La importancia de la estimulación temprana en los bebés se considera ya, por parte de expertos y pediatras, en un requisito básico para el correcto desarrollo del niño, pues con ella conseguimos potenciar sus funciones cerebrales a todos los niveles: cognitivo, lingüístico, motor y social. Para que nuestro cerebro se enriquezca necesita información, y su crecimiento depende de la cantidad, el tipo y la calidad de esa información. Por ello, es fundamental que el bebé reciba estímulos regulares desde su nacimiento. Sin embargo, cuando pensamos en un recién nacido, que apenas pasa tiempo despierto, ¿qué estímulos podemos darle? Uno muy sencillo y eficaz es la voz, que estimula su sentido del oído. Basta con cantarle. Pero hay otros muchos.
Entre ellos, se encuentran los sonajeros, los móviles colgantes o los mordedores. Todos ellos son juguetes aptos para los más pequeños, desde los 0 a los 6 meses. Una etapa del desarrollo para la que la filosofía Montessori también ha creado opciones, con unos beneficios que suman enteros a ese desarrollo de las capacidades:
- Se distinguen del resto de juguetes porque no contienen plásticos ni luces ni colores. Tampoco hay sonidos y no suelen llevar pilas. Una pista que te ayudará a reconocerlos.
- Son juguetes pensados para mantener, en todo momento, la seguridad del bebé.
- Los materiales que utilizan son naturales, como la madera o lana.
- Son respetuosos con el medio ambiente, no suelen tener relación con el mundo de la fantasía y fomenta el juego libre, es decir, los niños aprenden a partir de su propia experiencia.
Además, en concreto, los juguetes para bebés están pensados para que mejoren, sobre todo, sus habilidades motoras, para trabajar la coordinación y desarrollar la imaginación. Ahora bien, no hay que olvidar que son bebés de muy pocos meses y lo que necesitan es ir poco a poco aumentando esos estímulos sensoriales, empezando por cosas muy sencillas.
Actividades fáciles para aplicar el método Montessori en casa