No obstante, también guardaron las distancias en Aarhus. Así, mientras el Príncipe se divertía en la regata Dragon Battle de Jutlandia, en la que participó bajo el seudónimo de Brian Jensen, Mary fue de compras por las tiendas de la ciudad -adquirió, según diversos rotativos daneses, varios conjuntos de lencería- e hizo deporte por los alrededores del castillo de Marselisborg, oculta tras una gafas oscuras y una gorra que recogía su larga melena negra, atada en una coleta de caballo.
"Sí, ya estamos aquí" Pero, finalmente, el Príncipe tiró por la borda sus mecanismos de defensa y llevó consigo a Mary Donaldson a la ensenada de Kaloe, para seguir la regata junto a las esposas y novias de otros regatistas. Concluida ésta, la pareja ponía fin a su romántico fin de semana con un viaje en coche, en dirección a Copenhague, a través de los maravillosos paisajes de Jutlandia y la isla Fionia. A su llegada a la capital danesa, atrás quedó el comportamiento huidizo del Príncipe, Federico respondió con una sonrisa amable a los fotógrafos que se encontraban esperándoles en la residencia de Amalienborg. Una sonrisa amable y pletórica que equivalía a un "sí, ya estamos aquí".
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