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El papel del orden de nacimiento en la personalidad de tus hijos: así les influye

Hay un fundamento científico detrás que explica la psicología y que acompañará a cada niño a lo largo de su vida

¿Tienes dos o más hijos y a menudo te cuestionas cómo pueden ser tan diferentes? Pues la causa puede estar, entre otras, en el orden de nacimiento. Lo que en primera instancia podría parecer un mero dato circunstancial desempeña un papel relevante en la formación de la personalidad de cada niño. “El orden de nacimiento puede ser un indicador en las relaciones entre hermanos y un futuro predictor del estilo de vida” y también “del inicio de la autoestima de un individuo”, tal y como nos detalla Diana C. Jiménez, psicóloga infantil y experta en disciplina positiva que ha investigado en torno a este tema.

No solo el orden de nacimiento va a influir en la personalidad del niño; este formará parte de una ecuación en la que entran en juego otros factores: “características innatas, a las cuales se le suman la acumulación de experiencias y acciones recíprocas entre el ser humano y su medio, estas características se ponen de manifiesto cuando el niño se relaciona con su entorno”. Y una de las maneras de relacionarse con su entorno, y en particular con su familia, es precisamente el lugar que ocupa en esta en función de si nació antes o después que sus hermanos. De hecho, hasta tal punto es así que existe la llamada teoría del orden de nacimiento, formulada a principios del siglo XX por Alfred W. Adler, psicoterapeuta austríaco que colaboró con Sigmund Freud y fundó la psicología individual.

Teoría del orden de nacimiento

“Adler fue el primero que planteó la importancia del orden de nacimiento en la formación del estilo de vida y en la relación entre hermanos”. La teoría del orden de nacimiento establecía que “ser mayor o menor que los hermanos y ser expuesto a actitudes distintas por parte de los padres crea en la niñez condiciones diferentes que ayudan a determinar la personalidad”, apunta Jiménez, que cita al psicoterapeuta austríaco para explicarnos que “los primeros años de vida de una persona tienen una importancia capital en la formación del estilo de vida, junto con las influencias familiares”.

A Adler han seguido otros investigadores para dar respuesta a esta curiosa influencia en la formación de la personalidad de un individuo. Entre ellos, el neurólogo y psiquiatra alemán Johannes H. Schultz, el psicólogo estadounidense Frank Sulloway y la propia Diana C. Jiménez. En su estudio, que tenía una muestra de 98 familias, Jiménez constató una serie de características que tenían en común los niños nacidos en un determinado orden y que enumeramos a continuación.

La personalidad de cada hijo en función del orden de nacimiento

Hay que partir de que los expuestos son rasgos que no tienen que cumplirse a rajatabla en todos los casos, pero que sí se dan de manera muy genérica. “De hecho, se ha observado que, cuando hay variaciones en esas características, es indicador de otras dificultades en la familia. Por ejemplo, si el mayor no tiene las características propias del primogénito, puede ser indicador de dificultad en las relación de los padres; o si el problema es con el hijo mediano, por problemas en la constelación familiar con el hijo mayor”.

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Según los datos recopilados por la psicóloga infantil, las características que, por lo general, tiene cada niño en función de su posición en la familia por nacimiento son:

-Hermano mayor:

  • Con sentido del deber
  • Responsables
  • Perfeccionistas
  • Precavidos

-Hermanos pequeños 

  • Juguetones
  • Divertidos
  • Cariñosos
  • Rebeldes
  • Optimistas
  • Demandantes
  • Poco disciplinados
  • Sociables

-Hermanos medianos

“Los niños medianos o niños sandwich nunca fueron mayores ni tuvieron los privilegios de los pequeños, así que su tendencia es a buscar la justicia y encontrar su lugar”, explica la experta. “Son cariñosos, pero a la vez poco demandantes de cariño y más ‘exigentes’ en sus necesidades”.

-Hijos únicos

En este caso varía más, en función del papel que adoptan dentro de la familia, ya que “pueden compararse con uno de los progenitores, primos o vecinos y pueden adoptar el rol de hijo pequeño o o de hijo mayor a su antojo y conveniencia”.

-Hermanos gemelos o mellizos

Los hermanos gemelos o mellizos también se identificarían “con los roles propios del mayor o del pequeño porque buscan ‘diferenciarse’ y son tratados desde ese lugar de nacimiento, aunque solo sea por minutos de diferencia”.

-Más de tres hermanos

“Cuando tenemos más de tres hijos, el orden de nacimiento vuelve al inicio”, asegura Jiménez. De este modo, “el cuarto hijo tendrá rasgos de hijo mayor y así sucesivamente”.

 

¿Por qué influye el orden de nacimiento de los niños en su personalidad?

El motivo de que cada niño tenga su personalidad en función de su orden de nacimiento dentro de la familia no tiene nada que ver con una razón esotérica, sino que se debe a cuestiones analizadas por la psicología con fundamento científico. “Cuando nace el primer hijo, este puede elegir todas las características que quiera, que normalmente coinciden con las que más quieren los padres: despierto, considerado, respetuoso, no defrauda... Y cuando llega el segundo hijo a la familia este tiene dos opciones: escoger nuevas habilidades, porque las otras ya las tiene su hermano (y entonces es más movido si el otro no lo es, menos hablador si el otro habla más; muy curiosos si el otro no lo es tanto... etc.) o competir con el hermano mayor para ‘quitarle’ esas habilidades (quiere ser el primero, ganar siempre, hacer cosas que aún no puede por edad…)” y lo mismo ocurrirá con el resto de hermanos.

En todo caso, las decisiones que ese niño, cuando era pequeño, tomó y las conclusiones a las que llegó “acerca de quién era comparándose a sí mismo con sus hermanos, o en el caso de ser hijo único con vecinos, primos o alguno de sus progenitores,le van a acompañar toda su vida”.

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