Madre triste con su bebé al lado©GettyImages

Maternidad

La salud mental materna, clave para el bienestar y el desarrollo de los hijos

La maternidad es una experiencia tan radicalmente nueva que se producen importantes cambios en el cerebro de la mujer para ayudarla a adaptarse al cambio y que perduran durante años

El embarazo, el parto y el posparto implican importantes cambios físicos y también emocionales. Si bien cada vez se habla más de los emocionales, especialmente de los altibajos que suelen aparecer en el posparto, aún no se les da la importancia que merecen. Y no, no es solo una cuestión de estar más o menos sensible y de que la recién estrenada mamá se eche a llorar de vez en cuando sin saber muy bien por qué; estamos hablando de salud mental. La nueva realidad, ya con el bebé en casa, es tan diferente que puede conllevar importantes repercusiones en la salud mental materna. “Pocos eventos vitales son más transformadores que la maternidad, ya que los cambios que se producen ocurren a todos los niveles, emocional, cognitivo, hormonal, físico y social, lo que provoca que en ocasiones podamos llegar a sentir y vivir situaciones que nos resulten muy estresantes, frustrantes y superen nuestra propia capacidad de afrontamiento”, señala Bárbara Huarte Rodríguez, psicóloga perinatal y psicóloga experta en infertilidad, terapeuta sexual y de pareja y fundadora y CEO del Centro Psicológico Huarte (centropsicologicohuarte.com).

Se trata de cambios estructurales y funcionales, como nos indica Huarte, y son de tal calado que dan lugar a “una reorganización de las áreas cerebrales relacionadas con el procesamiento emocional, la empatía, la memoria y la toma de decisiones”. Esa extraordinaria reorganización mental permite que “se desarrollen los instintos maternales, que incluyen la capacidad de reconocer y responder a las necesidades del bebé, así como la conexión emocional y el vínculo afectivo entre la madre y el hijo”.

No son cambios que, sin embargo, se produzcan de un día para otro, aunque es evidente que son mucho más perceptibles al principio, en el posparto, que es cuando la mujer ya tiene a su hijo con ella y es consciente de que depende por completo de ella, así como de que su estilo de vida anterior ha cambiado radicalmente. La reorganización mental tras la maternidad es un proceso muy largo que abarca no solo el posparto; de hecho, como nos detalla la psicóloga perinatal, “los estudios científicos con los que contamos en la actualidad han demostrado que estos cambios siguen produciéndose en la madre hasta 6 años después del parto”.

“Este proceso puede provocar un gran abanico de emociones ambivalentes, desde la alegría y el amor hasta la ansiedad y la preocupación”. De ahí la necesidad de prestar atención a la salud mental materna, pues “se pueden experimentar cambios de humor, llanto fácil, sentirse sobrepasada y una sensación de gran vulnerabilidad durante todo el proceso de adaptación a este nuevo rol materno”. Para que podamos entender verdaderamente lo que estos cambios y esta etapa significan en la vida de una mujer, deberíamos hablar de la matrescencia, “término acuñado por la psicóloga Dana Raphael, que describe el proceso de transformación que experimenta una mujer al convertirse en madre”, similar al que ocurre en la otra etapa vital de mayor cambio, la de la adolescencia. “La maternidad, al igual que ocurre en la adolescencia, es un periodo de gran neuroplasticidad y vulnerabilidad mental donde se producen una serie de cambios que ayudarán a la madre a poder adaptarse a las enormes necesidades que demandará el futuro bebé”.

Es fundamental conocer toda esta información para poder entender, de verdad, cómo la maternidad puede afectar a la salud mental de una mujer. Por eso la CEO del Centro Psicológico Huarte indica que es preciso visibilizar, reconocer y apoyar a las mujeres durante este período de cambio. “Este apoyo comienza en el seno de la propia pareja, en el caso de tenerla, ya que el padre o madre no gestante tiene una función esencial de ser soporte emocional de la diada madre-bebé sin que esta figura pueda darse de manera independiente”. A ese pilar básico para la madre y el bebé habrá que unir el apoyo social y familiar con el que cuenta la mujer, pues “también será muy significativo para sentirse sostenida y facilitar emocionalmente esta transición”.

Madre cansada con su bebé en brazos©GettyImages

Por qué es importante cuidar la salud mental materna

La importancia de cuidar la salud mental materna radica en, primer lugar, en su propio yo; es decir, como todo individuo, tiene derecho a cuidar su salud física y mental para garantizar su propio bienestar, por mucho que la llegada al mundo de su bebé haga que todo su ser esté volcado en el pequeño, completamente indefenso sin ella. Que la recién estrenada mamá cuide su salud mental es, por tanto, indispensable para su propio bienestar emocional, “ya que la salud mental afecta todos los aspectos de la vida de una persona, incluidas sus emociones, pensamientos, comportamientos y relaciones”, apunta la psicóloga. “Favorece que la madre se sienta bien consigo misma, disfrute más de la vida y pueda tener una mejor gestión emocional ante las demandas del día a día”.

