Madre con su bebé en brazos©AdobeStock

Bebés

‘¿Se malacostumbra mi bebé si lo cojo en brazos?’

La crianza ha cambiado mucho en los últimos años. Ahora se aboga por una crianza respetuosa que ponga las necesidades del niño en el centro. Pero en la sociedad aún perviven algunas ideas que pueden generar culpa. Coger al bebé en brazos es una de ellas.

Una de las dificultades de la crianza es sortear las opiniones de las personas que te rodean y que pueden tener formas de encarar esta etapa muy distintas a lo que tú piensas o sientes. Si esas personas son cercanas, puede surgir incluso un conflicto.

Uno de los temas estrella en este sentido es si el niño si malacostumbra al cogerlo en brazos. Para hablar de ello, hemos consultado con Sara Noguera, especialista en crianza respetuosa y directora de Kimudi Crianza (www.kimudi.es).

¿El bebé tiene capacidad de manipular?

Cuando nace, el bebé es un ser absolutamente desprotegido que cuenta con muy pocos instrumentos para transmitir sus necesidades. El principal es el llanto. Por tanto, cuando tiene hambre, sueño, cuando nota el pañal sucio o cuando quiere estar cerca de su madre va a expresarlo así.

“Nos pide brazos porque es la forma más primaria de sentirse seguro y buscar refugio”, comenta la experta. “Llora como cualquier otro mamífero, para reclamar, para sobrevivir”.

Por tanto es una necesidad a cubrir. Si el niño se calma cuando lo coges en brazos no es que no le pasara nada, sino justamente lo contrario: que necesitaba el calor humano y ahora ya lo tiene.

“Cuando un menor de tres años pide brazos no es nunca manipulación, es necesidad. No podemos ‘adultizar’ el comportamiento de los niños como si tuvieran la misma intención que los adultos de sacar beneficio del entorno; no podemos pensar que es un adulto más”, señala Sara Noguera.

Madre con su recién nacido en brazos©AdobeStock

Si pide brazos, es que está ‘bienacostumbrado’

El bebé puede pedir brazos durante mucho tiempo y el hecho de que lo haga no significa que se ha malacostumbrado, sino al contrario. Como señala la especialista (@kimudi_crianza, en Instagram), que reclame los brazos “es señal de que lo estamos haciendo bien, que tu hijo te busque es que lo has ‘bienacostumbrado”.

No hace falta que pase nada grave para que el niño quiera estar pegado a su madre, a su padre o a su cuidador principal. Cuando es más bebé necesita el contacto físico para desarrollarse, pero cuando es un poco más mayor, por su cabeza pueden pasar muchas cosas que le hagan necesitar esos brazos: que ha visto un perro por la calle y se ha asustado, que de repente ha desaparecido el adulto de referencia de su ámbito de visión... En todo caso, son necesidades que tiene y las expresa así. No son necesidades de adulto, sino de niño. Una vez en brazos, el pequeño comprueba que tiene esa protección que necesita, y se calma.

Cubrir una necesidad para seguir avanzando

Coger en brazos al bebé cuando lo reclama es importante no solo en ese momento concreto sino para su desarrollo. “Si el niño pide brazos y se cubren esas necesidades, su cerebro deja de estar en alerta. Es entonces cuando puede pasar a otra fase”, explica Sara Noguera. De este modo, se van cubriendo etapas necesarias y el niño está más receptivo para otras cosas. “No podemos ser los únicos mamíferos que desatienden a las crías mamíferas”, advierte.

A medida que pasa el tiempo, el bebé va adquiriendo otras habilidades y en lugar de pedir brazos empieza a comunicarse de otro modo, sabe pedir ayuda de distinta forma... Es una evolución en la que el contacto directo y físico que dan los brazos ha sido necesario. Además, “no solo hay que coger en brazos a los hijos porque te lo pidan, sino para disfrutarlos, porque tú quieras vivir ese momento”, aconseja.


El peso de la culpa por las opiniones ajenas

En la crianza suele opinar mucha gente, pero, especialmente cuando se trata de personas que han vivido su maternidad hace varias generaciones, como las abuelas, el estilo ha variado sustancialmente. Y aunque es notorio que la forma de criar a los hijos no tiene nada que ver con la que se seguía hace años, puede aparecer la culpa.

“Cuando le dices a una madre que está malacostumbrando a su hijo por algo que hace, surge la culpa. Y esto lleva a tomar decisiones a costa de lo que realmente piensas”, señala la experta.

“La culpa es un sentimiento, pero lo importante es cómo gestionamos ese sentimiento. Debemos ver qué es un problema real y qué no lo es y ponerle solución cuando sea posible. Cuando la gente dice que el bebé se va a malacostumbrar lo hace para que no les des al niño cosas que te va a pedir en el futuro. A veces se habla desde una experiencia de maternidad casi antagónica a la actual, y la madre debe tener esto en cuenta”, apunta.

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