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Cuando tu hijo no te deja hablar con otros adultos y no sabes qué hacer para que deje de interrumpir

Explicamos por qué ocurre y damos una serie de pautas para lograr que se comporte de manera adecuada en este tipo de situaciones

Hablar tranquilamente con otros adultos en presencia de nuestros hijos parece, en ocasiones, misión imposible. Ya sea en persona ya por teléfono, el momento de paz previo se torna en un torbellino de preguntas y dudas que le surgen de repente y no puede aguantar a plantearte más tarde. O le vienen a la mente en un instante infinidad de anécdotas que considera imprescindible compartir urgentemente contigo (o con la otra persona) y, si no obtiene la atención que considera que merece, puede que empiece a hacer todo aquello que sabe que no te gusta o que no debe hacer. ¿Vives a menudo esta situación? A continuación explicamos por qué y damos algunas pautas para tratar de frenarla.

Por qué niños pequeños interrumpen a su padre o a su madre conversaciones con otros adultos

En primera instancia hay que partir de es algo completamente normal, sobre todo, si se trata de niños menores de 6 años. “Solo tiene que aprender a compartir a su padre [o a su madre], algo que no es fácil para él”, como explica la conferenciante y experta en crianza respetuosa Amaya de Miguel en su libro Relájate y educa. Soluciones eficaces para conflictos cotidianos (Plataforma Editorial).

1º Etapa del desarrollo. Entre los 2 y los 3 años, los pequeños se encuentran en la llamada etapa egocéntrica del desarrollo y, como indica su nombre, es una época en la que el niño se siente el centro de todo lo que le rodea y eso implica fundamentalmente a sus figuras de referencia. De ahí que no les resulte sencillo entender que sus padres dediquen más atención a otra persona que a él o a ella, aunque sea un breve momento.


2º Desconocimiento de normas sociales. Superada esta etapa, ya entre los 3 y los 6 años, pueden seguir con este comportamiento, pero el motivo ya no es tanto el ‘egocentrismo’ como el simple desconocimiento de ciertas normas sociales. No son conscientes de que se considera de mala educación interrumpir a otros en una conversación y, aunque se les haya avisado en repetidas ocasiones, la impulsividad propia de esta edad le dificultará enormemente pararse a reflexionar antes de actuar y decidir que no debe interrumpir.

3º Busca llamar la atención. Si bien entre los 3 y los 6 años ya no se encuentre, como decíamos, en la etapa egocéntrica como tal, eso no quiere decir que no busque llamar la atención en determinadas ocasiones por diferentes motivos y que quiera ser el centro de tu universo. Algunos pedirán abiertamente (incluso delante del otro interlocutor) que dejes de hablar o, si se trata de una conversación telefónica, que cuelgues, y otros pasarán a actuar; si después de haberlo intentado todo, su papá o su mamá sigue centrado en el adulto con el que está hablando, muchos niños optarán por ‘obligarles’ a hacerle caso por su mal comportamiento.

4º Niños muy ‘charlatanes’. Hay otros a los que les encanta hablar y el hecho de que sus padres dialoguen con otras personas puede ser una oportunidad de oro para expresarse y contar todo aquello que desea a un nuevo oyente. Suele tratarse de niños que, además de extrovertidos, son muy impulsivos y les cuesta autocontrolarse.

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¿Cómo evitar que un niño interrumpa conversaciones de sus padres con otros adultos?

1º Mantener la calma. Para poder parar el comportamiento en el momento, lo primero es mantener la calma (aunque no siempre es fácil, especialmente cuando han decidido ‘portarse mal’ para llamar tu atención). Lo mejor es detenerse un segundo, respirar y recordar que hay un motivo que induce a nuestro hijo a actuar de ese modo. Después, lo recomendable es pasar a seguir estrategias propias de la disciplina positiva.

2º Establecer un límite claro. Lo ideal es ponernos a su altura para mirarlos a los ojos y establecer el límite, explicándole qué debe hacer para avisarnos de que necesita decirnos algo cuando estemos hablando con otra persona. Por ejemplo, que nos dé un pequeño toque en el brazo y espere a que mamá o papá pueda atenderle, dejándole claro que lo hará lo antes posible. También es importante que entienda correctamente que, en caso de que se trate de una urgencia o de algo verdaderamente importante, puede interrumpir directamente. Habrá que ponerles ejemplos (una caída, alguien próximo que se ha hecho daño...) para que vayan aprendiendo a discernir qué es importante y qué no en estas situaciones.

3º Anteponerte a la situación. Con niños pequeños, ya sabemos que es fundamental anteponernos. Siempre que no sea un encuentro fortuito, sino planificado, hemos de avisarle de que vamos a hablar durante unos instantes con otra persona y cómo debe actuar para no interrumpir la conversación.

Un truco muy eficaz al respecto es que el que propone Amaya de Miguel y que consiste en hacer un dibujo que ilustre “la secuencia de lo que va a ocurrir”. Por ejemplo, “el padre y el niño se encuentran a la salida del cole, se dan un beso, se cuentan cómo ha ido el día y después el papá se entretiene hablando con otro padre”. La autora recomienda hacer el dibujo junto a nuestro hijo “en un momento de conexión” y dibujar cada una de las secuencias o situaciones en una página diferente.

4º Reforzar el comportamiento adecuado. Cuando actúe correctamente y sea capaz de avisarte como le has explicado de que quiere contarte algo cuando estás hablando con otra persona, es conveniente alentarle y darle la enhorabuena por haber procedido de manera adecuada.

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