventura.com).

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MESA Y DESCANSO

Buena mesa en Casa Gervasio (grupogervasio.com) en Alquézar, con un famoso y extensísimo menú que para dar buena cuenta de él hay que ir con mucha hambre. Si lo que se quiere es probar una de las delicias de Somontano como es la chireta –hecha a base de algunas partes del cordero, arroz, panceta picada de tocino, jamón, perejil, ajo, canela, sal y pimienta blanca– hay que ir a Casa Pardina (casapardina.com). A la hora del descanso el hotel boutique Maribel (hotelmaribel.es) en Alquézar o el hotel San Ramón de Somontano (hotelsanramonsomontano.com) en Barbastro, son buenas opciones.