La reina Isabel de Inglaterra celebró el 53º aniversario de su ascensión al trono con una excepcional aparición pública el pasado fin de semana, sin que aparentemente le haya afectado la noticia de que sus inversiones han caído en picado causándole una pérdida de más de 30 millones de euros en los cuatro últimos años.
Las cuentas del Ducado de Lancaster -cuyas ganancias son la base de sus ingresos privados, al igual que la de otros miembros de la [Familia Real inglesa], con los cuales se mantienen los castillos de Balmoral y Sandringham- descendieron desde los 114 millones de euros, en el año 2000, a cerca de 82 millones en 2004.
Con buena cara Un grupo de analistas económicos está examinando las cuentas de la Reina porque, a pesar de la inestabilidad de los mercados durante dicho período, su diversificado portafolio de inversiones no debería haber descendido tanto. Los parlamentarios van a examinar también las cuentas del Ducado de Lancaster para determinar si se debieron haber tomado medidas para evitar esta pérdida tan pronunciada.
A los problemas financieros de la reina Isabel, se han unido recientemente los de su hijo el [Príncipe de Gales], que se enfrentó el pasado lunes a la primera investigación pública de sus finanzas sobre los gastos de Camilla Parker Bowles, estimados en 364.212 euros anuales.
No obstante, las pesquisas sobre sus inversiones no parece que hayan influido en el humor de la Reina durante su aniversario. Por lo general, la soberana inglesa suele pasar el día reflexionando tranquilamente, pero este año se reunió con grupos de simpatizantes que le regalaron flores después de que asistiera el domingo a un servicio religioso en la iglesia de Sandringham.
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