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Adolescentes

Cómo enseñar a los adolescentes a hacer un uso responsable de las redes sociales

Es necesario valorar, en primer lugar, si nuestro hijo está preparado para recibir el móvil, si es lo suficientemente maduro y responsable para ello

El acceso sin ningún tipo de limitación a las redes sociales y a Internet por parte de los adolescentes está acarreando serias consecuencias (en su salud mental, en la manera de entender las relaciones, en cómo perciben su propia imagen…). De ahí que haya cada vez más padres preocupados por tomar las riendas de la situación y proteger a sus hijos de la mejor manera posible. Esa es la causa que ha movilizado a miles de familias en toda España para no dar el móvil a los menores antes de los 16 años y al que se han unido otro tipo de iniciativas particulares de menor envergadura (pero que también suman), por ejemplo, por distritos en diferentes municipios y en centros escolares, como el IES Joaquín Rodrigo de Madrid, que ha iniciado una campaña en Change.org para promover un control real en el acceso a las redes sociales de los más jóvenes.

Mientras esas medidas llegan, mientras se establece un control real del contenido al que los menores de edad pueden acceder y mientras muchas familias toman la decisión de retrasar la entrega de un móvil a sus hijos, ¿qué podemos hacer para protegerlos aún con la posibilidad de que accedan a contenido que no deberían ver? En primer lugar, prohibir el uso del móvil es “un parche, pero no es la solución”, según Rocío Ramos-Paul (Supernnany), psicóloga, divulgadora y directora de Ramos-Paúl Psicólogos (rocioramos-paul.com). “La solución, nos guste o no, es que aprendan a hacer un buen uso del móvil”. La cuestión es cómo los padres podemos enseñarles a hacerlo.

Pautas para enseñar a los adolescentes un uso responsable de las redes sociales

1º Poner límites y normas. Es fundamental establecer las normas y los límites en el preciso instante en el que les damos, por primera vez, un móvil. “Una de las pautas que le doy a los padres es que digan a sus hijo oye, que no se te olvide nunca que esto que te doy es mío, no es tuyo, es mío: yo lo pago, yo lo pongo, yo lo quito”, algo que, nos cuenta, no siempre tienen claro los padres.

A continuación, hemos de establecer con él las normas de uso: “si lo utiliza mal, ¿qué hacemos?, ¿se lo retiro o no se lo retiro?; va a tener WhatsApp o no…”. El adolescente debe tener muy claro cuál es la consecuencia de un uso indebido de las redes sociales o del teléfono. “Esto son límites y normas, de esto sí sabemos” los padres, señala Ramos-Paul.

2º Educación. Es algo que hay que trabajar desde mucho antes de darles su primer móvil: “hay que sentarse con él a ver los contenidos que ve previamente para hablar de sexo, para adelantarme al porno, para hablar de respuestas distintas a la agresividad, para que no utilice las redes -que son súper poco empáticas- para meterse con un compañero…”

3º Facilitarles más la ‘vida analógica’. Los padres debemos “empeñarnos” en que nuestros hijos vivan experiencias reales: “que si no haces deporte en equipo, lo hagas o tengas algún tipo de grupo; que si no sales los fines de semana, empieces a salir con tu grupo de amigos…”. En definitiva, “que su vida digital no sea superior a la vida analógica”. Debemos “dotarles de experiencias para que vean que la vida real es distinta”, aconseja la psicóloga. “¿Cómo aprendes las cosas? Cuando te das cuenta de que la mitad de la gente está como tú” y que quien se muestra en las redes sociales “ni es altísimo, ni guapísimo, ni delgadísimo”.

4º Límite de edad. No es lo mismo darle un smartphone a un adolescente que a un niño, algo que no es tampoco inusual hacer (de hecho, es un regalo habitual de Primera Comunión). Ramos-Paul considera que el límite de edad “lo va a tener que poner cada uno en su casa” en función de la madurez y la responsabilidad del hijo, pero siempre dentro de la adolescencia, no de la niñez. “Por ejemplo, ahora que se acercan Papá Noel y los Reyes Magos, un móvil no debería ser un regalo a los diez años porque es una herramienta muy potente”, apunta la psicóloga.

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¿Cuándo podemos darle su primer móvil a nuestros hijos?

Antes de darle un móvil por primera vez a nuestro hijo o nuestra hija, hemos de valorar, como nos recomienda Ramos-Paul, si es un chico o una chica responsable: “cuando le pido que haga algo, ¿lo hace?; ¿cumple con sus tareas cotidianas?; cuando le digo ‘apaga la tele’ o ‘apaga el ordenador’, ¿lo hace sin enfadarse?…”. Todo esto son aspectos que “tengo que evaluar para saber si va a ser capaz de hacer un uso responsable” del móvil o no.

También es fundamental hacer ‘ensayos previos’, es decir, que el padre o la madre le dejen en alguna ocasión su móvil para que, por ejemplo, utilice WhatsApp u otra red social y comprobar si lo ha utilizado de manera correcta y si, en el momento en el que le decimos que lo deje y nos lo devuelva, lo hace.

Por otro lado, debemos tener muy en cuenta la personalidad de nuestro hijo. Indepedientemente de que sea muy maduro y muy responsable, hemos de valorar si tiene tendencia a tener un estado de ánimo depresivo y a cómo reacciona a las críticas. “Hay unas características personales en las que, efectivamente, las redes sociales pueden incidir de manera mucho más potente en la salud mental: creando complejos, estados de ánimo depresivos…”.

Es importante también considerar si tiene o no amigos, puesto que “en los grupos de iguales, cada uno tiene un papel, es donde yo aprendo a recibir críticas, a decir ‘sí, ella es más guapa que yo, pero yo tengo otros valores’”. Y es importante porque, “cuando la autoestima depende tanto del grupo como ocurre a esta edad, es mucho mejor vivirlo con el grupo porque, por más que yo se lo cuente como padre, no me va a creer, lo cual no significa que no haya que lanzar el mensaje de que hay una vida irreal” en las redes sociales.

 

Medidas que no son una solución para proteger a nuestros hijos de un mal uso de las redes sociales

1º Prohibir el móvil. Ramos-Paul considera que no es útil hacerlo, en primer lugar, porque “cada vez que prohibimos algo, hacemos que el objeto se convierta en un mayor deseo”; en segundo lugar, porque un chico de 14 ó 15 años “es autónomo, es decir, es no vamos a conseguir que deje de acceder a contenidos, no vamos a conseguir que deje de ver pantallas, aunque se lo expliquemos, por características propias de la adolescencia”.

2º Aplicaciones de control parental. “Estos sistemas están muy bien hasta los 12 ó 13 años, luego no; no es que no estén bien, es que se lo van a saltar”, dice la experta y nos pone como ejemplo que que algunos chicos y chicas, cuando salen, mandan a los padres su ubicación, la dejan fija y ellos se van a otro lado.