Mujer dando a luz©AdobeStock

Parto

Parto natural y parto medicalizado, ¿conoces sus diferencias?

Hay muchos tipos de parto, según distintas variables. Si se utiliza instrumental, medicación, analgesia o no, si el bebé sale por el canal del parto o se trata de una cesárea... Cada uno tiene sus peculiaridades y servirá para cada mujer y su bebé.

Al hacer la distinción entre parto natural y parto medicalizado, Ana María Martín Casado, matrona en el Hospital Universitario de Guadalajara, disiente en la nomenclatura: “Todos son partos naturales, quizá habría que que hablar mejor de parto medicalizado y parto no medicalizado”.

Con ella vamos a repasar estos dos tipos de parto y qué diferencias existen entre ambos.

Cuando se usa medicación en el parto

Durante el proceso de parto puede requerirse el uso de medicación, tanto por cuestiones relativas a la madre o a su bebé. La más conocida es la analgesia epidural, que reduce o elimina el dolor que provocan las contracciones que van acercando al bebé al mundo extrauterino.

Pero hay otros tipos de analgesia, como el óxido nitroso, muy empleado en países anglosajones, y que provoca un estado en la madre que le permite tolerar mejor el pico más doloroso de la contracción.

En el momento en que se use la analgesia epidural en un parto vaginal o la anestesia epidural en una cesárea, así como el óxido nitroso u otros fármacos que actúen en este sentido, el parto es medicalizado.

Pero también hay otras medicaciones con usos distintos no relacionados con el dolor. Es el caso de las prostaglandinas, como apunta la experta, que sirven para madurar y acortar el cuello del útero. También la oxitocina, que favorece las contracciones. “Cuando el cuello ya está acortado, se pasa directamente a la oxitocina”, comenta. “Cuando las contracciones suponen un compromiso fetal se usa medicación para acortarlas”, destaca.

Analgesia no farmacológica

El alivio del dolor durante el proceso de parto no se consigue solo mediante fármacos. Así, en partos no medicalizados, es decir, en partos naturales, como son entendidos popularmente, se pueden utilizar otras vías analgésicas, como la inmersión en una bañera, las respiraciones controladas, la meditación y la libertad de movimientos para la mujer.

En todos estos casos hablaríamos de un proceso natural, no medicalizado. No obstante, hay partos, como destaca la matrona, en que “la mujer ha necesitado de la epidural, pero luego sigue evolucionando por vía fisiológica”.

“En Obstetricia hay que individualizar cada proceso, por lo que no conviene tener a priori patrones o pensamientos rígidos sobre lo que será el parto”, advierte.

Mujer dando a luz en el hospital©AdobeStock

Monitorización, uso de instrumental y episiotomía

La monitorización es una herramienta clínica con la que los profesionales médicos pueden conocer el estado de la madre y de su bebé durante el proceso de parto. Puede ser una monitorización continua o discontinua, y dentro de la primera, externa o interna. “Cuando se administra cualquier medicación a la mujer, está indicada la monitorización continua, que será interna o externa dependiendo de la situación fetal”, comenta Ana María Martín Casado. Estamos entonces ante un parto medicalizado.

También es así cuando se usa instrumental para acceder o sacar al bebé, y cuando hay que practicar una episiotomía. “La episiotomía se hace para acortar el expulsivo, que tiene cuatro fases. Si el bebé tiene poca reserva para aguntarlas todas, se recurre a la episiotomía, aunque lo general es tratar de intervenir lo menos posible”, destaca.


La recuperación posparto en ambos casos

Aunque, por lo general, la recuperación tras un parto no medicalizado puede ser más fisiológica, ya que al no haber intervención el cuerpo se recuperaría antes, “depende mucho de cada mujer, ya que también entran en juego otros factores hormonales y emocionales. Una mujer que ha pasado por una cesárea puede recuperarse muy bien si cuenta con apoyo. No solo depende de los factores clínicos”, insiste la matrona.

Hay algo muy importante que reseña la especialista y es la experiencia de parto que tenga cada mujer, y que depende mucho de las expectativas que ella se haya forjado y, en cierto modo, del juicio social. En algunos ámbitos se le da más valor a dar a luz sin epidural que con epidural y eso crea una gran presión a muchas mujeres que, en un principio, piensan parir sin ella, pero que luego por las circunstancias se ven obligadas a pedirla, y lo viven como un fracaso.

“Es importante que la mujer sea puesta en el centro de la Obstetricia y, además de garantizar la seguridad materno-fetal, hay que evitar que viva una mala experiencia en el parto, ya que esto deja una huella psicológica profunda”, alerta Ana María Martín Casado.

Así, la mujer embarazada ha de saber qué protocolos son los que hay en cada hospital, tener acceso a toda la información y corresponsabilizarse del proceso, demandando sus derechos en relación al parto.