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Vanessa Fernández, doctora en Psicología, sobre adolescentes hospitalizados por depresión: “Es muy importante que los padres muestren tranquilidad y confianza en la recuperación de sus hijos”


Cada vez son más los adolescentes con una depresión tan severa que requieren ingresar en una unidad psiquiátrica. La experta explica cómo se les ayuda a superar esta dura situación.


Vanessa Fernández, doctora en Psicología© Vanessa Fernández
21 de octubre de 2025 - 7:00 CEST

Ver cómo un hijo adolescente ingresa en un hospital por culpa de la depresión que padece es devastador para cualquier padre o madre. Y, en contra de lo que podría parecer, no son casos aislados. De hecho, un estudio de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y publicado en la revista científica Journal of Affective Disorders pone de manifiesto que el número de hospitalizaciones por depresión en adolescentes en España ha aumentado un 1.217 % en las últimas dos décadas

En total, se trata de 9.881 de chavales de entre 11 y 18 años que, durante los últimos 22 años, han sido hospitalizados con depresión como diagnóstico principal. ¿Qué les lleva a un malestar de tal calibre como para necesitar ingreso hospitalario? Y, sobre todo, ¿cómo ayudarles en esta situación? Lo explica en detalle Vanessa Fernández, doctora en Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, miembro del Colegio de la Psicología de Madrid y autora de Padres que echan humo (Ed. Esfera de los libros).

Para que un menor ingrese en un centro hospitalario, debe encontrarse una situación crítica y de peligro para su propia vida o de un nivel de sufrimiento muy muy intenso.

Vanessa Fernández, doctora en Psicología

El número de hospitalizaciones por depresión en menores de edad ha aumentado notablemente tras la pandemia de COVID-19. ¿A qué puede deberse?

A muchas personas nos preocupaba mucho cómo iba a afectar la pandemia a los niños. ¿Por qué? Porque los chavales jóvenes y adolescentes estaban en plena fase de desarrollo social y de la personalidad. Por eso, ese aislamiento, unido a esos miedos al contagio, han hecho que estos niños y adolescentes estuvieran durante un periodo de tiempo, relativamente largo para su edad, elevando los niveles de incertidumbre con ello, elevando también los niveles de ansiedad; y, por otro lado, se les ha aislado socialmente en una etapa clave en la que necesitan de la relación con los amigos. 

Esto, sin querer, ha hecho que quizás las bases de socialización no quedaran bien asentadas, la gestión emocional se llevara a cabo de una manera muy rudimentaria y haya dado lugar a un incremento de la patología psiquiátrica

¿En qué situación se encuentra un menor de edad con tal estado depresivo que debe ingresar en un centro hospitalario?

Para que un menor ingrese en un centro hospitalario, debe encontrarse una situación crítica y de peligro para su propia vida o de un nivel de sufrimiento muy muy intenso. Para que tenga una depresión sin ingreso tiene que cumplir como criterio que tenga interferencia en la vida cotidiana, en sus relaciones sociales, académicas… 

Pero para que haya un ingreso tiene que haber algo más; es decir, ya contamos con la interferencia en la vida cotidiana, pero claro, para que ingrese, tiene que ser algo ya mucho más grave y preocupante, como que peligre la vida del niño: que haya habido ideación suicida, intentos propiamente dichos, que tenga un nivel de agitación o de malestar muy muy intenso, que requiera de una serie de medicación para que puedan estabilizarse… Suelen ser criterios de una gravedad extrema y que suele afectar a la vida del paciente. 

Adolescente con depresión© New Africa - Adobe Stock

¿Cómo se trabaja con ellos allí para superar esa depresión?

Desde el punto de vista de la psicología se les enseñan herramientas para gestionar sus emociones, manejar su autodiálogo interno, sus pensamientos, que sean más constructivos, que no se centren tanto en aspectos negativos… Y también se hace una evaluación, se explora de cuáles son las características o las situaciones, problemas de su día a día que fomentan o mantienen ese estado depresivo. Por ejemplo, no tener habilidades sociales, no relacionarse bien con otros niños, tener también muchos niveles de ansiedad asociada al ámbito académico, conflictos familiares que puedan afectar al niño… 

Eso desde el punto de vista psicológico y, a nivel psiquiátrico, pues ya con la medicación, que la prescribe el psiquiatra, que muy frecuentemente son antidepresivos

¿Llegan a superarla o van a estar condicionados, de una forma u otra, de por vida?

