El pasado fin de semana el cantante Maluma concitó la atención mediática mundial al interrumpir un concierto que se celebraba en Ciudad de México para afear la decisión de una madre que estaba entre el público con su bebé de un año. El pequeño no tenía protección en los oídos y, además, estaba siendo movido por la progenitora de una manera que llamó la atención del artista.
“Con todo el respeto, yo ya soy padre: ¿usted cree que es una buena idea traer a un bebé de un año a un concierto en el que los decibelios están en la puta mierda [sic] y el sonido está durísimo?”, le espetó el cantante en un primer momento. Pero sus palabras, que se han hecho virales, no quedaron ahí: “¿Usted sabe qué está haciendo aquí? La próxima vez protéjale los oídos".
El artista fue padre en marzo de 2024 de una niña llamada Paris, que también salió a relucir en esa conversación que mantuvo con la fan delante de todos sus seguidores: "Es un acto de irresponsabilidad y usted lo estaba meneando como si fuera un juguete. Ese niño no quiere estar ahí, de verdad. Se lo digo con todo el cariño y con todo el respeto, ya que soy papá. Yo a Paris nunca la habría traído a un concierto. Para la próxima, sea un poco más consciente, ¿vale?”.
El episodio se ha hecho viral en redes sociales, donde la mayoría de sus seguidores ha mostrado su apoyo al cantante. Pero, ¿qué hay de realidad en su advertencia? ¿Qué indican los expertos? ¿Cuáles son los riesgos reales que corre un niño pequeño en estos entornos?
¿Acudir a festivales de música con un bebé?
"La Asociación Española de Pediatría (AEP), a través de su Comité de Salud Medioambiental (CMS-AEP), desaconseja llevar a bebés y niños pequeños a conciertos, festivales o cualquier evento con altos niveles de ruido, debido al grave riesgo que supone para su salud auditiva". La razón principal es que en bebés y niños pequeños el oído es especialmente vulnerable, ya que sus estructuras auditivas aún están en desarrollo y no tienen los mecanismos necesarios de protección.
En un evento musical se pueden alcanzar picos entre 110 y 130 decibelios (dB) en lugares que estén cerca de los altavoces, "niveles suficientes para provocar daño auditivo irreversible en cuestión de segundos, especialmente en el caso de bebés y niños", alertan. Hay que tener en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS), al igual que las asociaciones médicas pediátricas, recomiendan que la población infantil no se exponga a más de 85 decibelios durante más de una hora, y advierten de que "a partir de 70 dB la exposición prolongada ya puede acumular riesgo de daño".
Una conversación normal alcanza unos 60 decibelios, mientras que el sonido del tráfico, unos 85 decibelios, lo que da idea del cuidado que hay que tener con la audición de los más pequeños.
¿Qué síntomas muestra un niño sobreexpuesto al ruido?
Como indican desde el Comité de Salud Medioambiental de la AEP, "en lactantes, los efectos de una sobreexposición al ruido no siempre son inmediatos ni fáciles de reconocer. A diferencia de los adultos y niños más mayores, no pueden comunicar molestias como pitidos o pérdida de audición temporal".
Por eso, hay que estar atentos a los posibles síntomas de sobreexposición a ruido si el menor ha estado en un acontecimiento con muchos decibelios de sonido. Son estos:
- Llanto inconsolable o irritabilidad repentina.
- Sobresaltos exagerados o persistentes ante sonidos.
- Parpadeo frecuente o gestos evidentes de incomodidad.
- Apatía o somnolencia anormal.
- Falta de reacción ante sonidos habituales.
- Movimientos repetidos de frotarse los oídos o tocarse la cabeza.
"Las consecuencias de un trauma acústico agudo pueden incluir pérdida auditiva temporal o permanente, acúfenos (pitidos, que en lactantes solo se deducen por su comportamiento) y daño neurosensorial irreversible", destacan.
10 pautas para cuidar la salud de los oídos en niños
La Asociación Española de Pediatría recomienda una serie de pautas según la edad del menor para evitar daños auditivos. Este su decálogo de protección auditiva infantil:
- Evitar la exposición: no llevar a lactantes ni preescolares (menores de 6 años) a conciertos de adultos, discotecas, festivales o eventos con alto volumen (incluidos fuegos artificiales cercanos), "incluso aunque porten protección auditiva, ya que el riesgo de daño es elevado". En el caso de escolares, entre 6 y 12 años, "la asistencia solo deberá considerarse si el evento está adaptado (volumen controlado, zonas seguras) y cumpliendo estrictamente las medidas de protección". Además, hay que asegurarse de que el menor puede comunicar molestias y colaborar con las medidas de protección. En el caso de mayores de 12 años, "sigue siendo imprescindible usar protección adecuada, respetar los tiempos de exposición y evitar situarse cerca de los altavoces, limitando además la frecuencia de estas exposiciones".
- Usar orejeras específicas para su edad, nunca tapones pequeños por riesgo de atragantamiento.
- Mantener al menos 30 metros de distancia de los altavoces y situarse en zonas laterales.
- Limitar la permanencia en entornos con niveles sonoros superiores a 85 decibelios a un máximo de 30 o 60 minutos.
- Alternar la estancia con zonas tranquilas para permitir que el oído descanse.
- Medir el sonido con aplicaciones fiables para conocer la exposición real.
- Evitar recintos cerrados o con mucha reverberación donde el sonido se amplifica.
- Observar al niño durante y después del evento, vigilando signos de incomodidad o cambios en su respuesta a los sonidos.
- Consultar al pediatra si se detectan cambios en la audición o en la conducta relacionados con el sonido.
- Informar a familiares y cuidadores sobre los riesgos del ruido elevado y las medidas de prevención.