Bebé durmiendo con un peluche©AdobeStock

Pediatría

‘Mi bebé necesita ayuda para dormise, ¿es normal?’

El sueño infantil es uno de los temas que más dudas despiertan entre los padres. A menudo plantea muchas situaciones que no saben cómo resolver y que les inquietan, ya que finalmente afectan al descanso y la organización de toda la familia.

El sueño es un proceso evolutivo cuya autonomía se va adquiriendo con el tiempo. Durante la etapa fetal, el bebé se duerme solo, pero en unas condiciones muy particulares, mecido por el líquido amniótico, a una temperatura constante, a salvo de ruidos... Pero en la vida extrauterina es diferente, y por eso a algunos les cuesta dormir de forma autónoma. ¿Hay algo de malo en ayudarlos o acompañarlos? ¿Qué podemos esperar de verdad del sueño de los más pequeños?

Para hablar de ello, hemos charlado con Ana Planelles, asesora especializada en sueño de ‘Ducha, cena y a dormir’, que ha publicado El solucionario del sueño infantil (Ed. Martínez Roca), donde, con un enfoque respetuoso, descubre cómo instaurar buenos hábitos de sueño entre los más pequeños.

Cada niño es un mundo en relación al sueño

Uno de los problemas que hay con respecto al sueño de los bebés es que los padres tienen unas expectativas que no tienen nada que ver con la realidad. Hay bebés que duermen plácidamente toda la noche sin intervención de sus progenitores, pero hay una gran mayoría en que esto no es así.

Alcanzar un sueño autónomo, en que los padres no tengan que estar presentes para que el pequeño se duerma tranquilo, depende de cada uno. “Hay minis que duermen así desde que nacen y hay otros a los que les cuesta seis años. El sueño es evolutivo y en algún momento, sin intervenir, ocurre”, destaca la experta de www.duchacenayadormir.com.

Durante los primeros meses de vida, el bebé necesita la proximidad física de sus padres, por eso Ana Planelles no recomienda pasarlos a otro dormitorio hasta pasados los seis meses. A partir de ahí, sugiere hacerlo “cuando los padres estén preparados para que ocurra; muchas veces somos nosotros los que no queremos, o bien por comodidad porque aún se despierta muchas veces, o por pena”.

El solucionario del sueño infantil©Ed. Martínez Roca

¿Hay algún problema en dormirlos en brazos?

Los bebés necesitan el contacto físico de una forma muy acusada. De hecho, incluso para dormir, no concilian el sueño si no es en brazos. ¿Hay algún inconveniente en que sea así? “No hay ningún problema, al final es más importante que duerman a cómo se duerman, pero es cierto que quizá llega un momento en el que sean los padres los que quieren dejar de hacerlo”. Es entonces cuando sugiere buscar ayuda especializada.

Ese dormirse en brazos está muy ligado al balanceo que muchos bebés necesitan para dormirse. ¿Es negativo acunarlos para que se duerman? “No, tampoco es negativo”, responde Ana Planelles (@duchacenayadormir, en Instagram).

No obstante, advierte que “una siesta en constante movimiento no es igual de reparadora que en calma, pero siempre será mejor un par de horas en movimiento que 30 minutos sin él”. En este caso, suele pasar igual que con los brazos, se puede convertir en una necesidad que los padres deberán ir gestionando.

Muchos niños son extremadamente sensibles al cambio de los brazos a la cuna; parece que tienen un sensor que les indica cuándo pasan a otro ambiente y se despiertan de inmediato al depositarlos en su cunita. ¿Qué se puede hacer para evitarlo? “Lo ideal es esperar a hacer ese cambio a que estén profundamente dormidos y acompañar el movimiento con contacto al dejarle; por ejemplo, posar las manos encima para que el cambio no sea tan drástico”. Los bebés se despiertan por el cambio de postura, de temperatura, de olor, de sonidos... y porque encima de los padres “suelen sentirse más protegidos”.


¿Qué rutinas les ayudan a dormirse más tranquilos?

Hay una serie de recomendaciones que funcionan para que el momento de irse a la cama sea más tranquilo y los más pequeños concilien el sueño con facilidad. Estas son las que recomienda la experta:

  • Eliminar las pantallas dos horas antes de dormir.
  • Optar por juegos tranquilos.
  • Leer algún cuento.
  • Pasar un rato con ellos dándoles atención.

“Es importante marcar los últimos minutos con las mismas acciones: despedida, una canción, lectura de un cuento... mismo orden y mismas cosas cada día. Así van mucho más preparados para dormir porque saben perfectamente qué paso viene después”, apunta. En cada familia estas rutinas se adaptarán a lo que vaya mejor; en algunos casos la cena será antes de la ducha, en otros será después... Es importante reconocer qué necesita cada niño y ofrecérselo para que el paso al sueño sea del mejor modo.

Muchos niños necesitan un objeto de apego en ese momento, como un osito, un pañuelo suave... Está bien ofrecérselo si necesitan acudir a él. “Al final, es una herramienta más que le ayuda a sentir seguridad; no hay nada de malo”, destaca.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.