Carolina de Mónaco y Pierre Casiraghi, junto al rey Felipe de Bélgica, asisten al funeral de Max de Baden

El fallecido era primo hermano del rey Carlos III y primo segundo de doña Sofía

Por Ana Dorado

El príncipe Alberto de Mónaco ha viajado hasta Alemania para asistir al funeral del aristócrata Max de Baden, que falleció el pasado 29 de diciembre a los 89 años en su castillo de Salem. El monarca monegasco no ha estado solo en este solemne acto fúnebre, sino que ha contado con la compañía de su hermana Carolina y su sobrino Pierre Casiraghi. En esta ocasión, la gran ausente ha sido la princesa Charlene a la que sí pudimos ver a principios de año en la despedida del arzobispo Bernard Barsi, religioso que mantenía una estrecha relación con la familia Grimaldi. 

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A estas honras también han acudido otros miembros de la realeza europea como el rey Felipe de Bélgica, que ha compartido una conversación con el príncipe Alberto a la salida de la Iglesia, nobles germanos renombrados como Alejandro Schaumburg-Lippe y personalidades del mundo de la política como el primer ministro de Baden Winfried Krestchmann. Cabe recordar que Max de Baden tenía grandes conexiones con las monarquías del viejo continente, puesto que era primo en segundo grado de la reina emérita doña Sofía y primo hermano del rey Carlos III de Inglaterra. 

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Max de Baden era descrito como un hombre sencillo y con los pies en la tierra por aquellos que lo conocían. Hijo de Teodora de Grecia y Dinamarca, hermana del fallecido Duque de Edimburgo, y Maximiliano de Baden, estudió economía en la universidad de Munich. En 1966, pasó por el altar con su Alteza Imperial y Real Valerie de Austria, bisnieta de la emperatriz Sisi. Fruto de este amor nacieron sus cuatro hijos: María Luisa (53), Bernardo (52), Leopoldo (51) y Miguel (46). Además, tenía cuatro nietos. 

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Con la abolición de la monarquía y la nobleza en 1918 en Alemania, también desaparecieron todos los privilegios de sus casas. Desde entonces, Max Baden se mantuvo en un discreto segundo plano, dedicado a los negocios familiares, entre los que se encontraban fábricas y viñedos, y a regir las distintas propiedades inmobiliarias que tenía alrededor del país, muchas de ellas se tuvieron que poner en venta para solventar deudas. De la misma manera, desarrolló una gran labor filantrópica como voluntario activo en la Cruz Roja y el cuerpo de bomberos. 

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