Las distinciones más grandes en manos de los más pequeños

Por hola.com

Fue el pasado 31 de octubre, cuando la princesa Leonor recibió a través de un Real Decreto la más alta distinción de la Corona Española, el Toisón de Oro. Una insignia que aporta tradición y continuidad, creada en oro esmaltado y lisado por el centro. Eslabón y pedernal formaban parte de las armas del Fundador de la Orden del Toisón, con el lema "Ante ferit quam flamma micet" (Hiere antes de que se vea la llama). Como Leonor, el heredero al trono de Mónaco y su hermana –los mellizos Jacques y Gabriella-, y el príncipe Nicolás de Suecia también han recibido en el 2015 la más alta distinción que concede su país.

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Jacques y Gabriella de Mónaco

El 10 de mayo de este año, cuando cumplían los cinco meses, Jacques y Gabriella –hijos de los príncipes Alberto y Charlene- fueron bautizados en una solemne ceremonia en la catedral de Mónaco. Tras esa celebración, en el salón de los Espejos del Palacio Grimaldi se celebró una ceremonia de condecoración, en la que el príncipe Alberto distinguió al príncipe Jacques con la Gran Cruz de la Orden de los Grimaldi y a la princesa Gabriella, con la Gran Oficial de la Orden de los Grimaldi.

Esta distinción, la más grande que Mónaco puede otorgar, tiene cinco rangos, que van desde Caballero hasta la Gran Cruz de la Orden Grimaldi. Por tanto, el marqués de Baux y heredero al trono recibió la máxima distinción; su hermana, la condesa de Carladès, recibió un rango inferior, el de Gran Oficial. La medalla consiste en una cruz de cuatro brazos en esmalte blanco, coronado por la corona principesca. En el centro figura el sello de Su Alteza Serenísima el Príncipe Raniero III, como un caballero galopante, rodeado por la leyenda Rainier Grimaldi Prince de Monaco. Prendida de una cinta, que como no podía ser de otro modo, está confeccionada con los colores de la bandera el blanco y el rojo.

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Nicolás de Suecia

También durante su bautizo, el pasado 11 de octubre, el príncipe Nicolás de Suecia –hijo de la princesa Magdalena y de Chris O’Neill- recibió de las manos de su abuelo, el rey Carlos Gustavo, la condecoración más importante de Suecia: La Orden de los Serafines.

Como viene siendo tradición -lo recibieron en el momento de su bautizo su hermana Leonore y su prima Estelle-, en la propia capilla del palacio de Drottningholm, residencia de los Reyes, el soberano condecora a sus nietos con una distinción que no podrán volver a usar hasta su mayoría de edad y que ese día lucen sobre el centenario faldón de cristianar de los Bernadotte. Esta distinción –creada por el rey Federico en 1748- se confiere exclusivamente a los miembros de la Familia Real o jefes de estado extranjeros. La insignia –con una corona real de oro y prendida con una cinta de muaré azul claro- consiste en una cruz esmaltada en blanco, cuyo centro es un medallón azul con el monograma IHS (Jesus Hominum Salvator).

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Mientras el resto de principes y princesas de la realeza europea tendrán que esperar, en algunas cortes hasta demostrar su buen servicio al país y a la dinastía y a otras a la mayoría de edad. Este es el caso de la princesas holandesas. Amalia, Alexia y Ariane -hijas de los reyes Guillermo Alejandro y Máxima- recibirán la Gran Cruz de la Orden del León de Oro Neerlandés al cumplir los 18 años. Algo que no ocurriría en enl caso de haber sido varones, ya que hubieran sido nombrados Caballeros de la orden en el momento de nacer. Así ocurre también en la corte de los Grandes Duques de Luxemburgo, que mientras los hijos varones ingresaron como caballeros en la misma orden de forma automática, la princesa Alejandra esperó a la mayoría de edad, en el año 2009, para ingresar.

Como ocurre en el caso del Toisón de Oro -que desde 1985 se concede también a las mujeres-, la aceptación de las princesas dentro de la Orden del León de Oro Neerlandés es relativamente reciente y se debe gracias a un acuerdo de 1984 entre los dos Jefes de la Casa de Nassau, que entoncer eran el gran duque Juan de Luxemburgo y la reina Beatriz de Holanda. La nuera de esta, la reina Máxima, fue admitida dentro de la orden al contraer matrimonio con Guillermo Alejandro de los Países Bajos.

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En el caso de Dinamarca, los dos últimos miembros de la Casa Real admitidos en la Orden del Elefante fueron, en 2004, la princesa heredera Mary y, en 2008, la princesa Marie, segunda esposa del príncipe Joaquín. Ni el Conde de Monpezat ni sus hermanos pertenecen, por el momento, a la orden del preciado elefante, cuyo último miembro en ingresar ha sido la reina Máxima de Holanda , en marzo de este mismo año.