El paso de la cuna a la cama puede venir de la mano de miedos (a la oscuridad, a quedarse solos, a los monstruos…). Olga Sesé, coach de sueño infantil (@babyrem_coach), acaba de publicar el cuento ilustrado Mi cama fantástica (Ed. Beascoa), precisamente con la clara intención de ayudar a los más pequeños a superar esos miedos y a transformar la hora de dormir en un momento tranquilo y sin miedo para ellos. Hemos hablado con ella acerca de las pautas que pueden seguir a los padres para facilitar a sus hijos el cambio. ¡Es una oportunidad única para que lo vean como una señal de que ya son mayores!
¿Cuándo es el momento ideal, a qué edad, para que los peques vayan a dormir a su propia habitación?
No hay una edad exacta, ya que cada peque tiene su propio ritmo. Sin embargo, entre los 2 y los 3 años suele ser un buen momento para iniciar el cambio. A esta edad, los peques comienzan a desarrollar más autonomía y confianza, lo que facilita dormir solos. Lo importante es que la transición se haga de forma gradual, sin forzar, respetando los tiempos del peque y de la familia.
El miedo a dormir solos es algo completamente normal y forma parte del desarrollo emocional infantil.
¿Cómo ayudarles a hacer la transición de la cuna a la cama?
La transición debe hacerse de forma progresiva y respetando el ritmo del peque. Algunas estrategias que pueden facilitar el proceso son:
- Hacerlo partícipe del cambio. Permitir que elija su cama, las sábanas, los cojines o incluso que ayude a montarla, le da una sensación de pertenencia y entusiasmo por su nuevo espacio.
- Mantener rutinas predecibles. Incluir momentos de conexión emocional, como leer juntos un cuento como Mi cama fantástica o cantar una canción, ayuda a que el peque se relaje y asocie la hora de dormir con algo agradable.
- Acompañar y validar sus emociones. Es normal que surjan dudas o inseguridades. Escucharlas y ofrecer comprensión refuerza la confianza del pequeño.
- Conservar elementos familiares. Un peluche, una manta o las mismas sábanas pueden brindar seguridad y continuidad durante el cambio.
También es importante evitar realizar este proceso en momentos de otros grandes cambios o estrés:
- No coincidir con etapas de adaptación importantes, como la llegada de un nuevo hermano o el cambio de guardería.
- Respetar los tiempos del peque. Si aún no muestra señales de estar preparado, es mejor esperar un poco más antes de insistir.
- Introducir la novedad poco a poco. Empezar con las siestas en la nueva cama puede ser un buen paso previo antes de dormir allí toda la noche.
¿Por qué algunos niños tienen miedo de dormir solos?
El miedo a dormir solos es algo completamente normal y forma parte del desarrollo emocional infantil. No se trata de un signo de inseguridad permanente ni de un “problema de sueño”, sino de una etapa más en su crecimiento.
Durante los primeros años, los niños están construyendo su sentido de seguridad y aprendiendo a manejar la separación de sus figuras de apego. La noche, con su silencio y oscuridad, puede representar un momento en el que esa distancia se percibe con más intensidad. Por eso, es frecuente que busquen la presencia o el contacto de sus padres para sentirse tranquilos.
Acompañar al niño con paciencia, empatía y coherencia es la mejor manera de ayudarle a sentirse seguro en su propio espacio, y con el tiempo, esa confianza se traducirá en noches más tranquilas para toda la familia.
A esto se suma que su imaginación está en pleno desarrollo. A partir de los 2 o 3 años, los peques comienzan a crear imágenes y escenarios mentales que pueden parecer muy reales para ellos. Sombras, ruidos o figuras en la oscuridad pueden despertar temores que el adulto sabe que no son reales, pero que para el niño sí lo son.
Por eso, es importante entender que no es un simple “miedo a la oscuridad”, sino una combinación de factores emocionales y evolutivos. Acompañar al niño con paciencia, empatía y coherencia es la mejor manera de ayudarle a sentirse seguro en su propio espacio, y con el tiempo, esa confianza se traducirá en noches más tranquilas para toda la familia.
¿Cómo ayudarles a hacer frente a ese miedo?
Lo primero es validar lo que sienten. No debemos restarle importancia ni ridiculizar sus temores. Podemos ofrecer herramientas sencillas: una luz tenue, un muñeco que los acompañe o una rutina de despedida cariñosa. La calma, la constancia y la empatía de los padres son la mejor ayuda para superar esos miedos.
¿Siempre se trata de miedo a la oscuridad, a los monstruos… o tiene que ver con separarse de sus padres?
A menudo se combinan ambas cosas. Los monstruos o la oscuridad pueden ser una forma simbólica de expresar el miedo a la separación. Por eso, trabajar la seguridad emocional durante el día, pasar tiempo de calidad, mostrar afecto y fomentar su autonomía contribuye mucho a que duerman mejor por la noche.
¿Es adecuado que el padre o la madre se vayan a la cama del niño para ayudarle a dormir, que estén con él hasta que se duerma?
Depende de cómo se haga. Si es un momento breve de acompañamiento, puede ser muy positivo. Pero si el peque necesita que los padres se queden siempre hasta que se duerma, puede volverse una dependencia. Mi recomendación es ir reduciendo poco a poco la presencia, de forma respetuosa y progresiva, para que el peque aprenda a dormirse solo, sintiéndose seguro.
¿Hay algún truco clave para ayudarles a quedarse solos en su habitación para dormir?
La clave está en la rutina y la consistencia. Repetir las mismas acciones cada noche da la sensación de control y previsibilidad. También funciona muy bien reforzar positivamente los avances, celebrar los pequeños logros y ofrecer un entorno tranquilo, sin pantallas ni estímulos antes de dormir.
¿Qué hacer cuando se despiertan en medio de la noche? ¿Es adecuado que llamen a papá o a mamá?
Es normal que los peques se despierten. Si llaman, los padres pueden acudir, ofrecer consuelo y acompañarlos a volver a dormirse, pero evitando que la noche se convierta en una nueva hora de juego o conversación. El objetivo es que aprendan que pueden volver a dormirse sin necesitar tanta intervención adulta.
¿Y si se despiertan por una pesadilla? ¿Cómo ayudarles en ese caso?
Las pesadillas son una forma en la que los peques procesan emociones y experiencias. Cuando ocurren, lo ideal es consolarlos, abrazarlos y recordarles que fue solo un sueño, que están seguros. Conviene mantener las luces suaves y el tono de voz calmado. Si las pesadillas son frecuentes, puede ayudar hablar durante el día sobre lo que les preocupa y ofrecer estrategias de relajación antes de dormir.





