Campamentos urbanos o con pernocta, teletrabajo, ayuda de familiares como los abuelos, turnarse entre los progenitores... Cada familia intenta buscar una solución para conciliar y poder atender a los hijos, que suelen tener muchas más vacaciones que sus padres.
Aparte de estas hay otras realidades y muchos dejan a sus hijos solos en casa, ya sea porque no tienen posibilidad de gastar más o no tienen apoyo de otras personas, o porque creen que sus hijos ya están capacitados, por edad o madurez, para permanecer en su domicilio sin la supervisión de un adulto. ¿Cuál es la postura de los pediatras?
Nunca antes de los 12 años
Según reclama la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), las autoridades educativas y en materia de servicios sociales (ya sean locales, autonómicas o estatales) debería implementar medidas "y ofrecer alternativas accesibles a todas las familias para evitar que los menores pasen demasiado tiempo sin la compañía de adultos.
“En la legislación española no existe una edad establecida para que un niño o adolescente pueda quedarse solo en su casa. Los pediatras de Atención Primaria, cuando las familias nos consultan, solemos decir que depende mucho de la madurez de cada menor, aunque como norma general, no recomendamos dejar a un menor sin supervisión por debajo de los 12 años”, explica el Dr. Ignacio Pérez Candás, coordinador del Grupo de Pediatría Social de AEPap.
Cuando hay que cuidar de otros hermanos
Aunque solemos pensar que solo las familias que no tienen recursos o apoyo de otros familiares son las que dejan solos a sus hijos en casa, la realidad es que también hay otros entornos acomodados en que los menores se quedan solos porque los padres estiman que ya están preparados. ¿Pero es realmente así? “Algunas familias consideran que su hijo o hija es suficientemente responsable, han tenido ocasión de dejarle solo alguna otra vez, y creen que ya tienen resueltos sus problemas de conciliación. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, aunque un menor sea maduro, no es lo mismo dejarle solo en casa porque los padres tengan que salir de manera puntual a hacer un recado, que optar porque permanezca solo en casa durante sus vacaciones mientras los padres trabajan", advierte el Dr. Pérez Candás.
Cuando los menores están solos de forma habitual en casa pasan demasiado tiempo sin la supervisión de un adulto "y creemos que puede ser perjudicial, al menos en algunos casos", subraya el pediatra.
Además, hay otra situación que se puede dar y es que el niño tenga que hacerse cargo de otros hermanos de menor edad. “Quizá un menor de 14 años sea responsable para permanecer solo un día de trabajo, pero en ocasiones se les asigna la supervisión de hermanos más pequeños. La madurez también debería evaluarse en este sentido”, insiste el representante de la AEPap. Y esto es especialmente importante cuando los menores tienen acceso a piscinas o similares que conlleven algún tipo de riesgo: "En piscinas y otros espacios de ocio acuático, por ejemplo, siempre incluimos entre las recomendaciones no dejar a niños al cuidado de otros más mayores. Esta situación se puede dar cuando se deja a los menores solos en vacaciones”, añade el especialista.
¿Qué pasa con los adolescentes?
Cuando los menores pasan de los 12-14 años parece que ya están más preparados para estar solos en casa, pues son más conscientes del riesgo. Sin embargo, los expertos de la AEPap llaman la atención a las autoridades sobre la necesidad de ofrecer alternativas de ocio para este grupo. “Permanecer largos períodos sin la supervisión, pero, sobre todo, sin la compañía de adultos de referencia, puede resultar perjudicial para los niños y niñas, que necesitan socializar con sus iguales, pero también referentes para su correcto desarrollo”, explica la Dra. Carmen Fidalgo, secretaria de la Junta Directiva de AEPap.
“En ocasiones, los servicios ofrecidos son meramente asistenciales, pensados para los niños y niñas más pequeños. Olvidan a los adolescentes y a veces son los que más necesitan la guía y el apoyo de familiares o educadores”, añade.
Otros problemas añadidos
Al margen de lo ya comentado, los pediatras hacen hincapié en los desafíos que el verano representa para muchas familias:
- Sin vacaciones: De acuerdo con la Encuesta de Condiciones de Vida de 2024, el 33% de los hogares españoles no pudo permitirse salir de vacaciones ni siquiera una semana al año. "Esta época no ofrece las mismas posibilidades de descanso y ocio a todos los menores", insisten. Ligado a estos problemas económicos está el de las altas temperaturas que sufren muchos en sus domicilios si no tienen acceso a aire acondicionado.
- Carencias en la alimentación: “En esta época, hay niños que pueden sufrir malnutrición que puede darse por defecto o por exceso, tanto nutrientes insuficientes como obesidad, que se presenta cuando la alimentación no es saludable, algo que sucede a menudo en familias de bajos recursos, pues a veces una alimentación no saludable es más económica”, destaca la Dra. Teresa Cenarro, vicepresidenta de la AEap.
- Falta de estímulos: Es lo que algunos denominan el 'olvido vacacional', por la falta de estímulos que pueden llegar a sufrir los menores que no tienen acceso a viajes, campamentos o situaciones distintas y enriquecedoras.