Hay veces que no sólo son apretadas las agendas oficiales de los miembros de la realeza, sino también sus vacaciones. De destinos y, también, de refrescantes vivencias. Es el caso del asueto de los príncipes Federico y Mary de Dinamarca, junto a sus hijos, el príncipe Christian y la princesa Isabella, que ha tenido como punto de partida unos días de sol y playa (menos sol que playa) en el pueblo costero de Skagen, uno de los tradicionales lugares de veraneo de la pareja. De nuevo, los Príncipes disfrutan en estas fechas del maravilloso paisaje de playas kilométricas y naturaleza única, de las especialidades gastronómicas, de las compras y de los buenos ratos con los amigos. La primera remesa de fotografías estivales muestran a la familia, más abrigada de lo habitual para esta época del año, debido a las frescas temperaturas de la localidad, dirigiéndose al mar; al príncipe Federico ejerciendo de orgulloso papá conduciendo el carrito de los niños y, como consumado deportista, jugando con amigos al fútbol.
Pero eso es sólo el aperitivo. A los Herederos daneses les cundirá enormemente la temporada estival en lo que a destinos se refiere. Se trasladarán en los próximos días a su palacio de Gråsten -antes propiedad de la reina Ingrid-, para reunirse con la reina Margarita y el príncipe Henrik, sus tíos, primos y demás familia y, después, continuando la tradición de otros años, también podrán rumbo al palacio familiar de Caïx, en el sur de Francia. Las novedades de este veraneo serán una breve estancia semioficial en China, con ocasión de los Juegos Olímpicos de Pekín, y unas vacaciones familiares en Tasmania, que supondrá la primera visita de la princesa Isabella a la tierra natal de su madre, la princesa Mary. Unas vacaciones muy movidas hasta el final. Hasta que septiembre acabe, y el verano con él.
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