Michiko de Japón cumple 86 años más en forma que nunca

Ha festejado este día con un posado con su esposo

Por Beatriz Castrillo

Enarbola la bandera de la elegancia y el estilo oriental y siempre se ha mantenido en un segundo plano y ahora disfruta de su retiro tras la subida al trono de su hijo Naruhito. Michiko de Japón, emperatriz durante 30 años de su país junto a su marido, el emperador Akihito, cumple este martes 86 años. La madre de Naruhito ha querido celebrar su día con un posado junto a su esposo en el que da muestras de tener un estupendo estado de forma y con el que parece que ha superado los achaques de salud que padeció hace casi un año y que fueron motivo de preocupación en la tierra del Sol Naciente. 

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Michiko hizo historia a raíz de casarse con el entonces príncipe Akihito ya que se convirtió en la primera plebeya que se contraía matrimonio con un miembro de la familia imperial japonesa. Primero, como Princesa y después, como emperatriz consorte se convirtió en la royal nipona que más visibilidad ha tenido y la que más ha viajado. Una vida fascinante y muy intensa que se frenó en seco el pasado 22 de octubre de 2019 con la entronización de Naruhito y Masako como emperadores ante miembros de la realeza mundial como los reyes Felipe y Letizia; Guillermo y Máxima de Holanda; Felipe y Matilde de Bélgica y un largo etcetéra de soberanos, príncipes y jefes de Estado. Un relevo que se producía después de anunciarse la abdicación de Akihito y que culminó con su abandono del que habia sido su hogar durante 26 años. Desde el pasado abril el longevo matrimonio vive en el Palacio de Takanawa.

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A pesar de su avanzada edad, Michiko se ha mostrado en público, en sus nuevos retratos, en los que pasea junto a su marido por unos jardines, con muy buen aspecto y eso que en septiembre de 2019 fue operada de un cáncer de mama. Aunque la cirugía salió muy bien, tras ella sufrió fuertes vómitos y no lograba recuperar el peso que había perdido, algo que se achacó a un cuadro de estrés y no al tratamiento hormonal que había recibido a raíz de su tumor. Los cambios en el trono y el cáncer le pasaron factura en su bienestar emocional, que se sumaron a las irregularidades en su ritmo cardíaco que arrastraba desde hacía tiempo. También se la sometió en el pasado a una cirugía de cataratas en ambos ojos y con anterioridad perdió la voz en 1960 y 1993 por la presión mediática que sufría. El rígido protocolo de Palacio ha hecho mella en su menudo cuerpo: fue diagnosticada de fatiga psicológica y una gastritis crónica producida por los apretados cinturones de los kimonos.

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Ahora que la emperatriz tiene mucho más tiempo libre, ya que no tiene agenda oficial, puede dedicar mucho más tiempo a sus pasiones como la lectura y la música (toca el piano) y quizá haya recuperado su afición a la poesía. Hace décadas algunas de sus obras literarias fueron publicadas y muchos de ellos fueron traducidos al francés. De sus versos el más famoso es Nana del árbol de seda, que compuso tras el nacimiento de su primer hijo, en 1960. En 1991 Michiko de Japón escribió un libro para niños, ilustrado por Wako Takeda titulado Mi primera montaña.

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