La Reina de Inglaterra presidió la apertura del Parlamento británico

A pesar de sus fuertes dolores de espalda y bajo el enorme peso de la corona y el manto de armiño

Por hola.com

Haciendo caso omiso de todos los consejos, Isabel II partió de su residencia, el palacio de Buckingham, hacia el palacio de Westminster -en la orilla Norte del Támesis- en su carroza de oro. Un impresionante vehículo que se construyó para George III (1762)quien pidió expresamente que fuera esplendorosa al arquitecto más reconocido de aquellos tiempos: Guillermo Chambers. Chambers contó con la ayuda del pintor florentino, Giovanni Battista, que se encargó de los paneles laterales y de la escenificación de las alegorías que reflejaban la grandeza de Inglaterra; así como del escultor, José Wilton que construyó la cabeza de un "dios", en color dorado, y la talló minuciosamente bajo las puertas del carruaje. George III no la usó para su coronación ni para su boda con la princesa Charlotte of Mecklenburg-Strelitz pero sí,en noviembre de 1762, cuando ésta fue sacada a la calle, por primera vez, con motivo de la tradicional sesión de apertura del Parlamento. Los periódicos de la época escribieron a la hora de definirla: "Con una elegancia y una grandeza sin precedentes en todos los reinos de Europa".

Respetando la tradición, y pese a la malísima suspensión de este Vehículo, la Reina recorrió el trayecto que separa su palacio del edificio del parlamento para pronunciar su discurso. Un discurso -está escrito por funcionarios que trabajan para el Primer Ministro, Tony Blair- en el que hizo referencia a la idea que tiene su gobierno de combatir los planes terroristas. Tampoco se olvidó la Soberana de mencionar la reforma de las pensiones pendiente ni de anunciar la puesta en marcha de una ley que proteja el medio ambiente, así como de mencionar una serie de medidas contra la inmigración y los "empleadores" que usen mano de obra ilegal.