Por supuesto que llegan a superarla y así hay que transmitírselo, hay que motivarlos. Con un correcto tratamiento psicológico en el que se les enseña a gestionar sus emociones, unido —en la depresión severa— a psicofármacos, claro que lo supera e, incluso, puede salir más fuerte con unas herramientas de gestión emocional que antes no tenía. 

La depresión es una enfermedad y, cuando recibes un buen tratamiento, se puede curar.

Vanessa Fernández, doctora en Psicología

Cuando las depresiones son severas, aunque sean niños o adolescentes, se utilizan fármacos; en depresiones leves o moderadas, a veces es suficiente con el tratamiento psicoterapéutico. 

Supongo que las familias, los padres de estos adolescentes, también necesitan ayuda, una guía para acompañar a sus hijos en esta difícil situación. ¿Cómo es o cómo debería ser esta ayuda? 

La ayuda a los padres es una ayuda de apoyo emocional también. Los padres necesitan un espacio en donde, en la terapia, puedan exponer sus dudas, sus inquietudes y también de seguridad emocional, donde puedan exponer su malestar. 

Aparte de ese espacio de dudas, malestar, etc., se les enseñan herramientas a los padres, se les orienta acerca de cómo actuar ante los episodios o situaciones críticas que tienen con sus hijos y, por supuesto, se les dice también cuándo deben contactar con los especialistas en caso de que su hijo experimente síntomas que atenten contra su vida. 

¿Qué pueden hacer, a su vez, los padres para ayudar a sus hijos tanto durante el ingreso hospitalario como una vez que reciben el alta?

Durante el ingreso hospitalario, es muy importante que los padres muestren tranquilidad y confianza en la recuperación de sus hijos. Tenemos que tener en cuenta que las emociones se contagian y tanto el nerviosismo como la calma, también; entonces es fundamental que los padres transmitan esas señales de seguridad, de calma, de confianza, a sus hijos, que les hablen de cuando estén fuera, de cómo van a estar bien, sin tampoco generar un falso optimismo. 

Y, por supuesto, apoyo, haciéndoles ver que, aunque estén ingresados, en todo momento le están esperando y cuentan con ellos. Ya se encargan también las unidades de que, cuando estos beneficios se mantengan, el contacto con sus familiares de manera continuada. 

¿Suelen poder retomar después su vida normal? Si es así, ¿cuándo, aproximadamente, desde el alta hospitalaria?

Sí, y hay que transmitírselo así. Es decir, la depresión es una enfermedad y, cuando recibes un buen tratamiento, se puede curar. Otra cosa es que luego hay personas con mayor o menor tendencia a la depresión y esos episodios hay que tratarlos, pero se podrán reincorporar a su vida normal e incluso, es bueno y necesario. 

¿Desde cuándo? Pues mira, no me atrevo a decirte una cifra, pero es bueno que lo hagamos de manera progresiva. No hace falta estar en esa progresión seis meses, pero tampoco podemos esperar que, según salgas del hospital, tengas que ponerte ya a funcionar. Pero con un periodo de adaptación normal, en donde poco a poco se les vaya incorporando a su vida académica y social, por supuestísimo que el paciente puede incorporarse a su vida cotidiana. Y así debe ser y debemos pelearlo para que suceda. 

¿Qué papel juega la detección temprana de la depresión infantil o adolescente a la hora de evitar las hospitalizaciones?

El papel de la detección temprana es importantísimo, no solamente para evitar hospitalizaciones, cosa que se logra con un adecuado tratamiento psicológico y con psicofármacos, con psiquiátrico, sino también para evitar una interferencia, como te decía al principio de la entrevista, en el desarrollo social y de la personalidad del paciente. 

Son etapas claves, y una depresión en gente tan joven es muy peligrosa porque afecta muchísimo a su estructura, a su personalidad, a su rendimiento académico, a sus relaciones sociales, a la manera en la que aprenda a afrontar la vida… La detección precoz es importantísima.

El estudio de la UNIR señala la importancia de un abordaje de la situación diferenciado por género. ¿Por qué? ¿Qué podría explicar esta diferenciación?

Las diferenciaciones basadas en el género las vamos a encontrar en muchísimos estudios de tipo psicológico. Hay mucho que decir respecto a esto. A veces se alude al género en sí y otras veces pensamos también que es la manera en la que se detectan los casos y en la expresión que tienen el género femenino y masculino acerca del malestar: los hombres tienden más a callarse, a no expresarlo, a ir menos a terapia… Eso también puede hacer parecer que tienen menos patología, pero esto entre comillas porque no se tiene del todo claro. 

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