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Crianza

Padres primerizos de gemelos o mellizos, ¿una losa emocional?

La alegría por la llegada de los bebés hace que emane el sentimiento de culpa cuando vemos que no somos capaces de manejar la situación, que implica un doble gasto mental y emocional

Ser madre o padre primerizo no es sencillo. Los primeros años de vida del bebé pueden suponer un auténtico reto y más aún si son mellizos o gemelos. Los llantos, las horas en vela, los pañales… todo se multiplica por dos y, con ello, el desgaste emocional de los progenitores. “Se supone que tienen que estar felices y agradecidos y lo que sienten es cansancio, bajo estado de ánimo, ansiedad, estrés, irritabilidad y mucha frustración porque por mucho que les habían dicho que era difícil no se lo imaginaban así”, expone Cecilia Martín Sánchez, co-directora del Instituto de Psicología Psicode, en Madrid, Alicante y Valladolid.

A eso hay que sumar que, como apunta su compañera en la dirección de Psicode, Marina García Fuentes, “tenemos que tener presente que muchas parejas con hijos de mellizos o gemelos, vienen de tratamientos de fertilidad, estos procesos desgastan mucho a nivel emocional y las parejas traen secuelas de esta etapa anterior”.

“En muchos casos, las parejas han pasado por procesos largos, donde han tenido que realizar muchos intentos, con lo que supone frustraciones y cambios importantes en la economía familiar, momentos duros de pérdidas y duelos por embarazos no llegados a término, situaciones donde alguno de los dos no ha sentido empatía o falta de acompañamiento por su pareja…”. Cuando la ilusión por convertirse en padres por fin se hace realidad, “a pesar de estar ilusionados con el hecho de tener hijos, al venir dos hijos de golpe con sus demandas dobles, implica un doble gasto mental y emocional”.

Y una vez que se superan los primeros meses de vida, que son, por lo general, los que más inseguridades generan a una mamá o a un papá, se sucede la siguiente etapa, que tampoco es sencilla: “llegan las rabietas, los celos entre hermanos y muchas parejas discuten por las diferencias que tienen a la hora de educarles”, señala García Fuentes. “No es fácil que dos personas, que vienen de familias diferentes, con estilos educativos diferentes, se pongan de acuerdo en cómo hacer las cosas”. Y todo eso, como sabemos, tiene consecuencias, que pasan por el estrés, por la sensación de desbordamiento emocional y, en ocasiones, por crisis de pareja.

Time to feed baby's©iStockimages

Situaciones habituales en padres primerizos de gemelos

  • Miedo a no estar haciéndolo bien como padres. Sienten que “algo debe de fallar en ellos” porque no son capaces de criar a dos hijos al mismo tiempo sin estar agotados, irritables y estresados. Se comparan con otras parejas a quien ven en el parque paseando ‘felizmente’ a sus gemelos o con aquellos que publican continuamente en redes sociales ‘el amor y la felicidad’ que tienen con sus hijos. Se cuestionan si son válidos para criar a sus hijos y si son o no buenos padres. La culpa se apodera de ellos cuando en algún momento”.
  • Angustia por no poder atender a sus dos hijos a la vez. “Los adultos estamos programados biológicamente para que el llanto del bebé desencadene en nosotros una respuesta automática para atenderlo y nos movilicemos” y ese mecanismo ocurre cuando “nuestro cerebro libera oxitocina, que es una hormona que nos motiva a cuidar y protegerlo y también noradrenalina, la responsable de darnos cierto estrés”, detalla García Fuentes. “El objetivo no es más que movilizarnos para dar la respuesta al bebé y así asegurar su supervivencia y el mantenimiento de la especie”. Sí, todo tiene una explicación biológica, pero… “¿qué pasa cuando tienes dos bebes y solo dos manos?”
  • Entrar en colapso emocional. Si el papá o la mamá está solo con los dos pequeños, podrá atender a uno, pero en la mayoría de circunstancias, no a los dos a vez, de modo que el bebé cuya necesidad no está cubriendo seguirá llorando. Eso hará que “nuestro cerebro siga liberando noradrenalina, por lo que la situación pude llegar a desbordarnos”. Si además el bebé que sí está siendo atendido se pone también a llorar al oír a su hermano “debido a la empatía y a las neuronas espejo, es entonces cuando la madre o el padre entra en colapso y la situación les desborda o bloquea”.
Cecilia Martín y Marina Fernández, coodirectoras centro Psicoide©Homestudio

Decálogo para padres de mellizos o gemelos

Todo esto repercute a su vez en los hijos. Es muy difícil mantener distancia emocionalmente para que no les afecte a ellos. Por eso Cecilia Martín Sánchez y Marina García Fuentes nos presentan este decálogo para padres de mellizos o gemelos con el que podrán recuperar el control de la vida familiar y que se verán reflejados en el bienestar de nuestros hijos:

  1. Pedir ayuda, no creer que somos débiles por ello.
  2. Dejar un espacio para el diálogo. Igual que agendamos una sesión de fisioterapia o de pediatría, vamos agendar un ratito para comunicarnos. Hablar de cómo nos sentimos con nuestra pareja, sin reproches, empatizar con nuestra pareja, ayudará a que haya más conexión. Tratar temas de educación para ir en el mismo barco es clave para que luego en casa se respire buen clima, pues hay congruencia en normas y límites. Y también hablar de otros asuntos fuera de la paternidad/maternidad, porque no solo somos padres o madres
  3. Aceptar que nos somos perfectos y se pueden cometer errores.
  4. Cuidarse y buscar momentos de “respiro familiar” y de descanso
  5. Cuidar la relación de pareja, buscar un encuentro “sin niños” tantas veces que se pueda.
  6. Tolerar el desorden y relativizar la exigencia. Los días no son infinitos, llegamos hasta donde podemos, “las reglas de juego” han cambiado. Adaptarnos, aceptando que no somos superhéroes. Ya vendrán otros tiempos donde tengamos el salón recogido y la colada organizada.
  7. Menos culpas por no poder estar jugando con ellos, recordar que mellizos o gemelos tienen el mejor compañero de juegos, alguien de la misma edad que el/ella. Si papa y mama no puede jugar, estará su hermano/a.
  8. Intentar hacer actividades con ellos que les ayuden a estar más tranquilos para que los padres puedan descansar, tipo puzles, leer cuentos, cocinar, buscar que los juegos de los niños sean compatibles con cosas que a los papas les relajan.
  9. Acostumbrarnos a poner atención a los momentos agradables que experimentamos en el día a día, para nutrir a nuestro cerebro de estímulos positivos que ayuden a aumentar el ánimo y la energía.
  10. Tener una planificación y seguir unos ritmos. Cuando hay hábitos los niños se sienten más seguros, porque saben lo que viene y se vuelven más autónomos. Los padres ganan en tiempo y tranquilidad.
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