Nueva York y Londres dan una espectacular bienvenida a la Navidad

Por hola.com

El rostro de la Navidad se ha asomado, un año más, a las calles de las principales ciudades del mundo. La nieve ha cubierto las calles de Nueva York, pero ésta no fue razón suficiente para que sus ciudadanos no acudieran a contemplar la iluminación de las treinta mil luces que rodean el árbol navideño situado en el Rockefeller Center. Se trata de un abeto noruego de 23 metros, con un peso superior a siete toneladas y trece metros de ancho, propiedad de una familia de Nueva Jersey que, abrumada por las dimensiones del árbol, no ha tenido más remedio que deshacerse de él.

El encendido del árbol en el Rockefeller Center es, probablemente, la tradición navideña más famosa de Nueva York. Desde que se iniciara en 1933, son miles los neoyorquinos que acuden a la ceremonia del encendido. Este año fue el alcalde, Michael Bloomberg, quien prendió las luces acompañado de un peculiar Santa Claus, el ex astronauta Buzz Aldrin, y de Jerry Seller, copropietario del famoso edificio. Pero antes de que las luces dominaran el árbol, y trajeran sabor de Navidad a las calles de la Gran Manzana, hubo un espectáculo de más de dos horas amenizado por cantantes como Sheryl Crow, Michelle Branch y Barry Manilow. Mañana, muchos de los patinadores que surcan el hielo en esta plaza del centro de Manhattan sentirán la sombra imponente del abeto.

Mette-Marit y Haakon, en Londres
Por su parte, los príncipes de Noruega no quisieron perderse esta primera manifestación de la Navidad. Invitados por sir Frances Blois, Haakon y Mette-Marit asistieron a la ceremonia de iluminación del árbol de Navidad en la capital inglesa. Este abeto, procedente de Noruega, se ha convertido en símbolo de las estrechas relaciones existentes entre Noruega y Gran Bretaña. Como en Nueva York, esta tradición se remonta a décadas pasadas y tiene un origen histórico de gran interés. Cuando Noruega fue invadida durante la Segunda Guerra Mundial, el rey Haakon VII, y el Gobierno legalmente constituido, buscó refugio en Gran Bretaña. Y, a pesar de los dolores del exilio, quisieron proseguir una costumbre, con árboles de tierras Noruega, que les quitara un poco de nostalgia y diera luz a sus amigos británicos. Muchos años después, el príncipe heredero Haakon recuerda a su bisabuelo frente a un abeto rico en luces. La Navidad vuelve año a año con un mensaje inequívoco de esperanza.