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Es Tendencia

El consumo de alcohol, tabaco y drogas cae a mínimos entre los adolescentes, pero ¿qué cantidad de dinero disponible aumenta el riesgo?


Los adolescentes están cambiando su postura con respecto a sustancias de uso común como el tabaco, el alcohol y otras drogas ilegales. Así se refleja en estudios recientes que han puesto de manifiesto la estrecha relación entre salud mental y consumo.


Grupo de adolescentes sentados en el césped© Adobe Stock
1 de diciembre de 2025 - 14:18 CET

La Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES) es una valiosa herramienta para medir cómo van evolucionando los consumos en los últimos 12 meses entre adolescentes de 14 a 18 años. Dependiente del Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad, en la edición de 2025 se ha entrevistado a más de 35.000 estudiantes para configurar un mapa que ha dejado resultados sorprendentes. 

La juventud empieza a recuperar su bienestar, pero factores como la soledad o la incertidumbre siguen afectando profundamente a su equilibrio emocional

Beatriz Martín Padura, directora general de Fad Juventud

El alcohol, la sustancia más consumida

El alcohol sigue siendo la sustancia más consumida en este grupo de edad: casi un 74% lo han probado alguna vez. No obstante, este porcentaje es menor que en años anteriores, y, sobre todo, han descendido las prácticas de riesgo como las borracheras o el consumo por atracón (binge drinking). Eso sí, la edad en que los menores comienzan a beber sigue siendo muy baja: 13,9 años de media (el consumo semanal se establece a los 14,8 años y la primera borrachera llega a los 14,6 años).

Otros consumos habituales, como el tabaco y el cannabis alcanzan en esta edición el índice más bajo desde hace 25 años. La edad en que comienzan a fumar está en 14,1 años de media, mientras que en el cannabis, que es la sustancia ilegal más consumida entre los adolescentes, está en 14,8 años de media. No obstante, el informe subraya el peligro del consumo sobre la salud física y mental. En el caso del cannabis, la psicosis puede aparecer en un 8% de los consumidores, sobre todo cuando comienzan muy jóvenes.

Hay otra buena noticia, y es que los cigarrillos electrónicos y vapers se toman menos que en 2023, quizá porque la encuesta refleja que la percepción del riesgo que suponen ha crecido entre ellos. Pasa igual con el cannabis, porque un 94% de los encuestados entienden el alto riesgo de su consumo habitual.

La tendencia descendente se observa también en los hiponosedantes (con o sin receta), como tranquilizantes o somníferos, que bajan por primera vez desde 2014, y en otras sustancias ilegales como la cocaína o el éxtasis.

Grupo de adolescentes felices mirando a cámara© Adobe Stock

¿Qué relación hay entre el consumo y el dinero disponible?

El citado informe estudia también cómo se relaciona el dinero disponible con este tipo de consumos. La respuesta es que cuando los adolescentes disponen de más de 20 euros a la semana hay consumos más altos que cuando tienen acceso a menos dinero.

Otro factor con peso en el consumo son los resultados académicos, pues cuando hay malos resultados, se ha repetido curso o se falta a clase con regularidad, hay más riesgo de consumo de alcohol, tabaco y cannabis. 

Los problemas psicológicos también tienen una implicación directa en que los adolescentes consuman o no este tipo de sustanciasCuando sienten malestar emocional es más probable que consuman, al igual que cuando han llevado a cabo prácticas de riesgo, por ejemplo, en el terreno sexual.

Adolescente rechazando tabaco© Adobe Stock

Más percepción de riesgo ante el consumo

En general, ESTUDES 2025 refleja cómo los adolescentes son ahora mucho más conscientes de los riesgos del consumo habitual de todas estas sustancias. Una percepción que se alinea con un mayor cuidado de su salud, tras años de deterioro.

Así, en el Barómetro Juventud, Salud y Bienestar 2025, realizado por la Fundación Mutua Madrileña y Fad Juventud, se recoge una recuperación en la valoración que los jóvenes hacen de su salud. Tras el desplome en 2021, se ha recuperado parte del terreno perdido en la pandemia, aunque no se ha llegado a los niveles de bienestar previos a ella. La ansiedad sigue siendo el problema fundamental de salud mental a esta edad y un 54% de ellos confirma haber tenido una alteración en este ámbito, menos que en años inmediatamente anteriores.

No obstante, dos de cada tres jóvenes perciben su salud como buena o muy buena, lo que mejora notablemente los índices de hace solo dos años, cuando la salud mental sufrió un desplome muy acusado, y permite dirigir una mirada más optimista hacia el bienestar de los más jóvenes. De hecho, hay un 42% que realiza ejercicio todos los días, y ha crecido hasta el 56% los que muestran interés por su alimentación. Sin embargo, este fenómeno no viene solo, pues se acompaña de una preocupación creciente por la imagen.

"Los datos nos muestran a una juventud que empieza a recuperar su bienestar, pero también evidencian que la salud no puede entenderse solo desde lo individual. Factores como la soledad, la incertidumbre o las desigualdades siguen afectando profundamente a su equilibrio emocional. Avanzar en salud juvenil implica trabajar también por vínculos más sólidos y por entornos sociales que cuiden", concluye Beatriz Martín Padura, directora general de Fad Juventud.

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