Viaja al mundo subterráneo de Julio Verne

Habitadas por murciélagos y fantasmas, brujas y también reyes, el misterio y el valor geológico que encierran estas cuevas y grutas es infinito y depara mil y una sorpresa, como la de llegar a ellas en un viejo tren minero, navegar en una barcaza por sus galerías subterráneas o descubrir columnas esculpidas por la acción del agua más altas que las del Partenón. Aquí tienes unos cuantos planes para tu próximo viaje en familia.

by hola.com

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Cueva de Valporquero (Valporquero, León)
En el corazón de la montaña leonesa, la mayor cavidad visitable de la península Ibérica es un gigantesco laberinto modelado por la erosión de hermosas salas llenas de estalactitas y estalagmitas, cascadas subterráneas, lagos interiores y brillantes y coloristas columnas de roca más altas que las del Partenón. Entre las siete salas por las que discurre el itinerario, de un kilómetro, sobresalen la de las Maravillas -con un hermoso lago interior de aguas cristalinas-, La Gran Rotonda -con sus 5.600 m2 de superficie y 20 metros de altura-, Columna Solitaria o Gran Vía, entre otras. En un nivel inferior discurre un río subterráneo, cuyo recorrido está reservado a las más aventureras exploraciones espeleológicas.

Cueva de los Murciélagos (Zuheros, Córdoba)
Puede que la primera impresión que te lleves cuando penetres en las oquedades de esta cueva situada en la cima de uno de los cerros que protegen la localidad de Zuheros sea de miedo por su aspecto fantasmagórico, pero a medida que avances en el recorrido -de unos 450 metros y con más de 700 escalones- irás descubriendo el gran valor que guarda. El llamado corredor de las Pinturas -con figuras grabadas hace unos 20.000 años-, la sala de las Formaciones -con caprichosas estalactitas y estalagmitas, gigantescos pilares y esbeltas columnas- o la sala del Órgano, con formaciones tubulares que hacen honor a su nombre, son algunos de sus tesoros.

Gruta de las Maravillas (Aracena, Huelva)
Estalactitas, estalagmitas, cortinas y coladas de diferentes e irreales colores conforman el fascinante paisaje subterráneo que guarda el subsuelo de Aracena. Y no sólo eso, aún hay más, porque a lo largo de los 1.200 metros de galerías superpuestas en tres niveles que se pueden recorrer a pie, también hay espectaculares salones, como el de la Catedral, revestido con aragonitas azuladas y donde se encuentran las columnas más gruesas de la cavidad, y ríos subterráneos y grandes estanques en su interior, entre los que destacan el lago de la Sultana, el Gran Lago y el de las Esmeraldas. Frente a la entrada de la gruta abre sus puertas el Museo Geológico-Minero, que reúne una interesante colección de minerales, fósiles y rocas.

Zugarramurdi (Zugarramurdi, Navarra)
No contiene estalactitas ni estalagmitas, ni en sus paredes se han descubierto pinturas rupestres. Sin embargo esta cueva situada a las afueras de Zugarramurdi conserva un atractivo casi único; un halo mágico que la envuelve por haber sido hasta el siglo XVII escenario de aquelarres, danzas en torno a hogueras y orgías a la luz de la luna. El recorrido se puede contemplar visitando el museo de las Brujas o llegar hasta las cavidades de Urdax y Sara, al otro lado de la frontera, recorriendo a pie el sendero señalizado que las enlaza; se realiza en unos 90 minutos y tiene muy poca dificultad.

Cueva de San José (La Vall d’Uixo, Castellón)
El gran encanto de la visita a esta cueva, situada en el parque natural de la Sierra Espadán, es montarse en una de las barcas que recorren la galería navegable de su interior e ir descubriendo a lo largo de su kilómetro de longitud la sala de los Murciélagos, el lago de la Diosa Diana, el Lago Azul y la zona del Arenal. Una vez en tierra firme, el resto del itinerario es un breve paseo a pie de unos 200 metros donde uno no puede dejar de sorprenderse con pinturas rupestres realizadas hace 15.000 años.

