Postparto, fobia de impulsión o miedo hacer al bebé.©Istock

Postparto

Fobia de impulsión, un trastorno obsesivo compulsivo que llega con la maternidad

Es un problema que aparece en el postparto y que provoca que la madre llegue a preocuparse mucho por la posibilidad de hacerle daño a su bebé

Durante los meses de un embarazo, es bastante frecuente que las futuras madres se obsesionen con algunos temas concretos, como lo que pueden o no pueden comer, o si estará bien su bebé, entre otros. Sin embargo, durante el postparto, más que de obsesiones, dicen los expertos, tenemos que hablar de posibles conductas evitativas y rituales de verificación. Entre ellos, destaca el trastorno obsesivo compulsivo perinatal (TOC) y las fobias de impulsión. Esto no es más que el miedo de hacer daño a tu propio bebé. Según nos cuenta Noelia Extremera, psicóloga perinatal especializada en maternidad del equipo de LactApp, “llega a convertirse en una experiencia muy angustiosa que experimentan especialmente las madres, pero también puede darse en los padres”. Suele ser un tema bastante tabú, por el miedo de los progenitores a ser juzgados, pero ocurre con mucha más frecuencia de la que pensamos y “sin necesidad de que exista una patología previa”.

Como sociedad, nos apunta, “es importante dejar de romantizar el embarazo y el postparto, presentarlos como lo que son, un momento en el que la información es vital y en el que se requieren muchos cuidados, porque, sin ello, se puede hacer especialmente difícil los primeros días de la maternidad”.

¿Qué es la fobia de impulsión en la maternidad y cuáles son sus causas?

La fobia de impulsión, nos explica la experta, “es un pensamiento que aparece de forma recurrente en el que la madre cree que puede hacer daño a su bebé o, incluso, a ella misma”. Este pensamiento suele aparecer acompañado de imágenes en las que se visibiliza haciendo daño y, lo más importante, “tiene una fuerte sensación de impulso a hacerlo”. Es realmente un sentimiento muy complicado de gestionar y las madres que lo experimentan, nos cuenta la psicóloga, “sufren un gran impacto emocional y una angustia constante que les llega a cuestionarse cada minuto su capacidad para ser madre”.

Esta situación es lo que puede derivar en lo comentado anteriormente, “esas conductas de evitación hacia los cuidados y atenciones que requiere su bebé”. No quiere cogerle, no quiere cambiarle el pañal, por ejemplo. Esta actitud, sin duda, agrava la situación, porque “refuerza la idea de incapacidad que ya de por sí tiene la madre” o, en algunos casos, también el padre.

Las fobias de impulsión pueden derivar en gritos, sacudidas, en golpear al bebé o dejarlo caer, entre las conductas más graves. Aunque hay que distinguir entre las activas (aquellas que buscan hacer daño al bebé deliberadamente) y las pasivas (hacer daño accidentalmente al bebé, por ejemplo, por un miedo obsesivo por tirarlo o porque se caiga). Estas últimas son mucho más frecuentes.

Es un problema para el que, en realidad, no se conocen las causas. Lo que sí es cierto, nos señala la experta, “es que suele aparecer en momentos en los que se viven picos muy altos de estrés y en personas con un perfil de responsabilidad y perfección bastante elevado”. De hecho, se ha observado la presencia de fobias de impulsión en mujeres sanas en un porcentaje bastante importante. En el caso de sufrir una depresión postparto, hasta un 40% de las mujeres suelen presentar este cuadro.

La fobia de impulsión, ¿tiene algún tratamiento específico?

Para poder hablar de los posibles tratamientos, “es muy importante que al principio, la persona que lo sufre, sienta que existen espacios en los que pueda expresar lo que está viviendo”, algo que es bastante complicado. Por ello, ofrecer espacios sin juicios en los que las madres y padres puedan contar cómo se sienten y recibir la atención que merecen es fundamental.

  • En líneas generales, nos explica la psicóloga, “poder compartir estos pensamientos y contextualizarlos cuando ocurren favorecen su resolución”.
  • En casos más concretos, “es conveniente pedir ayuda profesional para su abordaje”.

Y es que, el autodiagnóstico no es el camino, ya que las madres “no deben tener la responsabilidad de darse cuenta y poner remedio a la situación, sino que debe haber profesionales que las acompañen cuando sientan que algo no va bien”. Ante el más mínimo malestar, de hecho, toda madre o todo padre debe tener a su disposición un espacio seguro al que acudir, “no ya porque puedan poner a su bebé en peligro o a ellas mismas, sino porque merecen ser atendidas para poder cuidar, a su vez, de su bebé”, concluye la psicóloga.

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