Además, el bienestar y la salud mental de la madre afectan directamente al bebé. Debe cuidar su salud mental y acudir a un profesional si lo considera necesario por estos otros motivos que Bárbara Huarte añade al anterior y explica:

  • Favorece el desarrollo de una vinculación sana y positiva con el bebé, ya que sabemos que la salud mental de la madre tiene un impacto directo en la salud mental del bebé y posterior relación con su hijo. Las madres que están emocionalmente equilibradas y saludables pueden establecer vínculos seguros y afectuosos con sus hijos, lo que promueve un desarrollo emocional, sexual y social positivo de este futuro bebé en la edad adulta.
  • Se convierte en un modelo de aprendizaje e imitación, ya que las madres son modelos de comportamiento para sus hijos. Si una madre cuida su salud mental y busca apoyo cuando lo necesita, está enseñando a su hijo/a la importancia de cuidar la salud emocional y buscar ayuda cuando sea necesario.
  • Propicia la capacidad para afrontar sacrificios y desafíos como la falta de sueño, la gestión del tiempo, la conciliación entre el trabajo y la vida familiar, así como el equilibrio de las demandas y responsabilidades múltiples. Contar con una buena salud mental ayuda a poder buscar soluciones y mantener una mirada positiva ante situaciones difíciles.
  • Previene la aparición de posibles psicopatologías como son la depresión, trastorno por estrés postraumático, trastornos de ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo, psicosis postparto o trastornos de la alimentación, no únicamente cuando se ha tenido dificultades en el pasado o un diagnóstico concreto. La detección temprana y el tratamiento adecuado son fundamentales para prevenir que estos trastornos afecten negativamente la vida de la madre y la relación con su hijo.
  • Promueve el bienestar familiar, ya que una madre que cuida su salud mental contribuye al bienestar general de su familia. Cuando las madres están emocionalmente estables y equilibradas, pueden proporcionar un entorno familiar amoroso, seguro y estable que beneficie a todos los miembros de la familia.

Pautas para cuidar la salud mental materna

De cara a prevenir posibles problemas de salud mental en cualquier mujer que esté dando sus primeros pasos en la maternidad o que esté a punto de hacerlo, lo más importante es, tal y como señala Huarte, “desmitificar el concepto idealizado y erróneo de la maternidad maravillosa”. Es el mensaje que la sociedad y la cultura transmite y es la idea que recibe la mujer. Sin embargo, por mucho que se desee tener un hijo y que este haya sido buscado, esa idea puede afectar directamente a la salud mental de la madre. “Cuando interiorizamos y normalizamos ciertos mitos como que cuando tengas a tu hijo o au hija en brazos sentirás un flechazo directo, las madres podemos con todo o la maternidad es lo más maravilloso que te puede pasar como mujer, o creencias erróneas del tipo como madres, hay que tener una paciencia infinita o vivir con una sonrisa perpetua, lo que hace es generar en realidad un gran peso lleno de frustración, culpa, estrés o tristeza en la propia identidad que tenemos como madres”, advierte la experta.

Teniendo en cuenta que desmitificar el concepto idealizado de maternidad implica a toda la sociedad y es mucho más complicado de conseguir, es necesario hacerlo de manera individual, desde nuestra propia realidad como madres: “este gran malestar emocional y escisión emocional aparece cuando nos damos cuenta de que lo que estamos sintiendo es lo contrario a lo que nuestra cabeza racional y el mensaje del exterior nos dice que deberíamos de estar sintiendo. Darnos cuenta de esto, normalizarlo e identificar de qué manera me está afectando, es clave para poder hacer después los cambios que necesitamos hacer”.

Para ello, Bárbara Huarte subraya la importancia del autocuidado, pues “nos recarga emocionalmente, previene el agotamiento y la fatiga, mejora nuestra capacidad para cuidar de nuestros hijo e hijas, aumenta la energía, vitalidad y nos ayuda a reducir los niveles de estrés y ansiedad”. Añade, además, algunas de las “herramientas y acciones terapéuticas que pueden ser de ayuda a la hora de practicar y mantener tu propio autocuidado a lo largo de tu maternidad”:

  • Dar un espacio para identificar y aceptar tus emociones.
  • Aprender a decir que “no” y establecer límites saludables.
  • Mantener una comunicación abierta y honesta sobre tus sentimientos y necesidades con tu pareja, personas de confianza o profesionales de la salud mental.
  • Mejora tu planificación, organiza tu tiempo para incluir momentos de autocuidado y prioriza lo importante.
  • Aprende a delegar tareas a tu pareja, persona de confianza o familiares cercanos, favoreciendo el concepto de equipo.
  • Cuida de tu alimentación, sueño y descanso
  • Practica ejercicio físico o el deporte que prefieras con regularidad.
  • Realiza actividades placenteras que te ayuden a relajarte y conectar contigo misma.
  • Ajusta las expectativas personales a la realidad, esto nos ayuda a dejar menos espacio para el sufrimiento.
  • Practica la autocompasión emocional, en la que puedas relacionarte contigo misma desde una mirada amable, con aceptación y comprensión en momentos de sufrimiento, dolor o dificultades, de la misma manera que lo harías con una persona querida en una situación similar.
  • Trabaja tu propio circulo de responsabilidad, recuerda que eres responsable de lo que puedes hacer y controlar. En el momento en el que intentes hacer algo que no está en tu mano será cuando empiecen a aflorar las emociones desagradables como la ansiedad, los debería, tengo que o la culpa.
  • Recuerda que la maternidad se construye poco a poco y que lo maravilloso no significa que tenga que ser perfecto.