El pasado sábado veintidós de abril, Luxemburgo amaneció con suave aire de fiesta. El jovencísimo príncipe Luis de Luxemburgo y Tessy Anthony bautizaron, en la iglesia de Gilsdorf, a su primer hijo (nacido en la noche del doce de marzo), acompañados por sus respectivas familias. El pequeño, al que llamaron Gabriel Michael Louis Ronny, tuvo de padrinos a la princesa Alejandra (hermana del flamante padre y cuarta hija de los Grandes Duques de Luxemburgo) y a Ronny Anthony, hermano de Tessy. La capilla, con decoración floral en blanco, contó con la presencia, como no podía ser menos, de los abuelos del pequeño Gabriel, los Grandes Duques, Enrique y María Teresa de Luxemburgo.
Aire festivo Tras la ceremonia religiosa sucedió una recepción con carácter eminentemente privado. A los jóvenes padres (él tiene diecinueve años y Tessa apenas ha cumplido los veinte) se les vio radiantes con el pequeño Gabriel (muy tranquilo y con aire circunspecto) entre sus brazos. Cuando en septiembre de 2005, los Grandes Duques de Luxemburgo anunciaron oficialmente que su tercer hijo estaba esperando un bebé, la sorpresa de adueñó de este pequeño Estado centroeuropeo. Sin embargo, la actitud de los jóvenes (que asumieron con responsabilidad su paternidad) pronto convirtió la lógica sorpresa inicial en calurosa espera. El nacimiento del pequeño Gabriel ha convertido a los Grandes Duques en abuelos. De hecho, el príncipe Enrique ostenta, a partir de ahora, además del título de Gran Duque el de abuelo.
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