En el momento en el que se decidió que a Meghan había que inducirla el parto 'vi dos formas de ‘optimizar’ aquella tranquilidad. Una: pollo del Nando’s (traído por nuestros guardaespaldas). Dos: una botella de gas de la risa junto a la cama de Meg. Le di varias caladas lentas y profundas', desvela Harry mientras su esposa botaba en una pelota de tipo PIlates