El príncipe Haakon y la princesa Mette-Marit, visita oficial y deporte en Telemark

Por hola.com

No sólo con teoría, también con la práctica la princesa Mette-Marit promueve el deporte. En Palacio y fuera, como hicieron los Herederos de Noruega estos días de visita oficial en el condado de Telemark, al sur del país escandinavo. Un intenso viaje en el que se zambulleron en las raíces culturales noruegas sin olvidar su tabla de ejercicios.

La agenda de actos se inició anteayer por la mañana en la localidad de Notodden, donde fueron recibidos con flores y a ritmo de blues. Los Príncipes dedicaron un buen rato a charlar con los niños de la guardería de Solhaug, que se habían acercado a saludarlos agitando banderas noruegas, antes de recorrer el antiguo complejo industrial de Øvre Tinfos, en donde luego hubo un almuerzo en su honor organizado por el ayuntamiento local. El siguiente punto del programa fue la inauguración de un complejo de tiendas, de la que se encargó la princesa Mette-Marit. El viaje siguió por la tarde a la localidad de Tokke, donde los Príncipes visitaron la Casa de la Cultura y el centro de salud, antes de cerrar la jornada con una cena en el histórico hotel Dalen, donde pernoctaron.

Antes, la princesa Mette-Marit cambió la ropa de calle por un chándal, gorro y bufanda, y los zapatos por las deportivas, para salir a correr con su esposo, el príncipe Haakon, al parque. Fue la primera vez que se vio a los dos corriendo juntos. Haakon ha hecho jogging durante muchos años y lleva siempre sus tenis en la maleta cuando va de viaje oficial por Noruega o al extranjero. Mette-Marit, en cambio, no empezó a correr de forma continuada hasta el pasado verano, pero ha hecho grandes progresos en poco tiempo. No en vano, hace apenas una semana, la Princesa participó en el maratón de Oslo en el que corrió 10 kilómetros.

Visita pasada por agua
La primera parte del segundo día transcurrió en Fyresdal y comenzó con una parada en las instalaciones de la empresa Telemark Kildevann, donde la pareja recibió una explicación de cómo se realiza la producción de agua mineral. Agua en cantidad y frío fue lo que les esperó a los Príncipes en su paseo por la calle principal de Fyresdal. Pero mientras la [princesa Mette-Marit], previsora, se protegió con un paraguas, su esposo prefirió seguir caminando sin resguardarse, indiferente a la lluvia, como su padre, el [rey Harald], tiene por costumbre hacer.

A pesar de las inclemencias meteorológicas los vecinos de Fyresdal salieron a las calles para saludar a los Herederos noruegos, muchos de ellos con regalos para ellos. No obstante, el tiempo afeó un poco la fiesta popular preparada en Øyskogen, aunque no hizo callar la música ni las canciones. Un menú a base de especialidades locales cerró la estancia en Fyresdal. La comitiva real se trasladó por la tarde a la localidad de Nissedal. Allí, el [príncipe Haakon] inauguró la nuevas casa de la cultura multiusos, mientras Mette-Marit hizo una apelación desde su escenario, recordando que era el decimoséptimo Día Mundial de la Salud Psíquica. Los vecinos les entregaron luego unos regalos a los huéspedes reales: gorros de gnomo de color rojo para los pequeños príncipes. Al igual que por la mañana en Fyresdal la lluvia fue un compañero constante de la visita y se hizo notar antes de la fiesta de inauguración del centro cultural, cuando los Príncipes se reunieron en su exterior con un grupo de escolares de la localidad.

La tercera y última jornada de la visita a Telemark tuvo su acto central en la escuela cultural de Kragerø, adonde los Príncipes llegaron en barco hoy al mediodía. Allí, Matías, un alumno de 14 años, y su profesor amenizaron con música y canciones el recibimiento. El joven se llevó los elogios del príncipe Haakon, quien dijo sonriente que si él fuera juez del programa Ídolos, Matías hubiera pasado de ronda. A diferencia de ayer el tiempo acompañó esta vez a los Príncipes, que abrieron el soleado día con una nueva sesión de jogging, esta vez alrededor de la pista de golf de Stabbestad. En esa localidad visitaron un centro asistencial, donde recibieron regalos en forma de calcetines hechos por los propios residentes y un cesto lleno de verduras y hortalizas. Antes de abandonar Kragerø, los Príncipes visitaron el museo de Kittelsen y el mirador de Steinmann.