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Pediatría

¡Ojo! Alimentos con los que hay que tener especial cuidado con los niños

Todos ellos implican, por una u otra razón, un riesgo para los más pequeños

Existen determinados alimentos muy atractivos para los niños, pero que, por alguna u otra razón, pueden plantear un peligro o un riesgo para su salud. Nos referiremos a las chucherías, los frutos secos, los chicles, los aperitivos, el chocolate y muchos otros que tanta aceptación tienen entre la chiquillería. Otros, más saludables y habituales en la dieta, también pueden representar ciertos peligros por sus componentes o por su forma de prepararlos.

Chucherías

Es importante dejar bien claro desde el principio que las chucherías, golosinas, caramelos, no representan ni tienen, bajo el punto de vista médico, ningún beneficio para la salud y no poseen ninguna virtud dietética ni nutricional que aconsejen su consumo por parte de los niños.

Su composición, con elevadas cantidades de azúcar, altera el metabolismo de los glúcidos, ya que su rápida absorción, por ser un alimento muy purificado, eleva las cifras de la glucosa sanguínea. Además, actúan de forma muy perjudicial sobre los dientes, alterando el esmalte y favoreciendo la aparición de la placa dental y por tanto son causa directa de las caries.

En el aspecto dietético, las chuches alteran los hábitos alimenticios del niño, pues al tomarlas entre horas, disminuyen su apetito para la siguiente comida y hacen que disminuya la ingesta de otros alimentos con características dietéticas y nutricionales mucho más importantes para su nutrición y más beneficiosos para su salud.

Bajo el punto de vista psíquico y educativo, las chuches han sido tradicionalmente utilizadas, por supuesto, equivocadamente, como premio o como estímulo ante una proposición o un esfuerzo pedido al niño y, en otras ocasiones, como medio para ganarnos la voluntad del niño, su afecto y su cariño. Educacionalmente esta estrategia es equivocada y reprobable, pues utilizar como recompensa un dulce o una golosina hace que el niño se mueva solo por conseguir el premio.

En la sociedad actual, reconocemos que a veces es muy difícil evitar que los niños tomen chucherías. Las fiestas infantiles, meriendas y excursiones y la relación con otros niños hace difícil que el niño se abstenga de tomarlas. Si lo hiciere, sería conveniente acompañarlas de otros alimentos de más consistencia nutricional y que después de tomarlas, se cepille los dientes lo antes posible.

-Efectos perjudiciales del abuso de las ‘chuches’

  • Alteran el metabolismo de los hidratos de carbono al contener, en su composición, diversos azúcares de rápida absorción,
  • Favorecen la ganancia de peso y la obesidad por ser alimentos hipercalóricos (380 calorías por cada 100 gramos)
  • Al tomarlas entre horas, disminuyen el apetito y hacen que las tomas regulares sean de menor cantidad.
  • Intolerancias. Los colorantes, saborizantes y otros conservantes pueden dar lugar a intolerancia o reacciones adversas.
  • Riesgo de atragantamiento. Al tomarlas realizando otras actividades y también debido a su consistencia, pueden dar lugar a atragantamientos.
  • Favorecen la formación de la placa dental, dando lugar a la caries dental.
Niñas las observan©GettyImages

Frutos secos

Los frutos secos, sobre todo cacahuetes, maíz, avellanas, pistachos, son alimentos que se presentan tostados, salados y de otras formas, para consumo en forma de aperitivo. Estos alimentos procesados industrialmente, además de generar con alta frecuencia intolerancias y alergias en el niño, representan un riesgo muy elevado de atragantamiento o de introducción como cuerpo extraño en la vía aérea superior. La AEP (Asociación Española de Pediatría) recomienda que no deben estar al alcance de niños menores de cuatro años.

Chicles

La textura gomosa y blanda del chicle puede resultar peligrosa para los más pequeños y no debe permitirse hasta después de los tres años. Su adherencia a los dientes y su facilidad para aspirarlo puede dar lugar a atragantamientos.

Frutas con ‘hueso’

Las cerezas, las aceitunas, los nísperos y muchas otras frutas tienen un endocarpio que, por su estructura y tamaño, pueden ser peligrosas, no ya por su ingestión, que también, sino por su aspiración en las partes altas del sistema respiratorio.

Espinas y huesos

Las espinas del pescado y los huesos de las aves pueden ser tragadas por el niño y quedar clavadas en la mucosa del paladar, de la faringe o en la mucosa esofágica. Debemos ser muy cuidadosos en la limpieza de las raciones de estos alimentos previamente a su ingestión.

Filetes y embutidos

Debemos trocear en porciones muy pequeñas las piezas de carne, los filetes, el jamón, los embutidos y los fiambres. Recordar que, hasta pasados los dos años, el niño no tiene la dentición de leche completa y que su masticación es menos eficaz. La carne, si no está bien triturada, puede formar “bola” y producir un atragantamiento que dificulte de forma aguda la respiración del niño, al atascarse entre el inicio del esófago y la vía aérea.

Chocolate

Es el menos perjudicial de todos estos alimentos. El chocolate es un alimento de popularidad universal. Su consumo en diversas formas no ha hecho otra cosa que aumentar en todos los países desarrollados y su presencia en platos y preparados de pastelería en la alimentación de los niños es casi permanente.

El chocolate de consumo habitual es un alimento procesado y elaborado, pero tiene un origen natural entre los alimentos de origen vegetal, pues el cacao debería ser su principal componente. Por lo tanto, debería ser considerado un alimento saludable, siempre que se tome con moderación y a partir de determinadas edades, pues como el té o el café contiene en su composición sustancias estimulantes y además aporta a la dieta una elevada cantidad de calorías.

Aporta en sus diferentes formas, unas 500 calorías por cada 100 gramos. Contiene fibra, calcio, cobre, zinc, selenio, ac.folico y vitaminas A, B y E. La Feniletilamina es la substancia estimulante que puede generar euforia y bienestar.

Los preparados de chocolate de buena calidad son un alimento que, tomado en postres o como complemento de la dieta, en pequeñas cantidades y con moderación, tiene efectos beneficiosos para la salud. Su contenido hipercalórico le hace desaconsejable en niños obesos o con tendencia a la obesidad y sus sustancias estimulantes le desaconsejan en niños muy pequeños. Por el contrario es un alimento útil en épocas de ejercicio físico intenso o en periodos de intensa actividad física e intelectual.

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