Al igual que sucede con otras conductas de riesgo que pueden tener una influencia negativa sobre el desarrollo del adolescente, lo mejor es prevenir.
Para evitar la emisión y propagación de este tipo de mensajes de odio habría cuatro puntos claves, según detalla Beatriz Martín Padura.
1. Prevención en casa y en la escuela. Los prejuicios no se deben perpetuar en estos ámbitos. Igualmente, es necesario que al niño y al adolescente se le dote de un buen control emocional, de empatía y de capacidad de análisis, que contribuyen a no intervenir en estos discursos de odio.
2. Normas claras y protocolos de denuncia. Los adolescentes y los jóvenes necesitan saber qué dice la ley y cómo pueden enfrentarse con garantías a estos mensajes de odio.
3. Resposabilidad social. El problema de los mensajes de odio no se puede dejar en el ámbito personal. Hay que actuar colectivamente para que tanto las víctimas como los espectadores estén en sintonía para acabar con ellos.
4. Sensibilización. Se trata de un problema serio que hay que saber identificar bien y para el que hay que formarse (https:/nomorehaters.es/).