Uno de cada cuatro menores tiene problemas de alimentación, según destacan desde la Copa COVAP y el Colegio Oficial de Logopedas de Andalucía (COLOAN). Hablamos de una situación que se ha incrementado en los últimos años. Así, según un estudio publicado en la revista 'Logopedia, Foniatría y Audiología', hay una creciente demanda de logopedas especializados en alimentación pediátrica.
¿Qué se debe hacer para solventar el problema? Y, por el contrario, ¿qué actitudes son perjudiciales y pueden agravarlo? Begoña Barceló, logopeda e integrante del COLOAN, aclara todos estos puntos.
Así se manifiestan los problemas en la alimentación infantil
Según un trabajo de investigación de la American Academy of Pediatrics (AAP), un referente mundial en salud infantil, entre un 20 y un 30% de los niños sufre dificultades severas en la alimentación. Patrones como la selectividad alimentaria muy acusada (solo comen unos pocos alimentos y se niegan a probar otros, por lo que su dieta es poco variada), la falta de masticación en edades infantiles avanzadas y el rechazo sensorial a ciertas texturas y sonidos de los alimentos es cada vez más común.
Esto puede afectar al desarrollo y la relación de los menores con la comida, además de impactar en su crecimiento; todo ello sin olvidar el importante nivel de estrés que supone para padres o cuidadores, para los que el hecho de sentarse a la mesa supone todo un reto.
Estrategias poco recomendables si el niño no come bien
Ante el temor de que el niño acabe teniendo problemas más serios que comprometan su buena salud si no se alimenta bien, los progenitores suelen emplear todo tipo de estrategias para intentar que coma. Pero no todas las opciones son igual de recomendables. Usar pantallas o juguetes para distraerlos mientras comen, insistir demasiado y presionar a los niños puede ser contraproducente.
“Estas prácticas pueden agravar el problema, llevando incluso al rechazo de ciertos alimentos y, en algunos casos, a un déficit nutricional”, advierte Begoña Barceló. Hay que tener en cuenta que una falta grave de alimento puede mermar el crecimiento cognitivo, físico, emocional y social de los menores.
Hay que fomentar en los menores el deseo de comer de manera autónoma y saludable, lo que resulta crucial para reducir el estrés que experimentan las familias
Problemas detrás de la negativa a probar alimentos
Las habilidades de alimentación infantil están también muy relacionadas con aspectos sociales y culturales, por lo que es un problema que va más allá del aspecto meramente físico y puede llevar al aislamiento del niño.
Pero, ¿qué hay detrás del rechazo a determinados alimentos? En algunos casos, la negativa a comer o las dificultades para masticar se relacionan con problemas sensoriales y motores, lo que afecta a la habilidad para gestionar la comida correctamente. Por ejemplo, muchos niños neurodivergentes (por ejemplo, autistas) presentan estas alteraciones con la comida.
Según señala la experta del Colegio Oficial de Logopedas de Andalucía, “aunque tradicionalmente este hecho se ha atribuido a problemas de comportamiento, hoy sabemos que la conducta es solo la punta del iceberg y que, más que la causa, representa una consecuencia más de estos problemas subyacentes”.
Pedir ayuda especializada de un logopeda
Los logopedas especializados en alimentación infantil son los profesionales de referencia para hacerse cargo de estos casos. Y, tal como recomienda desde la Copa COVAP y el COLOAN, la intervención ha de ser temprana para minimizar los efectos de esos patrones alterados de alimentación. Estos logopedas conocen las propiedades de los distintos tipo de alimentos y el modo en que se gestionan en la cavidad oral, por lo que su papel es clave para que el niño pueda ir aceptando nuevos alimentos y sea capaz de deglutirlos.
Aspectos como el modo en que se presentan o se preparan los alimentos, la forma de cortarlos y como se acompaña al niño durante las comidas puede marcar la diferencia entre el rechazo y la aceptación. Pero, además, "como especialistas en lenguaje y comunicación, también ayudan a que los niños y niñas con dificultades alimentarias aprendan a identificar y expresar sus preferencias y sensaciones, una vez que conocen el vocabulario de los alimentos, su origen y propiedades".
La asistencia logopédica a cada niño debe ser personalizada, en función de las dificultades que muestra, utilizando métodos y herramientas concretas adaptadas a cada situación y, muy importante, de un modo respetuoso para atender sus necesidades y desafíos. “En lugar de centrarse únicamente en que el niño o la niña coma, se busca fomentar el deseo de comer de manera autónoma y saludable, lo que resulta crucial para reducir el estrés que experimentan las familias, facilitando un entorno más positivo y efectivo en el proceso de alimentación”, explica la logopeda.
Desde este abordaje, se motiva a los más pequeños a probar y aceptar los alimentos, en lugar de forzarlos a comerlos.