Cueva de los Enebralejos (Prádena de la Sierra, Segovia)
Pasillos estrechos, cielos de agujas que gotean sin parar, formas caprichosas e imposibles y el lejano eco de unos hombres que hace 4.000 años enterraban aquí, dentro de tinajas de barro, a sus seres más queridos. Estas entrañas son un paraíso misterioso que merece la pena conocer. No sé sabe desde cuándo comenzó el hombre a utilizar la cavidad. Lo cierto es que la visita a la cueva, de unos 700 metros de longitud, y al parque arqueológico en el que se encuentra es como realizar un auténtico viaje a un pasado muy muy lejano.

Cuevas del Drach (Mallorca)
Que sean uno de los lugares más visitados de Mallorca y que Luis García Berlanga las eligiera para una de las escenas más famosas de su película El Verdugo ya dice mucho de estas cuevas de aproximadamente un kilómetro de recorrido que sigue despertando sentimientos de misterio y admiración. Su imagen típica son sus seis estanques, especialmente el mayor, bautizado como Lago Martel, que sirve de marco para un espectáculo de luces y música. Numerosos juegos de estalacticas y estalacmitas también se contemplan en la cueva de Luis Salvador, el mirador de los Cíclopes, el gran Salón, el pozo de los Vampiros y la Sala Armand. Comunicadas con las del Drac, son también dignas de admirar las Coves des Hams.

Cueva de El Soplao (Rionansa, Valdáliga y Herrerías, Cantabria)
El aliciente de la visita a esta cueva, sin ningún tipo de barreras, es el viaje en un coqueto tren minero que, después de recorrer unos 400 metros, deja al visitante, en la misma puerta de entrada. Ya bajo el subsuelo y, a través de una antigua galería minera, se inicia el recorrido, de unos 1.500 metros de longitud, que permite disfrutar de este auténtico paraíso natural. Si en la galería de los Fantasmas llama la atención la cantidad de blanquecinas estalagmitas y pisolitas emergiendo del suelo que le dan nombre; en la Gorda es la laguna subterránea natural o el color de las estalactitas del techo, cubierto de helictitas de calcita. En la pequeña galería del Falso Suelo son las formaciones rocosas en forma de finos hilos enroscados y en la del Campamento, las coladas teñidas de rojo y blanco. También están las de la Coliflor, El Bosque, Génesis... cada una con sus secretos.

Cuevas del Águila (Arenas de San Pedro, Ávila)
Es una de las maravillas naturales del valle del Tiétar, al sur de sierra de Gredos. Situada a unos tres kilómetros de Arenas de San Pedro, en el barrio de Ramacastañas, se compone de un conjunto de varias naves que, en su máxima altura, alcanza los 20 metros. El juego de luces y sombras sobre las caprichosas formas talladas en la piedra por el agua, convierten el recorrido en un verdadero festival onírico.

Cuevas de Nerja (Nerja, Málaga)
La penetración del agua en la piedra caliza ha creado en Nerja un fantástico monumento natural que se ha convertido en el más visitado de la provincia de Málaga. La sucesión de salas abovedadas bien parece que hubieran inspirado a los constructores de las grandes catedrales góticas europeas. Si la sala de la Cascada o del Ballet ha servido como escenario del Festival de Música y Danza, la profusión de estalactitas y estalagmitas de la sala de los Fantasmas crean un espacio fantasmagórico, que hace honor a su nombre; mientras en la sala del Cataclismo es la gran columna de treinta metros que se alza en su centro el centro de todas las miradas.

Cova do Rei Cintolo (Mondoñedo, Lugo)
Próxima a Mondoñedo, y cerca del Salto do Coro, se localiza la que, con sus 6,5 kilómetros de laberinto subterráneo, es una de las más importantes de Galicia. Cuenta la leyenda que, antes de que existiera Mondoñedo, el rey Cintolo tenía en este lugar su palacio. Y en él vivía con su bella hija hasta que apareció el valiente príncipe que se casó con ella. Un día que el rey estaba de caza, llegó al palacio un viejo con la intención de llevarse a la princesa. En la disputa, el príncipe atravesó con la espada al viejo. Pero éste, que estaba endemoniado, hizo que se derrumbase el palacio y en su lugar sólo quedara la cueva. Cuando el rey volvió, al no poder encontrar su palacio se quedó a vivir para siempre en ella. Llena de hermosas formaciones, consecuencia de la acción disolutiva del agua sobre la caliza, sólo tiene una pequeña parte accesible para el público. Para visitar la cueva hay que ponerse antes en contacto con la Oficina de Turismo (Tel. 982 50 71 77)

Más información
Asociación Cuevas Turísticas Españolas

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