Masako de Japón celebra su primer cumpleaños como Emperatriz

Ha querido agradecer las numerosas muestras de cariño que han recibido desde que ascendieron al trono el pasado mes de mayo

Por hola.com

Atrás quedan aquellos tiempos en los que Masako de Japón era conocida en el mundo entero como la princesa triste a causa de una profunda depresión que la mantenía recluida en Palacio como reacción al estricto protocolo imperial. Ahora una sonrisa acompaña a la nueva Emperatriz a todas partes. Ya el pasado mes de mayo con el relevo en el trono y más recientemente el pasado octubre, con motivo de los fastos de entronización de su marido, el emperador Naruhito, dio muestras de una nueva Masako que lucharía por la propia felicidad y la de su gente. Con todo el ceremonial de las tradiciones sucesorias japonesas, la princesa mudó en emperatriz y la tristeza en entereza. Este mes de diciembre pone el broche de oro a un año histórico con su primer cumpleaños como Emperatriz de Japón. Cumple 56 años con nuevos bríos y sincero agradecimiento por las innumerables muestras de cariño recibidas desde que se obró la sucesión.

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La Emperatriz nació el 9 de diciembre de 1963 en el Hospital Toranomon de Minato, Tokio. Hija de un importante diplomático del país, creció con el sueño de seguir sus pasos y poder convertirse en algún momento en embajadora. Se preparó con ahínco (habla cinco idiomas de manera fluida y tiene estudios en las universidades de Harvard, Boston y Cambridge), pero la vida le tenía reservado un destino excepcional en la diplomacia de la mano del Heredero al trono, al que conoció en 1986 durante una visita a Japón de la infanta Elena. Gracias a los dotes de casamentera de la emperatriz Michiko, acabaron en el altar en 1993.

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Para celebrar el cumpleaños de Masako de Japón, la Agencia imperial ha difundido como cada año desde aquella boda real una nueva declaración de la hoy Emperatriz: “Cuando recuerdo este año, que ha asistido a un momento histórico, me lleno de emoción. Sinceramente, aprecio mucho las inesperadas y entusiastas celebraciones de tanta gente con ocasión de nuestro saludo público en el Palacio Imperial en mayo o los fastos para enmarcar la entronización del Emperador en noviembre… A lo largo de estos siete meses he recibido las cálidas muestras de cariño de mucha gente durante las visitas a varios puntos del país y durante los compromisos en Tokio”.

El discurso de la nota de este año ha sido muy diferente al de hace un año, cuando insinuaba sus dudas de poder ejercer con eficacia su nuevo papel: “Si pienso en los días que han de venir, a veces me siento insegura sobre hasta qué punto podrá serle útil al pueblo”, apuntaba aquel nostálgico comunicado que tanto dio de qué hablar. Esta vez la Emperatriz, que aprovechó la ocasión para enviar un mensaje de solidaridad a las personas que han sufrido por los desastres naturales en su país, se muestra optimista: “Renuevo mi esperanza, de que junto a Su Majestad, estemos con nuestra gente, siempre deseando su felicidad”. Felicidad que ahora es también la suya propia.

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