En la noche del 21 de julio Bruselas celebró su la Fiesta Nacional: dos escenarios, drones, láseres, fuegos artificiales y las fotos del Parc du Cinquantenaire, uno de los lugares más emblemáticos y reconocibles de Bélgica, inundando las redes sociales. En medio de ese despliegue, la Familia Real de Bélgica irrumpió de forma sorprendente: siempre caminando por parejas y en una escena nocturna a la que no le faltaba ni el humo. ¿Casualidad o nueva estrategia? Desde que los príncipes de Gales apostaron por una nueva forma de comunicar, aplicando el lenguaje cinematográfico a la comunicación institucional, en su caso algunas monarquías parecen estar arriesgando un poco más con los mensajes que lanzan al público. Felipe y Matilde de Bélgica han apostado, de un modo sorprendente, por elementos del cine de acción.
Protagonistas en movimiento, luces dramáticas, humo y una composición grupal que evoca tensión, épica y unidad visual al estilo de los carteles del cine de acción
El Día Nacional de Bélgica comenzó con la agenda esperada: a las puertas de la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula, donde los reyes Felipe y Matilde, acompañados por sus cuatro hijos, los príncipes Elisabeth, Gabriel, Emmanuel y Eleonore de los belgas asistieron al tradicional Te Deum en conmemoración de la independencia del país. Las imágenes entonces fueron las de siempre, la realeza saludando al público y repitiendo una puesta en escena que viene siendo la misma desde 1831, cuando Leopoldo I prestó juramente como primer Rey de los belgas y juró lealtad a la Constitución.
Tras la ceremonia religiosa, la celebración continuó con el desfile militar, sobrevolado por aviones, marcando el vínculo entre la monarquía, las fuerzas armadas y la ciudadanía, y también con todos los seis miembros de la Familia Real de Bélgica mezclándose con el público, estrechando manos y saludando. Sin embargo, fue al caer la noche, cuando la tradición fue quedando atrás y se vio la ocasión estaba siendo aprovechada por la Casa Real de Bélgica para enviar un mensaje visualmente poderoso.
Entrada triunfal: en el punto álgido del espectáculo y mientras retransmitían en directo todas las cadenas nacionales
El final del día estaba organizado en torno al Parc du Cinquantenaire, un símbolo histórico y cultural en el corazón de Bruselas, y pensado a modo de festejo popular. Todo comenzó en torno a las nueve y estaba organizado en dos bloques: actuaciones musicales por parte de artistas belgas y un show de láseres, drones y fuegos artificiales como cierre apoteósico. Justo en medio, en el punto álgido del espectáculo y mientras retransmitían en directo todas las cadenas nacionales, llegaron Felipe y Matilde de Bélgica con sus cuatro hijos.
En la imagen los personajes están dispuestos como un equipo, cada uno con su rol, lo que recuerda a carteles de películas tipo 'Ocean’s Eleven' o 'Los Vengadores'
La imagen fue inesperada, ya que los seis salieron de la oscuridad, entre humo, luces y arquitectura monumental, en concreto el conjunto que conmemora el 50.º aniversario de la independencia belga, que visualmente recuerda a la Puerta de Brandeburgo en Berlín o el Arco del Triunfo en París. La foto que se tomó en ese momento es precisamente la que al día siguiente decidió compartir la propia Casa Real belga y que contiene elementos visuales y narrativos propios del cine de acción: personajes que se presentan en movimiento o mirando directamente al espectador, lo que genera una sensación de avance, poder y protagonismo; colores intensos y contrastes fuertes que evocan tensión; un escenario urbano y nocturno con humo y focos, elementos clásicos para dramatizar la escena, generar misterio o anticipar un momento épico; y una composición grupal con jerarquía, es decir, los personajes están dispuestos como un equipo, cada uno con su rol, lo que recuerda a carteles de películas tipo “Ocean’s Eleven” o “Los Vengadores”.
En el día que la realeza belga sabía que todo el mundo estaría mirando, aprovecharon para lanzar un doble mensaje: los belgas captaron esa conexión emocional y esa forma de decir “aquí estamos”, mientras que fuera de sus fronteras buscaron dar una imagen de unidad, fuerza y modernidad, no solo como una institución, sino como protagonistas de una historia contemporánea.