Según hemos podido saber, el pasado mes de agosto se llevaron a cabo los trámites de la compra de la citada vivienda, en la que en septiembre dejaron ya de vivir sus dueños. Se trata de dejar un bonito chalé, que, a la vista de las imágenes, y dadas las proporciones de sus dependencias, no se puede considerar especialmente lujoso.
Cabría añadir, incluso, que algunas de esas dependencias (como las que corresponden a la cocina y a la zona de lavandería), en cierto modo, hasta podrían calificarse de modestas. Lo que queda muy claro después de la adquisición de esta casa es que los duques de Palma de Mallorca tienen decidido, en principio, seguir viviendo en la Ciudad Condal, donde, por otra parte, tienen y han tenido su trabajo y su grupo de amigos, además de que Barcelona y algunas localidades de los alrededores han sido el escenario donde se inició —y, por cierto, transcurrió también—, dentro de la mayor discreción, su historia de amor.
Decimos todo esto porque hace ya algún tiempo se había apuntado la posibilidad de que la infanta Cristina y su esposo, Iñaki Urdangarín, pudieran estar meditando la idea de trasladarse a vivir a Madrid.
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