La divertida travesía hasta Mónaco

Formaban una pareja perfecta

Por hola.com

A mediados de enero (1956) Rainiero se marchó a Mónaco para preparar la boda y Gracia a los Ángeles para filmar su última película. Mi hermana no pudo tener una mejor despedida de Holywood que Alta sociedad con Frank Sinatra, Bing Crosby y Celeste Holm, canciones de Cole Porter, vestidos preciosos y mucha alegría.

Gracia y el mar
A partir de ese momento, la prensa enloqueció con su gran historia de amor. Formaban una pareja perfecta. Gracia se encontraba en la cúspide y él era un Príncipe de Europa. Por ello, el 4 de abril de 1956, acompañada de la familia y un grupo de amigos, Gracia zarpó del puerto de Nueva York con rumbo a Mónaco. Durante la travesía en el Constitution. la alegría fue la nota dominante. Gracia, en sus últimos días de soltera, interpretó varias charadas para los presentes, paseaba a sus perros y tomaba el sol. La princesa Gracia estaba a punto de hacer su aparición.

La llegada a Mónaco
Hacia las 9 de la mañana del 12 de abril de 1956, tras una semana de navegación, divisaron la bahía de Hércules y el Palacio, recién pintado de rosa, con todo su esplendor. De pronto, cientos de embarcaciones rodearon al "Constitution" haciendo sonar sus sirenas a modo de bienvenida. Un grupo de helicópteros sobrevolaban las naves y el Deo juvante II, el yate de Raniero, se acercaba al trasatlántico.
Papá, mamá, Kell, Peggy y Gracia se unieron a Raniero en su barco. Saludaron a los primeros dignatarios y hablaron unos minutos en la intimidad. Todo parecía perfecto; ¡todo menos el sombrero!, era monísimo, pero tenía el ala un poco baja y ¡horror! Le tapaba la cara. Los fotógrafos comenzaron a gritar: ‘¡Grace quítatelo!’ pero ella sin dejar de sonreír, exclamó ¡ni hablar!