La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya está vigilando la aparición y la evolución posterior de un nuevo virus, la variante del SARS COV-2 de la Covid-19, que ha aparecido en regiones orientales como Hong Kong, China y Egipto y que ha sido bautizado con el nombre de Coronavirus 1.8.1.
Esta variante, según los expertos, no parece causar una enfermedad más grave, en comparación con la del Covid-19, pues la mayoría de las personas infectadas manifiestan la enfermedad con síntomas leves. Sus características son similares a la epidemia anterior, ya que afecta más a personas mayores, con baja inmunidad y con patologías asociadas. Además, se ha comprobado que los síntomas y la evolución de esta variante es más leve y de mejor pronóstico, sobre todo, si el paciente padeció la enfermedad en la anterior pandemia del Covid-19 o si fue vacunado en esa anterior ocasión.
¿Cuáles son los síntomas de la nueva variante de coronavirus?
Muy similares a otras variantes de infecciones por coronavirus: fiebre de aparición súbita, escalofríos, tos, dolor de garganta, obstrucción nasal, fatiga, disnea, cefalea, dolores musculares y, en algunos pacientes, pérdida del gusto y del olfato.
¿Cómo podemos prevenirla?
Como ya aprendimos y sabemos: con el uso de mascarillas, sobre todo, en locales cerrados muy concurridos, lavado frecuente de manos, evitar la relación con personas enfermas o con síntomas de enfermedad, ventilación del hogar y reforzar la inmunidad con nuevas dosis de vacunas existentes para el coronavirus o ponerse las específicas para el caso, si las hubiere.
¿Cómo afecta la variante 1.8.1. del coronavirus a los niños?
En la pasada pandemia del Covid-19, una de las características que mas llamó la atención de los expertos fue el de su comportamiento y selectividad en relación con el sexo y la edad de los pacientes. Comprobaron que el virus infectaba con más frecuencia y letalidad a varones adultos o muy adultos, que a los adolescentes y a los niños.
No debemos confiarnos ni bajar la guardia ante las nuevas pandemias que puedan afectarnos
En los niños, en la anterior pandemia del Covid-19, existieron dos condiciones que evitaron una evolución grave de la enfermedad y que, por tanto, condicionaron que la mayoría de los cuadros de infección por coronavirus en los niños fueran casi asintomáticos.
La primera fue que, para que el virus invadiera los pulmones y entrara en sus células, necesitaba de la existencia de unos receptores nerviosos, los ACEII (inhibidores) de la angiotensina, que son muy abundantes en los pulmones de los hombres mayores y, por el contrario, casi inexistentes en los pulmones de los niños.
Y la segunda es que, debido a la inmadurez de su sistema inmunológico, la posibilidad de que en los niños se produjera una reacción inflamatoria sistémica, la llamada “tormenta de citoquinas”, salvo muy contadas excepciones, era muy escasa o casi inexistente; y, por tanto, la aparición de una neumonía bilateral, que es lo que daba gravedad al cuadro clínico, era muy remota y, en consecuencia, se presentó en contadas ocasiones.
La pandemia de Covid-19 fue un grave problema de salud en nuestra sociedad y en nuestro entorno y los niños sufrieron la enfermedad, como todos. Pero afortunadamente y por las razones aducidas, les afectó levemente y su morbilidad, en comparación con el resto de la sociedad, fue poco relevante.
Esperemos que esta nueva variante de coronavirus y este inicio de nueva epidemia por coronavirus sea controlada antes de que se difunda y esperamos que, por supuesto, afecte levemente a los niños, como así parece que está sucediendo, pero no debemos confiarnos ni bajar la guardia ante las nuevas pandemias que puedan afectarnos.