Madre abrazando a su hija adolescente adoptada©AdobeStock

Adolescentes

¿Hay más problemas en la adolescencia en los hijos adoptados?

La adolescencia es una época temida de por sí por la mayoría de los padres. Pero ¿qué sucede en los hijos que han sido adoptados? ¿Hay más dificultades? ¿Qué deben saber los progenitores en este caso concreto?

Ser madre o padre a través de una adopción conlleva distintos desafíos. También para el hijo. El vínculo se va construyendo y en algunas fases pueden surgir algunos problemas concretos que se agudizan por la edad o por el momento de desarrollo que vive el menor. Es el caso de la adolescencia. Para saber si esta etapa es más compleja en los hijos adoptados, hemos recurrido a Montse Lapastora, psicóloga clínica y directora de Psicoveritas (www.psicoveritas.com), un centro especializado en psicología y adopción.

En busca de la propia identidad

En la adolescencia, los chicos se lanzan en búsqueda su propia identidad. Se van ‘separando’ progresivamente de sus padres para anclarse en su propio yo, y en ese momento sus iguales tienen un peso muy importante. Es normal, entonces, que haya cierto distanciamiento de los progenitores. Y esto es así en cualquier adolescente. “Es importante que la familia adoptiva sepa gestionar esto para no romper el vínculo”, advierte la experta.

Pero hay otro aspecto que suele condicionar mucho esta etapa y crear dificultades en el adolescente adoptado. “Le falta el eje fundamental para crear su identidad. No sabe de dónde viene, sus raíces y empieza a tener problemas de pertenencia con la familia adoptiva: ‘no me parezco’, ‘no son mis padres’...”, comenta Monste Lapastora.

Esas complicaciones para fojar la propia identidad pueden derivar en otras situaciones. “Cuando te sientes mal, te comportas mal”, insiste la psicóloga. Así, el carácter y la forma de actuar del adolescente tipo puede volverse más exagerado en el adolescente adoptado.

Distinto funcionamiento cerebral

“La rigidez mental es una característica del niño adoptado”, indica la directora de Psicoveritas. Y esto puede ser más visible en la adolescencia. Además, tienen necesidad de probar y comprobar si portándose mal les seguirán queriendo.

En los casos más graves en los que ha habido maltrato o un trauma, el comportamiento del menor puede ser aún más complejo. Es así, además, en esta etapa, ya que, tal como apunta la experta, “en la adolescencia se reeditan las dificultades del bebé”. Se ve, por ejemplo, en las dificultades de apego, que pueden llevar al adolescente adoptado a ‘saltar’ continuamente de una amistad a otra.

Esas huellas en el cerebro de situaciones dramáticas suelen aparecer a largo plazo. “Se puede observar un funcionamiento distinto del córtex cerebral, que condiciona problemas serios de aprendizaje, problemas en las relaciones sociales y baja autoestima”, detalla Montse Lapastora.

Cuando las conductas se vuelven mucho más graves, “se puede sospechar la presencia de un TEAF (trastorno del espectro alcohólico fetal), que es la primera causa de enfermedad mental evitable y que se produce por el consumo de alcohol por parte de la madre biológica durante el embarazo. Si las conductas son muy disuptivas, el adolescente podría tener un TEAF”, subraya.

Madre e hija adoptada abrazándose©AdobeStock

La presencia invisible de la familia biológica

“Llega un momento en que los adolescentes se dan cuenta de que su madre biológica los abandonó y piensan que algo malo hay en ellos para justificar ese abandono”, resalta la experta.

Según su experiencia clínica, los hijos adoptados tienen presentes a su familia de origen desde muy pequeños y quieren saber acerca de esta. De hecho, “preguntan desde muy pronto”.

En este sentido, su recomendación es acompañarlos siempre y estar a su lado en las dudas que tengan, respondiendo a sus preguntas sin idealizar el pasado, integrándolo en su vida desde el aspecto racional y desde el ámbito emocional. Por ejemplo: “Viniste de China; qué difícil tuvo que ser para ti estar allí solo tantos meses en un orfanato”, explica.

En la adolescencia, e incluso antes, los chicos pueden intentar ponerse en contacto con su familia biológica. En este sentido, el consejo de Monte Lapastora es que no resulte un tema tabú en la familia. “Pueden contactar a través de las redes sociales por ellos mismos y ni te enteras. Y se ponen en riesgo porque les pueden responder que no quieren saber nada de ellos, por lo que vivirían solos un segundo abandono”, comenta.

Cómo acompañar al hijo adolescente adoptado

Los padres pueden ser una ayuda muy importante para su hijo en este momento complicado en que se unen adolescencia y adopción. Así, hay una serie de pautas que conviene seguir, como aconseja la psicóloga:

  • Estar siempre. Que el hijo sienta que sus padres están a su lado física y emocionalmente. Esto es válido aunque el adolescente no exprese su dolor. Ha de saber que los progenitores lo comprenden aunque no lo verbalice.
  • Involucrarse. Los padres deben transmitirle a su hijo que lo que es importante para él, también lo es para ellos.
  • Incondicionalidad. El menor debe saber que los padres estarán siempre a su lado y que pase lo que pase no lo van a abandonar.
  • Hablar mucho sobre su adopción. La adopción nunca debe ser un tema escondido en la familia. La especialista aboga por charlar sobre ella desde el primer momento en que el niño llega a su nuevo hogar.
  • Ayuda profesional. En muchos casos será necesario contar con ayuda profesional para que, tanto los padres como los hijos que han pasado por una adopción, logren encontrarse mejor y elaborar una serie de emociones y pensamientos.