Ciertos animales (insectos, arañas, animales marinos o serpientes), a través de determinadas partes de su cuerpo (boca, aguijón, tentáculos, etc.), pueden transmitir al niño sustancias venenosas que pueden producir accidentes de leves a muy graves y originar lesiones que, en algunos casos, precisarán de tratamiento médico urgente.
En general, estas agresiones solo se producen si el animal ha sido provocado o molestado, ya sea de forma consciente o involuntaria. Por eso, la vigilancia cercana, la prudencia y la protección de los niños, además de evitar las situaciones de riesgo, son los factores que pueden evitar y prevenir estas situaciones.
Picaduras de abejas, avispas y abejorros a niños
La mayoría de las picaduras de estos insectos en niños no alérgicos producen hinchazón, dolor y picazón en el sitio de la picadura. Si no se ha extraído el aguijón, la lesión evolucionará durante días hacia la curación espontánea. Si se consigue extraer el aguijón lo antes posible, la curación es más rápida y los síntomas más leves.
Por cierto, para extirpar el aguijón de una abeja o de una avispa se debe utilizar un objeto romo, pues si lo realiza con unas pinzas, corre el riesgo de comprimir el saco del veneno y liberarlo dentro del organismo.
La vigilancia cercana, la prudencia y la protección de los niños, además de evitar las situaciones de riesgo, son los factores que pueden evitar y prevenir estas situaciones.
Los niños alérgicos a las picaduras de estos insectos pueden tener una reacción anafiláctica, situación considerada como una urgencia médica grave y caracterizada por los siguientes síntomas:
- Disminución de la presión arterial.
- Sincope o desmayo.
- Urticaria generalizada.
- Dificultad respiratoria.
- Hinchazón de cara, labios, garganta y lengua, con riesgo de edema de glotis.
Los padres de los niños que tengan alergia a las picaduras de estos insectos deben llevar consigo en situaciones de riesgo, un Kit con equipo y medicación adecuada (urbason, adrenalina y broncodilatador) para el tratamiento urgente de esta situación.
Las terapias de desensibilización con inyecciones repetidas suelen ser efectivas para su control, en casi todos los casos.
Picaduras de arañas en niños
Las picaduras de araña son menos frecuentes y de menor gravedad que las de otros insectos y, aunque hay arañas muy venenosas (como la viuda negra), en la mayoría de las especies sus colmillos son demasiado frágiles y cortos para atravesar la piel humana.
Se produce enrojecimiento, hinchazón, dolor e intenso picor. Para su tratamiento se lavará con agua y jabón la zona afectada y se aplicará hielo y compresas húmedas. Los medicamentos antihistamínicos y, en ocasiones, los corticoides, pueden ser necesarios.
Picaduras de medusas en niños
Las medusas poseen tentáculos que contienen gran cantidad de células “urticariantes” con un potente tóxico, que si se pone en contacto con la piel humana dan lugar a lesiones locales urticariales.
La reacción cutánea se caracteriza por picor intenso, escozor, sensación de quemazón y dolor, con reacción inflamatoria posterior y lesiones vesiculosas que pueden durar días, semanas y, en algunos casos, hasta meses.
La reacción general suele ser leve, pero en algunos casos, sobre todo si existió previa sensibilización, puede dar lugar a una reacción anafiláctica.
¿Qué se debe hacer si una medusa pica a un niño?
- Salir del agua lo antes posible.
- No frotar con toalla ni rascar la zona afectada.
- Retirar los tentáculos visibles con pinzas o con guantes de goma.
- Lavar las lesiones con agua salada. Nunca con agua dulce.
- Aplicar hielo en bolsa de goma o plástico.
- Tratamiento con antihistamínicos, antisépticos o corticoides, siempre bajo control médico o sanitario.
Mordeduras de serpientes
En España existen tres especies diferentes de víboras, que son las serpientes más peligrosas, por la gravedad de su mordedura. Los factores que marcan su gravedad son: la edad (más grave en niños), el lugar de la mordedura (más grave en cara y cuello) y el estado previo de salud del paciente. Estos son los factores que influyen de manera importante en el pronóstico.
Los síntomas son: dolor inmediato a la mordedura, intenso e irradiado a toda la extremidad; enrojecimiento e inflamación aguda del sitio de la mordedura con dos heridas inciso-punzantes correspondientes a los colmillos; aparición de ampollas y manchas violáceas de sangre extravasada y zonas de lividez y gangrena limitada al punto de inoculación.
Los síntomas generales son: digestivos en las primeras horas; cardiovasculares, más adelante; neurológicos y, finalmente, renales. En concreto, podemos observar los siguientes:
- Náuseas, vómitos y dolor abdominal.
- Hipotensión arterial y taquicardia.
- Cefalea intensa, neuritis perilesional y, en algunos, casos convulsiones.
- Insuficiencia renal.
¿Qué hacer si a un niño le ha mordido una víbora?
- Si es posible, identificar a la serpiente.
- Constatar la profundidad de la lesión por la señal de los colmillos en la piel.
- No cortar ni succionar la mordedura. Se puede puncionar alrededor de la lesión y succionar con jeringuilla.
- Colocar un vendaje compresivo o un torniquete flojo (si el paciente está a más de una hora del hospital).
- Aliviar el dolor con paracetamol.
- Inmovilizar el miembro afectado.
- Tranquilizar al niño y a su familia.
- Traslado urgente a un centro hospitalario.